Capítulo 3: Descubriendo Sentimientos

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El tiempo parecía pasar volando para los chicos. Lo que comenzó como un intercambio casual sobre un concierto de Amaia se había convertido en algo más profundo, algo que ni uno ni el otro estaba listo para admitir. A medida que se acercaba la fecha del concierto, sus conversaciones se hicieron más frecuentes, más íntimas. Pasaban horas hablando por la noche, a veces hasta el amanecer, compartiendo risas, pensamientos y secretos.

Una noche, mientras se encontraba solo en su apartamento, Juanjo se dio cuenta de que estaba empezando a pensar en Martin de una manera que no había anticipado. Algo en la forma en que Martin le hacía sentir lo estaba haciendo cuestionar todo. No era solo la forma en que sus palabras parecían iluminar su día, o cómo su risa le hacía sentir un cosquilleo en el estómago. Era más que eso. Era la forma en que pensaba en Martin cuando se despertaba, o cómo se preocupaba cuando no recibía un mensaje de él en un par de horas.

Esa noche, mientras intentaba escribir una canción, su mente seguía volviendo a Martin. Decidió que necesitaba hablar con él, entender mejor lo que estaba sintiendo.

**DM de Juanjo:**
- **Juanjo**: Oye, Martin. ¿Estás despierto?

No pasó mucho tiempo antes de que Martin respondiera.

-**Martin**: Sí, estoy despierto. ¿Qué pasa? ¿Todo bien?

**Juanjo**: Sí, sí. Solo que… he estado pensando mucho últimamente. Sobre nosotros. Bueno, sobre cómo nos hemos estado hablando.

**Martin**: ¿Ah, sí? ¿Y qué has estado pensando? :)

**Juanjo**: No estoy seguro de cómo decir esto sin sonar raro, pero siento que hemos desarrollado algo especial. Algo más que solo una amistad.

Martin sintió un nudo en el estómago. Había esperado este momento, pero no estaba seguro de cómo reaccionar. Sabía que sentía algo por Juanjo, algo que había estado creciendo con cada conversación, con cada mensaje. Pero no estaba seguro si Juanjo sentía lo mismo, o si solo estaba confundido.

**Martin**: Sí, yo también siento que hay algo especial entre nosotros. Pero, Juanjo, quiero ser honesto contigo. Desde el principio, he sabido que me gustan los chicos. Siempre ha sido así para mí. Pero no sé cómo es para ti.

**Juanjo**: Lo sé, y te agradezco que seas tan abierto conmigo. La verdad es que nunca había sentido esto por un chico antes. Pero contigo… es diferente. No sé cómo explicarlo. Solo sé que me gusta cómo me haces sentir.

**Martin**: Me alegra saber eso, Juanjo. No tienes que etiquetar nada ahora mismo. Solo… seamos honestos el uno con el otro. Eso es lo único que importa.

**Juanjo**: Me gusta eso. Honestidad. Estoy dispuesto a descubrir lo que esto significa para mí. Y si soy honesto… me gusta hablar contigo. Me gusta mucho.

**Martin**: A mí también. Mucho.

Ambos se quedaron en silencio por un momento, dejando que sus palabras resonaran en el aire. Para Juanjo, era como un peso que se había levantado de sus hombros. Sentía que podía respirar de nuevo. Para Martin, era la confirmación de algo que había estado esperando, pero que no se había atrevido a admitir.

Desde ese día, sus conversaciones tomaron un nuevo rumbo. Empezaron a coquetear más abiertamente, a hablar de sus sueños y deseos de una manera más profunda. Hablaron sobre el futuro, sobre lo que les gustaría hacer y sobre cómo sería si alguna vez se conocieran en persona. Aunque ambos sabían que eso sucedería en el concierto de Amaia, comenzaron a imaginar otros escenarios, otras posibilidades.

Una tarde, después de una larga clase de actuación, Martin decidió enviarle un mensaje a Juanjo, algo que había estado pensando durante días.

**DM de Martin:**
- **Martin**: Oye, Juanjo. He estado pensando… ¿qué pasaría si después del concierto, nos tomáramos un tiempo para conocernos mejor? No solo como amigos, sino… ya sabes, como algo más.

**Juanjo**: ¿Te refieres a una cita?

**Martin**: Sí, exactamente. Una cita. Me gustaría ver a dónde podría llevar esto. Creo que tenemos algo bueno aquí, y me gustaría explorarlo.

**Juanjo**: A mí también me gustaría. Me da un poco de miedo, no lo voy a negar. Pero siento que vale la pena intentarlo.

**Martin**: No tienes que preocuparte, Juanjo. Solo quiero que seamos nosotros mismos. Sin presiones, sin expectativas. Solo tú y yo, y ver a dónde nos lleva.

**Juanjo**: Me parece perfecto. Me estoy empezando a emocionar por el concierto. Y también por conocerte en persona.

**Martin**: Yo también. Será una noche inolvidable, lo sé.

Con cada día que pasaba, la emoción crecía. Ambos sabían que el concierto no era solo una oportunidad para ver a Amaia en vivo, sino también un momento crucial para ellos. Una oportunidad para ver si la conexión que habían sentido a través de una pantalla podía traducirse en algo real, en algo tangible.

A medida que se acercaba el concierto, comenzaron a hacer planes más detallados. Hablaron sobre dónde se encontrarían antes del concierto, cómo se reconocerían en medio de la multitud, e incluso cómo se vestirían. Todo parecía estar alineado para una noche perfecta.

Sin embargo, a medida que la fecha se acercaba, también lo hacía la ansiedad. ¿Y si no era lo que esperaban? ¿Y si la chispa que sentían en línea no existía en persona? Ambos tenían miedos, pero también sabían que la única manera de saberlo era dar ese salto de fe.

Y así, a medida que las semanas se convirtieron en días, y los días en horas, Juanjo y Martin se encontraron a sí mismos contando los minutos hasta el momento en que finalmente se conocerían. Hasta entonces, tendrían que confiar en lo que ya sabían: que habían encontrado algo especial, algo que valía la pena explorar, algo que, pase lo que pase, nunca olvidarían.

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