Capítulo 2: Compartiendo Secretos

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Después de su primera conversación en Twitter, Juanjo se sintió más ligero de lo que había sentido en mucho tiempo. Durante los siguientes días, él y Martin siguieron enviándose mensajes directos, como si hubieran conocido al otro toda la vida. Las conversaciones fluían con facilidad y naturalidad, y aunque habían comenzado hablando sobre Amaia, sus mensajes pronto se volvieron más personales.

Juanjo despertaba cada mañana con una mezcla de emoción y anticipación, ansioso por ver si había recibido algún mensaje nuevo de Martin. Y cada vez que lo hacía, no podía evitar sonreír. Había algo especial en ese chico; su sentido del humor, su forma de ver la vida, todo parecía encajar de una manera que no había experimentado antes.

Martin, por otro lado, también estaba sorprendido por lo rápido que había formado una conexión con Juanjo. A pesar de ser una persona extrovertida y carismática, nunca había sido del tipo de confiar rápidamente en alguien. Pero con Juanjo era diferente. Había una sinceridad en sus palabras, una honestidad que le hacía querer compartir más sobre sí mismo.

Una tarde, después de una clase particularmente agotadora de danza, Martin decidió que era el momento de abrirse un poco más.

**DM de Martin:**
**Martin**: Hoy ha sido un día de locos. Me siento agotado, pero también feliz de haber sobrevivido, jajaja.

**Juanjo**: ¿Qué ha pasado? ¿Una clase intensa?

**Martin**: Sí, nos hicieron bailar durante dos horas seguidas, y luego tuvimos una clase de actuación en la que tuvimos que llorar a voluntad. Creo que me he quedado sin lágrimas, jajaja.

**Juanjo**: Vaya, suena intenso. No sé si podría hacerlo. Admiro mucho a los actores; ser capaz de mostrar emociones tan profundas así... es impresionante.

**Martin**: Gracias, pero no creas que es tan fácil. A veces siento que soy un fraude, como si no fuera lo suficientemente bueno.

**Juanjo**: Entiendo lo que dices. A veces siento lo mismo cuando canto. Me pregunto si realmente tengo lo necesario o si estoy persiguiendo un sueño imposible.

**Martin**: Sí, es como si siempre estuviéramos compitiendo con nuestras propias inseguridades, ¿verdad? Pero supongo que eso es lo que nos hace humanos.

**Juanjo**: Tienes razón. Y creo que también es lo que nos hace mejores. Querer mejorar, desear ser más de lo que somos.

Las palabras de Juanjo resonaron en Martin. "Querer mejorar, desear ser más de lo que somos". Había algo profundo en eso, algo que lo hizo sentirse más cerca de Juanjo de lo que se había sentido con muchos de sus amigos. Decidió que quería conocer más sobre el chico que había dejado su carrera para perseguir su pasión por la música.

Esa noche, mientras se preparaba para dormir, Martin no pudo evitar pensar en lo mucho que había llegado a significar Juanjo para él en tan poco tiempo. Sonrió para sí mismo, preguntándose si Juanjo sentía lo mismo.

Al día siguiente, Juanjo estaba sentado en su pequeño apartamento, intentando componer una nueva canción. Pero su mente seguía desviándose hacia Martin. Decidió que necesitaba despejarse un poco, así que le envió un mensaje.

**DM de Juanjo:**
**Juanjo**: Oye, ¿tienes un momento? Quiero contarte algo.

**Martin**: ¡Claro! ¿Qué pasa?

**Juanjo**: Es una especie de secreto, algo que no he compartido con muchas personas. Pero siento que puedo confiar en ti.

**Martin**: Estoy aquí para escuchar, Juanjo. Puedes decirme lo que sea.

**Juanjo**: Bueno... la verdad es que dejar la universidad para dedicarme a la música no fue solo por amor al arte. También fue porque... siento que estaba viviendo una vida que no era la mía. Como si estuviera siguiendo un camino que otros habían elegido para mí.

**Martin**: eso debe haber sido difícil. ¿Te refieres a tus padres?

**Juanjo**: Sí, en parte. Mi padre siempre quiso que fuera ingeniero, como él. Pero nunca me sentí realmente apasionado por eso. La música siempre ha sido mi refugio, mi forma de expresarme. Así que decidí seguir mi corazón, aunque eso significara no cumplir sus sueños.

**Martin**: Entiendo cómo te sientes. A veces, nuestras familias tienen expectativas que no coinciden con quienes somos realmente. Pero creo que es valiente seguir tu propio camino.

**Juanjo**: Gracias, Martin. Realmente significa mucho escuchar eso de ti.

**Martin**: Sabes, yo también tengo algo que quiero compartir.

**Juanjo**: Estoy aquí para escucharte.

**Martin**: A veces me siento como si estuviera viviendo una doble vida. Hay una parte de mí que es esta persona extrovertida, que siempre está bromeando y haciendo reír a la gente. Pero hay otra parte de mí que... que solo quiere ser entendida, que quiere encontrar a alguien que realmente vea quién soy.

**Juanjo**: Creo que todos sentimos eso en algún nivel. Pero si sirve de algo, siento que te estoy conociendo de verdad. Y me gusta lo que veo.

**Martin**: A mí también me gusta lo que veo en ti, Juanjo.

Ese intercambio dejó a ambos chicos sintiéndose más conectados que nunca. Durante los días siguientes, sus conversaciones se volvieron más profundas, más significativas. Compartieron historias de su infancia, sus sueños más grandes y sus miedos más profundos.

Martin habló sobre su amor por el mar, cómo cada vez que sentía que su vida se desmoronaba, se iba a la costa y se sentaba en la orilla, dejando que las olas le recordaran que la vida siempre sigue adelante. Juanjo, por su parte, le habló de las canciones que solía escuchar con su madre, de cómo la música había sido siempre su consuelo.

La amistad entre ellos florecía, pero también algo más comenzaba a tomar forma. Un sentimiento que ambos sentían pero no sabían cómo nombrar todavía. Algo que crecía con cada mensaje, con cada conversación.

Y aunque estaban separados por cientos de kilómetros, en esos momentos en los que hablaban, se sentían más cerca que nunca.

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