Capítulo 24

3 3 0
                                    

Habían pasado horas desde que Pedro nos había llevado al límite de nuestras capacidades. Cuando finalmente salimos del portal, apenas podíamos mantenernos en pie. Cada músculo de mi cuerpo protestaba y sentía que mis huesos se iban a desintegrar en cualquier momento. Ariana y Daniel no estaban en mejor estado; sus rostros reflejaban el agotamiento absoluto.

—No puedo más... —dijo Ariana, casi arrastrando las palabras mientras se dejaba caer en el primer sofá que encontró en la sala.

Daniel, normalmente tan enérgico, solo pudo asentir en acuerdo mientras se dejaba caer junto a ella, exhalando un largo suspiro. Yo estaba peor y tuve que hacer un esfuerzo consciente para no desplomarme en el sofá más cercano.

Pedro, en cambio, parecía bastante fresco, incluso relajado, aunque su ropa estaba mojada por las actividades acuáticas que habíamos realizado durante el entrenamiento. Observaba nuestra condición con una sonrisa divertida en su rostro, algo que no pasó desapercibido para Ariana.

—¿De qué te ríes? —le reclamó, con una mezcla de agotamiento y molestia. —No es justo que nos mires así cuando apenas podemos mantenernos de pie.

Pedro se encogió de hombros, su sonrisa se convirtió en una risa baja. —Me río porque, aunque estén en buen estado, podría enfrentarme a los tres sin tener poderes y aún así ganar.

La afirmación cayó sobre nosotros como un vaso de agua fría y la única respuesta que pudimos ofrecer fue el silencio. Pedro simplemente nos lanzó una última mirada de desafío antes de girarse para salir de la casa.

—Nos veremos en dos días para continuar. Descansen bien —fueron sus últimas palabras antes de cerrar la puerta detrás de él.

Nos quedamos ahí, todavía procesando lo que acababa de decir. ¿Realmente podría enfrentarse a los tres juntos? La pregunta quedó flotando en el aire, sin que ninguno de nosotros se atreviera a darle voz.

Ariana fue la primera en romper el silencio. —¿Creen que sea verdad lo que dijo? —preguntó, revelando la duda que todos compartíamos.

—No lo sé... —murmuró Daniel, aunque su tono de voz indicaba que la idea lo inquietaba tanto como a mí.

Yo simplemente me encogí de hombros, demasiado cansada para analizarlo más a fondo. —Pedro es fuerte... pero no creo que sea invencible. Solo tenemos que entrenar mucho más.

Ariana aún parecía perdida en sus pensamientos. Finalmente, se levantó del sofá y se estiró, aunque sus músculos protestaron por el esfuerzo.

—Jasmín, ¿te importa si me doy una ducha? —preguntó, mirándome con una mezcla de cansancio y esperanza.

—Claro, el baño de mi cuarto está libre —le respondí con una sonrisa cansada.

Ariana me expresó su agradecimiento antes de dirigirse hacia mi habitación. Después de unos segundos, Daniel también se levantó, aunque con un poco más de esfuerzo.

—El baño del cuarto de invitados está disponible si quieres refrescarte.

Él asintió, aunque no parecía tan convencido de que una ducha pudiera arreglar el nivel de agotamiento que sentíamos. —Gracias, Jasmín. Lo haré.

Lo vi dirigirse hacia el baño del cuarto de invitados y de repente, la sala quedó en un silencio extraño. Era un silencio cómodo, pero también lleno de pensamientos no dichos. Me acomodè en el sofá, mirando el techo mientras escuchaba el sonido del agua corriendo en los baños. Era el único ruido que rompía la tranquilidad de la casa.

No podía evitar preguntarme si realmente seríamos capaces de llegar al nivel que Pedro esperaba de nosotros. El entrenamiento había sido agotador, pero también era solo el principio. Había tanto en juego y nuestras habilidades aún estaban lejos de ser lo que necesitábamos para enfrentar lo que se avecinaba.

Mi mundo antes de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora