Capítulo 17

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Había algo inquietante en la forma en que los días recientes se habían desarrollado. Desde que la diosa Luna nos había otorgado estos poderes, todo parecía más intenso, más peligroso. Daniel, Ariana y yo habíamos decidido mantener una rutina discreta, pretendiendo que nuestras vidas seguían siendo normales, aunque en el fondo sabíamos que todo había cambiado.

Era martes por la noche y como de costumbre, Daniel me dijo que debíamos de ir a su casa ya que allí nos estaba esperando Ariana. Mientras caminábamos hacia su auto, sentía esa sensación persistente de ser observada, como si unas sombras me siguieran, ocultas en la oscuridad. No era solo una paranoia. Algo, o alguien, estaba ahí fuera.

—Jas, ¿todo bien? —preguntó Daniel al notar mi inquietud.

—Sí, todo bien, solo estoy algo cansada —mentí, intentando calmar la inquietud que me invadía.

Sin embargo, no podía quitarme de la cabeza la idea de que había ojos siguiéndonos, acechándonos. Mientras Daniel arrancaba el auto, miré por la ventana, intentando percibir algo en las sombras, pero no vi nada. Todo estaba en calma, o al menos eso parecía.

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Desde hacía más de una semana, me había convertido en una sombra. No era la primera vez que seguía a alguien, pero esta vez había algo diferente, algo que me perturbaba de una manera que no quería admitir.

"¿Por qué sigues a esta mujer, Nicolás?" me preguntaba Jean, mi lobo interior, cada vez que observaba a Jasmín. Y siempre le respondía lo mismo: "Es solo por venganza". Pero Jean no me creía y últimamente, comenzaba a dudar de mí mismo.

—Admite que te interesa —dijo Jean con un tono burlón mientras observaba a Jasmín salir del restaurante con su guardaespaldas...

—No seas ridículo Jean —le respondí ya un poco irritado. —Esto es solo una misión. Necesito encontrar una debilidad, una manera de atacarla donde más le duela.

—Claro, claro, sigue diciéndote eso —replicó Jean, con un tono tan cargado de sarcasmo que me hizo gruñir. Jean continuó, ignorando mi irritación. —La verdad es que estás celoso de ese tipo. Míralo, siempre está a su lado, protegiéndola y eso te molesta... al igual que a mi

Lo que Jean decía me enfurecía porque en el fondo, sabía que tenía razón. Cada vez que veía a Daniel tan cerca de Jasmín, una chispa de celos se encendía en mí, una que intentaba apagar rápidamente, diciéndome que no tenía sentido. Pero no funcionaba.

—Estás imaginando cosas —insistí, observando cómo Jasmín y Daniel se subían al auto. —No me importa lo que hagan. Solo estoy esperando el momento adecuado para actuar.

Jean se rió en mi mente, una risa baja y burlona.

—Claro y por eso te quedas aquí, observándola como un cachorro perdido.

Intenté ignorarlo, concentrándome en seguir el auto a una distancia segura. Pero no podía dejar de pensar en lo que había dicho. ¿Por qué me sentía tan inquieto cada vez que veía a Jasmín? ¿Por qué esa punzada de celos cada vez que veía a Daniel a su lado? No, no podía ser eso. Mi misión era simple: venganza. Pero cada día, la línea entre la venganza y algo más se volvía más difusa.

Cuando finalmente vi que se detenían frente a la casa de Daniel, algo en mi interior se tensó. ¿Por qué Jasmín iba a la casa de su guardespaldas? Mi mente comenzó a llenarse de ideas, ninguna de ellas agradable. Jean, por supuesto, no perdió la oportunidad de echar más leña al fuego.

—Mira eso, ¿no es encantador? —dijo con su tono lleno de burla. —La bella doncella y su caballero protector. Apostaría lo que sea a que van a...

Mi mundo antes de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora