Rupturas y Regresos

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*Chiara Oliver*

Hace 3 horas estoy sentada en el estudio con mi guitarra entre las manos y mi libreta abierta. Mi mano hace garabatos sobre el papel sin prestar mucha atención. El cielo gris hace que la luz del sol se cuele a penas por el vidrio sucio de la sala. La lluvia golpea contra la ventana creando una melodía melancólica que parece reflejar mis sentimientos a la perfección. Estoy completamente agotada. No tengo inspiración ni ganas de concentrarme en los arreglos que Vic hace al trabajo que tenemos. Necesito urgentemente unas vacaciones.

Desde hace ya algunos meses mi trabajo se ha vuelto una fuente de estrés sin descanso. La presión por crear nueva música y trabajar con otros artistas ha aumentado considerablemente en la disquera donde trabajo en Londres. Nunca creí que llegaría el día dónde hacer lo que más amo me parecería cansado. La música lo es todo para mí. Desde pequeña cantar y aprender a tocar instrumentos han sido mi pasión más grande. El haber podido llegar a hacer una carrera de ello ha sido mi mayor logro. El por qué de este cambio tan repentino en mi amor por la música tiene nombre y apellido.

Mi teléfono comienza a sonar sobre la mesa, interrumpiendo mis pensamientos. Tardo unos segundos en volver completamente a la realidad y reconocer el nombre en la pantalla: Rusli. Un suspiro se me escapa antes de disculparme con Vic y contestar.

- Kiki, dónde estás? Ya deberías estar en el pub! – La voz de Ruslana, alegre y llena de energía, se confunde con mi humor apagado.

Ruslana es mi mejor amiga que conocí en la universidad. Desde el primer momento supe que seríamos inseparables y así ha sido a lo largo de los años. Con ella he pasado por muchas situaciones y sé que estando con ella es imposible aburrirse. Rus es una persona con una personalidad magnética, es imposible entrar en una habitación donde esté ella y no darte cuenta de su presencia. Además de ser muy guapa, tiene un gran corazón. Eso es lo que más me gusta de ella: cuando te ama, se entrega a ti con todo el corazón.

– Lo siento, todavía tengo mucho trabajo por hacer. No creo poder ir con ustedes hoy – Le miento sabiendo perfectamente que por más que lo intente, hoy no voy a poder avanzar más con el tema que estoy componiendo.

– Joder tía! Deja el trabajo por una vez que ya lo vas necesitando. – Insiste Ruslana – Necesitas salir y vivir un poco. Además, Martin tiene algo importante que contarnos.

Consciente de que no sirve de nada intentar llevarle la contraria y escapar de su insistencia. Finalmente cedo.

Ok! I'll be there in 20 minutes.

Decido despedirme de Vic e ir al baño para retocar mi maquillaje. Las ojeras de mis ojos están cada vez más pronunciadas y mi piel está muy pálida por la falta de sol. Soy una versión de mí misma que no reconozco ni me gusta, una versión de mí que es el resultado de meses de estrés y fatiga. Pero sobretodo, es el resultado de mi dolorosa ruptura con Julieta hace unas semanas.

Julieta llegó a mi vida muy rápido, fue una relación muy intensa desde el principio. Nos conocimos en un festival de música de Barcelona, al que fui para conocer a más artistas y ver posibles colaboraciones a futuro. Lo que fue una aventura de un fin de semana se convirtió en algo muchísimo más intenso que conllevó a una relación a distancia, con muchas promesas y expectativas. Escribimos muchas canciones juntas, viajábamos muy seguido para vernos y pasar tiempo juntas, hacíamos todo lo posible por mantenernos a flote. Por un año, mantuvimos la rutina, viviendo entre vuelos, llamadas en las madrugadas y visitas cada vez más esporádicas. Los momentos que pasamos fueron increíbles y cargados de emoción, pero la distancia y las exigencias de nuestras vidas comenzaron a pasar factura a nuestra relación.

Julieta era una persona entusiasta pero muy imprevisible. Ama con tanta intensidad que es a la vez fascinante pero abrumador. Nuestra última pelea fue cuando tuve que anular un viaje a Barcelona por un proyecto de último momento, lo que nos llevó al punto de quiebre. Julieta me recriminó priorizar mi carrera sobre ella, y aunque intenté que viera que no era así, fue evidente que ya no podíamos seguir juntas y que nuestros caminos debían separarse. La ruptura dejó un vacío muy grande que luego de casi 2 meses sigo sin poder llenar.

En la distanciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora