Pensamientos de una adolescente

❁ 𝐕𝐞𝐧𝐞𝐳𝐮𝐞𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐞 𝐈 ❁

Crecí en tierra andina, rodeada de montañas y familia, escuchando la radio vieja con las rancheras de mi abuela. Nací y crecí en una gran familia, en una familia grande de buenas personas, familia que reía y bebía, que celebraba y compartía, con primos que veía casi todos los días. Crecí en tierra próspera, tierra de playa, desierto y montaña, tierra linda de nieve y arena, de ríos y selva. Tierra de gaitas, de cuatro, de arpa y de tambor.

Yo nací como primera de una generación y crecí acompañada de mi enorme familia, con mis primas, mis padres y mis abuelos. Crecí en tardes de piscina y de juego en el patio, en casa de mis abuelos corriendo cuando pasaba el heladero y su carrito sonando las campanitas, jugando con mi prima a que teníamos un supermercado o ayudando a mi abuelo a lavar el carro. Crecí haciendo coreografías con mis primas, fingiendo saber bailar o tocar un cuatro para mostrarle a mi abuela.

Viví casi toda mi vida en tierra tricolor, rodeada de hermosas montañas, de calor y ocasionalmente lluvia. De vacaciones cruzando el lago, o quizá en el mar a ocho horas en carro, visitas de familia en casa de mi abuela o tardes de juego en mi casa. Yo crecí en mi casa, y también en casa de mis abuelos, donde de día era risas y juegos y de noche mi prima dormía con mi abuela y yo con mi abuelo, a veces cenando en esa gran casa y a veces llegando a un acuerdo con ellos para ir dos casas más allá y comer hamburguesas con refresco.

Crecí en mi tierra de siete estrellas, con toda la familia el veinticuatro de diciembre, con hallacas, pan de jamón y ensalada. Con un enorme pesebre y un par de zapatos en el esperando con felicidad por la llegada de él niño y los juguetes. Crecí con mi abuelo que llenaba la casa de incienso y luego el sonar de doce cohetes a la llegada del veinticinco de diciembre. Jugando con mi familia con estrellitas y cebollitas, deseando prosperidad y salud a la familia, dándole la vuelta a la cuadra con una maleta, teniendo en mano un billete para atraer viajes y cosas buenas.

Hermosa vida en búsquedas del niño escuchando cantar a mis tíos. Linda tierra que me vio crecer y que me vió irme con grandes maletas, con medio corazón en mi pecho y medio con aquellos que se quedaban. Tierra de grandes cosas que me vió usar camisa blanca y azul, que se despidió de mí sin haber usado camisa beige, ni la toga o el birrete. Hogar donde hoy están amigos que son familia y familia que no está en casa, que está regada por el mundo, soñando con un país libre, con volver a casa.

Nostalgia al recordar esa vida y soñar con volver a ella, a cuando era niña y mi única preocupación era jugar.

~By Flor Suárez.