Jenna sin saber como, tratando de escapar de su pasado traumático y abusivo llegó a un tranquilo y pequeño pueblo de por ahí que estaba en medio del bosque, desde el amable trato que le dieron cuando llegó supo que quería quedarse ahí.
Hicieron un trato con el sacerdote, de que esta le cuidaba sus animales del rancho y le pagaba y daba una estadía en una habitación de su casa de madera familiar gratis, la morena no dudó en aceptar.
—Jenna, esta es mi adorada familia, ella es Olivia, Isabel, Emma.— Le dijo el sacerdote con una inmensa sonrisa en su rostro, presentándolas una con la otra.
Eran 3 hijas con el pelo café como su padre, una niña que se veía pequeño, una algo así como adolescente, y una joven que parecía de su misma edad, Emma, qué bonito nombre pensó la pelinegra.
—Hola, seremos buenas amigas no?— Les habló la pelinegra a las 3 chicas, pero se insinuaba más a Emma ya que era la que más se asimilaba a su edad.
—Me encantaría.— Respondió Emma y las otras 2 chicas asintieron.
[...]
Las semanas transcurrían normal, Jenna se encargaba de su trabajo en la casa durante el día y también se empezó a llevar mejor con el pueblo, tenía más amigos y ya se había integrado en esa sociedad.
No veía tanto a las hijas del sacerdote, pues estas no estaban mucho en casa y la morena se la pasaba en el rancho haciendo que nazcan crías de cerdos o ordeñando vacas, pero si admiraba mucho a la mayor, era delicada, linda y agradable, ¿Cómo no admirarla?
La pelinegra se aseguraba de que era admiración, solo admiración.
Ahora la habrían mandado a buscar frutas y requerir los elementos para hacer pan pues la esposa del sacerdote no podía ya que una rara enfermedad cayó sobre ella, iba pasando alrededor del pozo de piedra cuando vió a Emma.
—Emma.— La saludó con una sonrisa coqueta mientras que dejaba en el suelo la grande canasta que llevaba la mercancía.
—Jenna.— Le devolvió la sonrisa y pareciendo muy feliz. —¿Como has estado? no te e visto estos días.—Bien, algo cansada por las ocupaciones del rancho, pero dentro de todo muy bien y tú?— Así eran las conversaciones de las épocas antiguas, muy formal.
—Bien también...— La castaña parecía querer decir algo más así que la pelinegra siguió mirando sus ojos azules y tampoco es que Emma quite la mirada de los ojos almendra de la morena. —Mira... no le digas esto a nadie, esta noche habrá una junta de jóvenes adentrándose al bosque y no se si te gustaría ir, s-si no quieres no hay problema solo porfavor no le digas a mi padre.— La castaña parecía nerviosa, como si realmente le asustara la idea de que su padre se entere, bueno es el sacerdote del pueblo, cómo no asustarse.
Se veía linda nerviosa.
Pero como amigas obviamente.—Ahí estaré.— Respondió a la invitación la pelinegra, se sonrieron como despedida.
Emma era bella, Jenna no dudaba que ella era muy bella.
Ya a medianoche, Jenna salió con cuidado de la habitación en donde se alojaba por la ventana, directo al bosque.
Ahí se encontró con otros adolescentes del pueblo como Georgie, Naomi o Percy, este último no le caía tan bien, era maleducado, muy maleducado.
Supo que no era una simple junta cuando sacaron botellas de vino de una bolsa de papas.
Todos se pusieron a tomar, incluyendo a Emma y Jenna.La pasaban muy bien, bailaban alrededor de la fogata con la luz de la luna llena y reían sin alguna razón, todos sentían como su mundo daba vueltas por el efecto del alcohol y eso era la mejor sensación experimentada que pudiera haber para todos ellos.
Emma se topó con Jenna mientras daban vueltas alrededor de la fogata y solo reían juntas, no se dieron cuenta cuando se alejaron de todo el grupo y se quedaron a solas detrás de unas rocas.
—Esto es increíble.— Casi que balbuceó la morena diciendo esas palabras por tanta bebida en su cuerpo, pero le encantaba la sensación.
—Realmente lo es, si mi padre sabe de esto me mata.— Río la castaña mientras daba vueltas con su vestido blanco y muy largo, de manga larga y con botones.
—Te ves hermosa.— Jenna realmente lo creía, no eran los efectos de el alcohol, enserio admiraba la belleza de esta chica.
Como amigas.—Gracias, tu te ves mucho mas hermosa aún.— Le sonrió más fuerte observándola de arriba a abajo y acercándose más por su mareo que estaba teniendo.
Se miraron por unos largos segundos, ambas sin decir nada, solo su respiración y latidos del corazón de ambas escuchándose, solo sus 2 almas conectándose.
Cada vez más cerca, sus 2 narices rozándose mientras se miraban profundamente como nunca nadie lo había hecho con la otra, tan solo sus miradas reflejaban todos los sentimientos y cosas que no podían decir ni hacer.Jenna no podía razonar bien por la bebida, pero tenía muy razonado que lo que estaba apunto de hacer estaba mal.
No estaba bien visto, tenían reputaciones que cuidar, el padre de Emma era sacerdote, podían descubrirlas, el pueblo la odiaría, la acusarían de ser enviada por el diablo, podría terminar muerta.
Tenía tantas razones para no hacerlo, pero la morena no pudo evitarlo.Estampó sus labios en los carnosos labios de la castaña, la besó como nunca lo hizo con algún hombre, sintió esa conexión como nunca lo había hecho con un hombre, lo disfrutó como nunca lo hizo con un hombre.
Emma colocó sus brazos en el cuello de la morena y Jenna sus manos en la delicada cintura de la ojiazul.
Se besaron profundamente por unos segundos, hasta que el dejarlas sin respiración hizo que pararan un segundo y Emma pudo deletrar algunas palabras.—Esto no está bien.— Ahora la castaña parecía tener todos sus sentidos, pero volvieron a desaparecer cuando vió a los ojos de la pelinegra.
Emma volvió a besarla incluso con lo que dijo anteriormente.Porque amaba el sabor de sus labios, amaba como encajaban unos con otro, amaba como la estaba tocando en ese momento con tanta delicadeza, amaba acariciar el pelo de ella mientras se estaban besando, amaba como cada toque de ella lo sentía como un toque eléctrico lleno de amor puro.
Las cosas llegaron a un punto que Jenna se arrodilló hacia la pelvis de la ojiazul mientras levantaba su vestido y tocaba sus piernas, luego gemidos ahogados tratando de ser ocultos se escuchaban.
Todos sabemos que pasó después.
Ahí empieza el infierno.
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Loml (Jemma/Wenclair)
Romanceen 1653 Jenna, de 17 años escapa de su pasado abusivo a un pueblo tranquilo y armonioso con el plan de ser feliz ahí. Pero al conocer a Emma su vida se arruina por completo. Historia de pocos capítulos con el fin de reflexionar, ojo que este fanfic...