《Capitulo 5: Una pequeña fuente》

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Por una extraña y misteriosa razón muchas personas iban desapareciendo a lo largo de los días, y "nadie" hallaba explicación alguna. Aparte de eso, "accidentes" como el que había ocurrido en el lago cuatro días atrás pasaron un par de veces.

Un par de chicos murieron electrocutados al tratar de mezclar música con el equipo de sonido, al parecer los cables estaban mal puestos e hicieron cortocircuito. Al estar conectado directamente con un tomacorriente la electricidad era muy fuerte.

Tres chicas se cayeron de una escalera bastante alta, había cerveza y espuma en el suelo, al estar medio ebrias y desequilibradas, las cosas solo sucedieron. Una de ellas se rompió el cuello, una con un golpe en la cabeza que se pegó al caer directamente contra una esquina de la pared. La última aparentemente murió asfixiada por unas costillas rotas, nadie era médico o estudiaba medicina en ese lugar, nadie pudo ayudar.

Y como la primera vez, nadie quiso tomar responsabilidad del asunto y por miedo a quedar como sospechosos, llamar a la policía no era una opción. Muchos quisieron irse después de lo que sucedió, sin embargo, Wonho no les abrió la puerta. Era su propiedad, la de su familia mas bien, nunca oyó a sus padres mencionarla pero, la encontró un día que se puso a esculcar cosas en la oficina de su padre cuando buscaba su tarjeta negra.

Wonho sabía de sobra que la mayor parte de los problemas iban a caer sobre él, al ser quien propuso el viaje y "estar a cargo", podría ser tomado como el mayor responsable del asunto.

¡Todo era una locura!

Que secretamente Wooyoung disfrutaba.

El omega pecoso se mantuvo en silencio, aún más que antes, se la pasaba en un rincón mirando como entraban en pánico, ira y frustración. El collar con la esmeralda se ocultaba bajo sus sudaderas de gran tamaño, no decía nada, no hablaba con nadie, solo observaba.

Estuvo presente cuando los más valientes, o idiotas, tomaron los cuerpos de los que estaban muertos y los llevaron a un cuarto lleno de muebles sin estrenar, estaban cubiertos por plásticos y usaron uno de ellos para tapar los cuerpos. El mal olor era ya notable en los primeros del accidente en el agua, para los que tenían buena nariz, los betas apenas podían sentir una leve pestilencia.

Simplemente asqueroso, carne echándose a perder, aromas rancios y muertos. La piel pálida, ver cómo la sangre era marrón y coagulada. Wooyoung no quería sonreír, no podía, debía mantenerse al margen por completo, ser la persona invisible que siempre había sido.

Una noche mientras estaba en su habitación y los demás con aires tensos sobre ellos. Wooyoung observó por su ventana como un grupo de personas se iban con linternas por el bosque, al parecer querían huir y como la gran puerta pesada de metal estaba cerrada la opción más fácil sería encontrar algún punto bajo en la muralla para cruzar al otro lado.

Wooyoung abrió su ventana y se sentó en la orilla, miró hacia el grupo mientras metía una mano bajo el suéter para tocar su bello regalo, el primero de muchos que encontró días después.

Desde relojes caros hasta bellos pendientes con finos diamantes, reconoció uno de una de las chicas que cayó por las escaleras. Eran muy brillantes y exclusivos como para no saber que eran de ella.

El pecoso suspiró profundamente, notó en el aire ese aroma a especias, llegaba a su nariz tan débilmente que podría ser sólo imaginación suya o algo del viento, sin embargo, Wooyoung sonrió con sus mejillas rojas y pasó su lengua por su labio inferior con deseo. Notó una cabellera rubia que iba con el grupo que iba a huir, un par de moños en cada lado.

-Que no quede ni uno vivo. -susurró al viento. -Sobre todo la rubia, hazla pasar una linda noche.-

Mirando como ellos se alejaban cada vez más hacia el interior del bosque mientras se dirigían hacia la gran pared de la muralla, el pecoso notó como medio minuto después el aroma a especias que llegaba a su nariz despareció. Sólo pudo oler el leve rastro que provenía de su lindo collar.

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