04: ¿Y es hasta que la muerte nos separe?

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04: ¿Y es hasta que la muerte nos separe?.

"¿Piensas?", el hombre indagó con tono burlón, luego dejó escapar una risilla bastante enternecido con esa idea tan 'rosa' que pintaba el niño; 'ganar'. Hah, dicen que la esperanza es lo último que se pierde, ¿pero qué pasa sí te sometes al infierno constantemente?. Sería divertido ver que tanto le tomaría abrir el caparazón hasta llegar al nucleo, hasta perforar la esperanza que está sujetándose con todas sus fuerzas y negándose (muy inútilmente) a morir, a ser silenciada. Pero es completamente ciega, al final va a morir, simplemente por no tener de otra. Atravesada con la espada de la realidad. Cuanto más esperanza pones,  más duele caerte en la cruda, fría y cruel realidad. ¿Qué efectos tendría en el niño ese shock?, ¿Robin aprendería la lección o simplemente causaría un efecto inverso, volviéndolo mucho más rebelde que al inicio?. Iba a disfrutar aprender de su juguetito, no podía esperar más. "Ahhh, mente infantil...", prosiguió, amplió una sonrisa juguetona, y sujetó suavemente el mentón del chico para enseñarle quien manda aquí. Rapidamente se le escabulló de la mano, igual que intentar sostener sopa con un tenedor. Cierto, por poco lo olvida. Obviamente no es fácil acercarse a un animal salvaje, después de todo es así. Robin no es un animal, pero...salvaje, eso sí. Demasiado salvaje, no se deja poner una correa sin morder, sin batallar... La parte difícil siempre es adiestrar a las bestias, esas criaturas indomables hasta el fin. No son dóciles, gruñen, arañan, tratan de alejarsr tanto como puedan, y siempre buscan escapar...  Una correa no iba a ser suficiente para lograr someter esa ferocidad tan característica del niño, y eso ambos lo saben bien. Sin embargo, Slade es un hombre de acción. A mayor peligro, mayor diversión. Sería genuinamente divertido jugar con el pajarito, luchar con él para mostrarle quién manda,  quién tiene el control, quién es el amo. Se lo haría saber por las buenas o por las malas, y por como pintaba el terreno...tendría que ser con la violencia. Núnca le ha gustado ejercerla sin proposito alguno, porque es un simple desgaste absurdo. Pero no hay elección, Robin se la está dejando fácil. Ese chico amerita un entrenamiento crudo, nada de consideraciones por ser un adolescente, nada de consideraciones porque tampoco es como si realmente se dejara espacio para eso, (por más que intentaba ofrecerle el camino de la misericordia). Sé merece mano dura, y se la daría. Si un niño caprichoso hace berrinche, no se espera que lo dejes hacerlo. Debés frenarlo intentando razonar, y si no funciona, no hay tercer aviso. El pichoncito está sobrepasando ese límite, incluso si intenta ser amable con él, incluso si trata de llevar las cosas de modo pasivo, es...un intento perdido, fallido en su esplendor. ¿Pero qué se puede esperar? . Los linces en cautiverio no se adaptan a ti, tú te adaptas a ellos para poder domesticarlos. Los instintos salvajes están, pero no servirán de nada si no les das oportunidad. Tal como los 'hombre hiena' dominaron a los carnivoros y feroces depredadores; las mismísimas hienas salvajes, mortales... Él haría lo mismo con Robin... Claro, no había necesidad de ponerle un bozal..., quizás. Si sigue siendo tan irritante, probablemente lo considere como metodo para silenciarlo sin contarle la lengua o las cuerdas vocales. Lo necesita hablando para más placer, pero como bien dice el dicho; 'habla y aburres, el lenguaje verbal es mucho más interesante'. No lo necesitaba parloteando todo el día, ...así que más le valdría aprender el arte del silencio si no quería obligarlo a plantearse la idea de ponerle ese artefacto como método de aprendizaje forzoso. Porque podría reconsiderarlo si no quedaba de otra. Y que le agradezca no emplear métodos grotescamente dolorosos. Es tan considerado con ese niño, ¿no podía almenos obtener algo de gratitud?. Aunque, ciertamente el bozal solo seria entretenimiento, un pequeño artilugio de diversión y manipulación, ya que el contrato puede por si solo silenciarlo si se lo ordena. Con unicamente decir 'no puedes mover las cuerdas bocales para emitir ningun sonido, ni la lengua', y listo..., o algo parecido a eso. ¿Pero donde estaría la diversión en hacer algo así?. Divertido para él, y para Robin..., bueno, más le vale aprender a disfrutarlo también. Se la está buscando solo, que no busque culpables.
"Alimenta esa imaginación. Eres un gran soñador, Robin. Casí me das lastima, casí" ,finalizó, y solamente para reafirmar su autoridad, otra vez sujetó el mentón de su juguetito, obligándole a mantener el contacto visual durante algunos segundos tras aplicar un agarre más fierme y fuerte que anteriormente, (pero...¡maldito antifaz!, ¿de que color serían esos bellos ojos?..., por ahora lo dejaría en su lugar; no iba a saber la respuesta así como así, todo a su momento por desgracia). Podía sentir todo el odio que recibía como resultado de la...'estimulante' interacción que llevaban. Robin es simplemente adorable, como un miserable chihuahua con la percepción de realidad alterada. Tan patético, tan infantil, tan iluso que daba lástima por más que pretendía que no sentía empatía hacia él. Es un niño muy cautivador. "Ah", suspiró con lentitud, acercándose muy lentamente, igual que una serpiente a punto de inyectar sus colmillos venenosos en cara de su víctima. Nisiquiera se daba cuenta de que escaceaba de a poco la distancia.

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⏰ Última actualización: Sep 24 ⏰

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