Capítulo siete

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Byun Sungjoo era un beta que venía de una familia con dos padres amorosos y que siempre trabajaron para que a él y a su hermano, Baekhyun no les faltara nada.

A los dieciocho años comenzó la universidad y se mudó a un edificio para estudiantes, luego de haber obtenido una beca. También consiguió un trabajo a tiempo parcial, por lo que no podía quejarse de nada.

En su segundo año de la carrera, conoció a una omega, Lee Jieun era preciosa, divertida y delicada, se habían encontrado por compañeros en común en la cafetería y Sungjoo rápidamente quedó encantado con ella. Él había pensado que por ser un beta ella nunca se fijaría en él, pero la respuesta que recibió de la omega con una bonita sonrisa fue: "a la gente ya no le importa con quién nos emparejamos en estos tiempos, mientras que las personas se quieran, no hace falta ser un alfa para cortejar a una omega."

Después de varias semanas de citas, hicieron oficial su relación oficial.

Ambos eran señalados como la pareja perfecta.

Un año después, Jieun comenzó a distanciarse, Sungjoo lo asoció con la temporada de exámenes y la dejó tener su tiempo. Una tarde, ella fue a verlo y lo invitó a una fiesta. Él no se pudo negar, hace tiempo que no salían juntos. Jieun le había comentado que una compañera que conoció en una de sus clases la había invitado y no la podía rechazar.

Cuando llegaron a la fiesta, Sungjoo pensó que sería en una casa, pero terminó siendo en un club exclusivo. La primera hora, Jieun con un elegante vestido rojo, lo llevó con sus amigos, que ya conocía. Estuvieron hablando y tomando por un rato, divirtiéndose.

El beta pudo sentir como la atmósfera en el club comenzaba a cambiar a medida que pasaban las horas. Todo a su alrededor había comenzado a verse borroso, las luces parpadeando, la música demasiado fuerte, los cuerpos en la pista de baile pegados y sudorosos, feromonas alfas y omegas inundaban el lugar.

Estaba adentrándose más en el lugar buscando a Jieun después de que ella hubiera ido con su amiga a la pista para decirle que ya era hora de marcharse, notando que la parte posterior del club, el escenario era completamente distinto.

Sungjoo abrió los ojos ante lo que veía, allí la gente parecía que no conocía la palabra vergüenza, parejas follando en público, personas masturbándose o recibiendo una mamada, mientras veían a las personas en el acto, incluso podía oír gemidos y gruñidos a pesar del volumen de la música.

Estaba por darse la media vuelta y volver por donde vino, cuando la vio.

Allí estaba Jieun, su novia, arriba de una mesa en sus manos y rodillas, su vestido rojo había desaparecido y estaba siendo follada por lo que parecía un alfa, mientras que otros dos más se intercalaban para meter sus pollas en la boca de ella.

Todo el alcohol se había drenado del cuerpo de Sungjoo y se sentía más que sobrio luego de ver a su pareja con otros hombres. Se armó de todo el valor que pudo y comenzó a ir hacia ella, cuando una pequeña mano en su muñeca lo detuvo. Se giró para ver a una mujer rubia.

— No vayas, es inútil que lo hagas. — La mujer se acercó a decirle al oído. — ¿Eres su novio? Porque es una lástima, Jieun ha estado viniendo todos los fines de semana de los últimos dos meses.

El corazón de Sungjoo se detuvo un momento y miró a la mujer, de seguro le estaba mintiendo.

— No te miento, — dijo ella con una sonrisa, sabiendo lo que pensaba el hombre. — De todas formas, déjala, puedo mostrarte cosas mejores que una puta por la polla como lo es Jieun.

El beta no alcanzó a responder nada cuando fue arrastrado por la mujer, hacia el otro lado. Había intentado soltarse varias veces, pero el agarre en su muñeca era fuerte.

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