Género Dom/Sum Estás historias no buscan promover comportamientos agresivos, abusivos y/u obsesivos, ni romantizar las relaciones manipuladoras, forzadas y tóxicas.
Es sólo ficción y entretenimiento.
Aclaraciones: Ambos personajes son adultos, consentimiento mutuo.
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Habían transcurrido dos semanas desde que Steven escapó esa mañana del apartamento de Marc, y a lo largo de esos días, el británico insistía en esa "locura" de que su relación había terminado.
Para mala suerte de Marc, Steven parecía muy necio con ese asunto, pues seguía eludiendo sus intentos de acercarse a él.
Marc estaba intentando ser paciente, pues lo último que quería hacer, era asustar a su nervioso amante, así que se mantuvo alejado relativamente, cuidándolo de lejos, hasta que ese espacio entre ambos, le dió a Steven, la idea equivoca de que Marc finalmente se había rendido, y se sintió ilusionado con la falsa percepción de una libertad que realmente no estaba ahí.
Y cometió un error garrafal, al tratar de recomenzar su vida, aceptando una cita con un compañero nuevo de su trabajo, un chico que no tardó en mostrar su interés por el simpático británico.
Steven sacó ventaja de que no había visto cerca a su problemático exnovio, para escabullirse a un restaurante a compartir una cena con ese compañero que parecía el candidato ideal para volver a empezar.
Ajeno, por primera vez en mucho tiempo, a la tensión sobre sus hombros, Steven se permitió reír a plenitud, con genuinas y sonoras carcajadas, riendo tan fuerte hasta que su estómago comenzó a doler, y aún así no se detuvo. Los hombres disfrutaron su comida, bebiendo vino hasta que sus mejillas se pusieron coloradas.
Con su atención completa en su cita, Steven ignoraba algo que no debía, esa camioneta aparcada cerca en la acera de enfrente, con un hombre sentado en la cabina, con sus manos estrujando el volante con tanta fuerza, hasta que sus nudillos se tornaron pálidos.
En realidad, Steven jamás había salido de su vista, ni una sola vez, el hombre les había seguido con discreción, y había sido testigo de todo ese ridículo coqueteo, mirando como otro hombre hacia reír a su Steven hasta las lágrimas. Pero muy a pesar de su deseo de bajar de su camioneta e irrumpir en su patética cita, no lo hizo, sólo se quedó sentado dentro, esperando como un predador aguarda con paciencia por su presa.
Marc no se perdió de ningún detalle, por mucho que todo esté asunto estuviera sacando lentamente lo peor de él, hasta que su espera llegó a su fin cuando ambos hombres salieron por las puertas del restaurante, aún con esas tontas sonrisas en sus rostros.
