3. El pueblo natural

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El camino a través del bosque se hizo cada vez más intrincado a medida que avanzaban. Las raíces de los árboles formaban un sendero natural bajo sus pies, y la luz que antes había sido cegadora ahora se suavizaba, filtrándose a través del dosel de hojas con un brillo cálido. Sasuke seguía a T/N en silencio, sus ojos observando cada detalle de su entorno. El bosque, que al principio le había parecido hostil y misterioso, ahora se mostraba más acogedor, pero no por ello menos extraño.

Después de un rato, comenzaron a aparecer signos de vida más allá de la simple flora y fauna del bosque. Sasuke notó pequeños grupos de flores que parecían estar dispuestas de manera demasiado ordenada para ser naturales, como si alguien las hubiera plantado intencionalmente. Las ramas de los árboles se curvaban sobre el camino, formando arcos que casi parecían entradas hacia algún lugar escondido.

Finalmente, el bosque se abrió hacia un claro amplio y lleno de luz, revelando una visión que Sasuke no esperaba. Ante él, se extendía una aldea, pero no una aldea como las que él conocía. Las casas aquí no estaban hechas de madera tallada ni de ladrillo; en lugar de eso, parecían haber crecido directamente de la tierra, formadas por la misma naturaleza que las rodeaba. Algunas casas estaban construidas en el interior de enormes troncos de árboles huecos, sus paredes cubiertas de musgo y flores. Otras estaban tejidas de enredaderas y ramas, que se entrelazaban en patrones complejos, creando estructuras que parecían parte del bosque mismo.

Los techos de las casas eran verdes, formados por un espeso follaje que se mezclaba perfectamente con los árboles circundantes. En lugar de caminos de piedra o tierra, los senderos estaban cubiertos de hierba suave, y pequeños arroyos atravesaban el pueblo, sus aguas brillando bajo la luz del sol. Sasuke no pudo evitar sentir una extraña sensación de armonía en este lugar, como si todo estuviera en perfecto equilibrio con la naturaleza.

A medida que avanzaban, los habitantes de la aldea comenzaron a aparecer. Eran personas de apariencia similar a T/N, con piel de tonos cálidos y cabellos oscuros que caían en rizos o trenzas elaboradas. Sus ropas eran sencillas, hechas de materiales naturales, y cada uno de ellos parecía estar profundamente conectado con el entorno, como si fueran una extensión del bosque mismo.

Cuando vieron a T/N, una oleada de alegría y alivio recorrió a los aldeanos. La saludaron efusivamente, algunos alzando la mano en señal de bienvenida, otros acercándose con sonrisas cálidas y palabras amistosas. Sin embargo, esa atmósfera de camaradería cambió abruptamente en cuanto notaron a Sasuke.

El silencio cayó sobre la aldea como una manta pesada. Las sonrisas desaparecieron y las miradas de alegría se tornaron en expresiones de sorpresa y miedo. Los aldeanos comenzaron a retroceder, algunos protegiendo a sus hijos, otros susurrando nerviosamente entre ellos. Los ojos de todos se fijaron en Sasuke, quien se mantuvo inmóvil, observando la reacción con su habitual calma, aunque con una creciente sensación de incomodidad.

—¡Un forastero! —gritó una mujer, su voz cargada de temor. El pánico se extendió rápidamente, y varios aldeanos retrocedieron aún más, como si temieran que Sasuke fuera una amenaza inmediata.

El murmullo nervioso se convirtió en un escándalo. Las palabras volaron en el aire, mezcladas con gritos y advertencias, mientras los aldeanos discutían entre ellos, incapaces de decidir qué hacer. Algunos miraban a T/N con incredulidad, incapaces de comprender cómo alguien como ella había podido traer a un extraño a su hogar sagrado.

—¡Cálmense! —intentó decir T/N, levantando las manos para apaciguar a la multitud—. Él no es una amenaza.

Pero sus palabras parecían tener poco efecto. Los aldeanos estaban demasiado asustados, demasiado sorprendidos para escucharla. Sasuke, manteniendo su postura relajada pero alerta, observaba la escena sin decir una palabra, sus ojos oscuros estudiando cada movimiento, cada expresión.

Finalmente, un hombre mayor, con cabellos grises y una barba que llegaba hasta su pecho, salió de entre la multitud. Su mirada era severa, y aunque caminaba con el peso de los años, había una autoridad innegable en su porte.

—T/N, ¿qué has hecho? —preguntó el anciano con voz firme, su tono mezclado de preocupación y reprimenda.

T/N, que hasta ahora había mantenido la calma, bajó la cabeza ligeramente, consciente de la gravedad de la situación.

—Él no es como los demás —respondió ella, su voz temblando levemente—. El bosque lo dejó entrar... No podía simplemente dejarlo solo.

El anciano la miró fijamente, evaluando sus palabras. Luego, su mirada se desvió hacia Sasuke, escrutándolo con ojos que parecían ver más allá de la simple apariencia.

—Sabes bien lo que significa traer a un forastero aquí —dijo el anciano, sin apartar la vista de Sasuke—. Nuestro hogar es sagrado, y hemos vivido en paz porque nos hemos mantenido ocultos.

El murmullo de los aldeanos aumentó, y el temor en sus rostros era palpable. T/N, sintiéndose cada vez más acorralada, dio un paso adelante, buscando defender su decisión.

—Él no es una amenaza —insistió, aunque su voz delataba su nerviosismo—. El bosque lo aceptó, y eso debe significar algo...

—Eso es lo que me preocupa —interrumpió el anciano, su voz dura como la roca—. Si el bosque lo dejó entrar, debe haber una razón, pero no sabemos si es para bien o para mal.

La multitud comenzó a inquietarse de nuevo, y Sasuke, que había permanecido en silencio hasta ahora, finalmente decidió intervenir.

—No vine aquí por elección —dijo con su voz firme pero tranquila, mirando al anciano directamente a los ojos—. Solo busco entender este lugar y por qué me encuentro aquí.

El anciano mantuvo la mirada fija en Sasuke, evaluándolo en silencio. Los aldeanos murmuraban a su alrededor, pero él no se inmutó. Finalmente, asintió, aunque con evidente renuencia.

—Lo que has hecho es arriesgado, T/N —dijo el anciano, volviendo su atención a ella—. Pero ya está hecho. Ahora debemos decidir qué hacer con él.

T/N asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Sabía que había roto una regla sagrada al traer a Sasuke a su aldea, pero también sentía que había algo más en juego, algo que aún no comprendía del todo.

—Lo vigilaré —ofreció, su voz más firme—. Me haré responsable de su presencia aquí.

El anciano la observó por un largo momento antes de asentir con lentitud.

—Que así sea —dijo finalmente, aunque su tono dejaba claro que esto estaba lejos de ser resuelto—. Pero recuerda, T/N, las consecuencias serán tuyas si algo sale mal.

Con esas palabras, el anciano se retiró, seguido por varios aldeanos que continuaban lanzando miradas recelosas hacia Sasuke. T/N, aún tensa, se volvió hacia él, su expresión una mezcla de preocupación y determinación.

—Ven —dijo suavemente—. Hay mucho que debes saber sobre este lugar.

Sasuke asintió en silencio, dejando que T/N lo guiara. Aunque había mucho que no comprendía, una cosa era clara: este lugar estaba lleno de secretos, y él estaba decidido a descubrirlos, no importa lo que eso pudiera significar.

Mientras se adentraban más en la aldea, la luz del bosque continuaba envolviéndolos, y Sasuke no pudo evitar sentir que algo en su vida estaba a punto de cambiar, aunque no sabía aún de qué manera.

• Essentia • [Sasuke Uchiha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora