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OJOS SINIESTROS.
Tom Kaulitz.



—¿Y la universidad si es buena? —mamá me pregunta desde el otro lado del teléfono mientras cocino la cena para mí y para Bill.

—Pues sí, tiene buenas instalaciones y es bonita por dentro, pero sus alumnos son muy... —me quedo callado tratando de encontrar una respuesta.

Lo que menos quería ahora era preocupar a mi madre más de lo que ya estaba conmigo. Si se entera que los pibes de mi salón me hacían bullying es lo más seguro que vendría a Boston llorando para sacarme de ese lugar.

—Son amables... —le miento —. Sí, son muy amables y todos los de mí salón me recibieron bien.

—¡Que bueno corazón! —mamá suena emocionada, Ja, si tan solo supiera que su hijo acaba de salir casi llorando del salón por las burlas que le hacen —. Eso es excelente, recuerda ser siempre el mejor de la clase y vestir el suéter que te tejió tu abuela con mucho orgullo, ¿De acuerdo?

—Sí mamá ya sé, siempre me lo pongo a diario por lo mismo.

—¿Y si estás usando los lentes que te regale verdad?

—Que sí mamá —rodeo los ojos con una sonrisa mientras sirvo la comida —. Ya te dije todo, estoy usando el suéter tejido por la abuela, estoy usando tus lentes, estoy leyendo los libros que me compraste y...

—¡Y la caja de condones que le diste hace un año sigue intacta mamá! —Bill grita desde la puerta, interrumpiendo la llamada.

—¡Cállate Bill! ¡No digas eso!

—¡¿Que?! ¿Que tiene de malo? —se burla con una sonrisa al mismo tiempo que se desmaquilla las sombras de ojos negra que por alguna razón, me recordaba mucho a Audrey —. Ya hasta le hice varios agujeros a los condones para que me des la ilusión de ser un tío cool y joven, pero creo que eso nunca va a llegar.

—¡Bill! ¡Deja en paz a tu hermano y ponte ayudarle a cocinar!

—Ay sí pobrecito, no se vaya a quemar sus trencitas y sus manitas de porcelana.

Rodeo los ojos y no le tomó importancia a cualquier cosa que diga mi hermano sobre mi virginidad y esas cosas. Estoy bastante acostumbrado a que siempre llegue a casa y el primer tema que saque, sea: ¡hey Tom! ¿Cuando te acostarás con una chica?

Incluso hasta sus amigos me habían hecho Miles de preguntas del por qué nunca había tenido nada de nada. Ellos mismo me pedían tips, e incluso consejos para resistir el impulso de hacerlo con alguien, cosa que me pareció un poco desagradable escuchar eso. Después de todo, solo era un chico que iba a la universidad a estudiar y nada más.

Después de la llamada incómoda, y terminar de cenar con el tonto de mi hermano que se la pasó hablando de cosas que no le encontraba sentido, me fuí acostar a mi cuarto que parecía muy básico. Necesitaba más decoración, más ambiente y más cosas mías para sentirme en mi propio espacio, total, me quedaría en el departamento de mi hermano y de mi padre hasta que terminara la universidad y me bastaría el tiempo para arreglarlo.

—¿Bill rapar a una chica? —me pregunto a mi mismo, las palabras de Audrey resonando en mi cabeza cada vez que podía.

Me puse a pensar muchas cosas de mi hermano ante las palabras de la criminal. No podía creerle semejante mentira, ¿Mi hermano hacerle daño a alguien? Por favor, era casi imposible que me lo dijera como si no fuera nada malo de este mundo. Pero el hecho de imaginar a mi hermano sosteniendo la cabeza de una mujer a la fuerza para raparla mientras se rie junto con Georg y Gustav me parece algo horrible y desagradable, lo que me provoca pesadillas.

Patrones rotos | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora