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EL INFIERNO HA COMENZADO.
Tom Kaulitz.


—Y a parte de estar leyendo todo el día... ¿Qué más haces, nerd? —Audrey me pregunta curiosa en ese momento, con los brazos posados en sus rodillas.

Hace dos horas que habíamos estado platicando en el tejado. La fiesta aún seguía y ya eran las dos de la mañana, lo peor de todo es que las ojeras ya se estaban haciendo notables en mis ojos y era algo que me desagradaba.

—Bueno... Yo creo que hornear galletas —confieso —. A parte de pasar tiempo tocando la guitarra y haciendo acordes todo el tiempo, también me gusta comer helado en la noche, no sé, me relaja antes de dormir...

—¿Hornear galletas? Yo una vez intenté hacer unas y casi explota la maldita estufa.

Okey, lo acepto, me dió risa.

—Tal vez no le pusiste el polvo para hornear —reí, acomodándome los lentes —, o simplemente la temperatura del horno no estaba bien hecha, lo más seguro es que la masa no estaba al punto.

—Sí... —soltó con burla, riéndose un poco —. Tayler y yo tuvimos que comprar una estufa nueva y pintura para la pared. La pared quedó negra después de quemarse, y si se quemaba todo nos podrían cobrar el maldito departamento.

—¿Departamento? ¿No me habías dicho que vivías en el bosque o campo?

—Vivo en el bosque alejada de toda la sociedad —la voz de Audrey se vuelve un tanto frágil, pero vuelve a tornarse oscura como siempre —. Pero como Tyler me invita a quedarme a su casa los fines de semana es por eso que nos nació la locura de hacer galletas, y todo salió mal...

Y la fiesta aún seguía en el piso de abajo, completamente llena de alumnos y algunos subiéndose a su coche para retirarse. Me habían llegado varios mensajes de mi hermano preguntándome dónde coño estaba, que estaba haciendo, si me iba a quedar todo el día encerrado en este lugar o si no bajaré por un pedazo de comida o de pastel.

—¿Y conoces a Luke? —pregunto curioso, mirándola fijamente.

—Sí, desde la preescolar —me responde, estando a punto de tomar un cigarro de su canilla pero decido devolverlo —. Es por eso que estoy aquí en esta fiesta, pero, como no soy muy bien recibida en este tipo de lugares es por eso que vine aquí al tejado. Digo, supongo que tú hermano ya te ha dado advertencias sobre lo cruel que es la universidad más controversial de Boston.

Mi miedo comienza a ser más fuerte en ese momento. Rayos, no me gustaban esas bromas pesadas y mucho menos ahora cuando solamente había tenido una semana en la universidad, que a pesar de ser linda y contar con instalaciones perfectas era horrible en los pequeños sentidos. No hablo por los maestros o reglas, si no por la calidad de alumnos que manejan.

—Solamente te daré una advertencia, niño nerd —susurra, levantándose del tejado y estando de pie, caminando hacia el balcón en dónde yo estoy parado, apretando los puños con miedo a que me haga algo —. En este mundo, en esta universidad y con estos alumnos no solamente es juventud y diversión. Es algo más, algo para lo que por supuesto no estás preparado...

—¿Me estás amenazando?

—No, no te estoy amenazando, solo te estoy advirtiendo nerd. Aquí no se juega con na...

¡Bill para! ¡Paren ya los dos por favor! —el grito de Luke resuena hasta la habitación, interrumpiendo las palabras de Audrey que habían sido calladas por el terrible grito del rubio.

Patrones rotos | Tom KaulitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora