⏳VEINTIDÓS

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EMMA

—¿estás seguro de que podemos estar aquí? —pregunto con un deje incertidumbre en mi voz, sé que mi hermano y Samuel podrían sacarme de este lugar en un segundo, en primer lugar esa es la razón por la que accedí a entrar.

—soy el hijo de jefe y próximo a tomar el mando. No tiene que tener miedo Emma. —han sido dos largas semanas de citas en cafés aleatorios en lugares poco visibles de la ciudad, pero ya no pude seguir posponiendo esto.

Y mucho tuvo que ver que nuestro propio jefe está esperando una respuesta. Y no se puede hacer esperar al jefe de la organización.

Entro en el bar que por fuera parece basurero, pero una vez dentro todo es diferente.

Y no diferente malo. Simplemente diferente. Limpio y moderno.

Hay un escenario con tubos y jaulas con chicas dentro, son muy hermosas y están bailando con una sonrisa en sus rostros. No parece que las estén obligando. Eso me tranquiliza un poco. Pero solo es el principio. Y algo en mi interior me dice me falta mucho por ver.

—¿te molesta? —siento la mirada de Jorge clavada en mi costado. Espera una repuesta de mi parte y es eso lo que le voy a dar.

—en realidad no. —me encojo de hombros —pero si soy sincera no esperaba que este lugar fuera tan... como decirlo —me llevo el dedo índice a la barbilla buscado la palabra adecuada. —impresionante.

Jorge se ríe y escucho un gruñido del otro lado de mi audífono. Ya me acostumbré a los gruñidos de Samuel. Y sería una mentirosa si no aceptara que me gusta sentir sus celos. Celos infundados por su puesto.

Mi cuerpo, mi alma y mi corazón siempre le pertenecerán a mi primer y único amor de mi vida. Mi esposo.

Sonrío y regreso mi mirada al lugar. Es bastante limpio y fuera de lo que se podría pensar, los moteros se miran como personas normales. Comunes y corrientes.

—ven, hay una zona vip, donde podremos disfrutar del show y esta noche es solo para nuestro disfrute. —me dice con una sonrisa y yo asiento haciendo rodar mi silla a su lado.

Cuando por fin logramos subir mi silla por las escaleras. Me instalo en un sillón y tengo una vista perfecta de todo el escenario y las mesas, claro que noté que nadie se fijó en mí cuando pasaba por el primer piso. Ahora miro que hay muchos hombres trajeados entrando por otra puerta que no es la principal y que están muy pendientes de su reloj.

—¿estás cómoda? ¿Nerviosa? Tal vez Necesites algo de tomar para lo que se viene. —Jorge toma lugar a mi lado y levanta la mano para que una mesera se acerque.

—estoy bien gracias, y solo un agua mineral con limón, por favor. —Jorge abre la boca para replicar, pero me adelanto haciéndolo callar. —mañana tengo una terapia de verdad, así que no quiero meter nada a mi sistema.

ja, toma eso idiota —la voz de Samuel en mi oído me sobresalta. Y Jorge debe de pensar que es una reacción de mi cuerpo al exponer su mentira de nuevo, porque su mirada se suaviza. Hace el pedido y después toma mi mano.

—lo siento, no tienes idea cuanto. —dice y yo asiento. Dirigiendo mi mirada a un hombre mayor que entra con la mirada agachada, tiene algo que me resulta familiar, pero a esta distancia no no logro identificar.

Jorge, sigue mi mirada. —sabía que lo reconocerías. —frunzo el ceño y miro a Jorge fingiendo inocencia.

—¿quien es? —pregunto.

—¿no creerías que todo esto y mantenernos en la cadena alimenticia salía de solo vender droga o sí? —su sonrisa se transforma en una malvada. Por segunda vez desde que lo conozco tengo miedo delante de Jorge.

En esta vida NO (✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora