⏳CUARENTA

381 30 4
                                    

SAMUEL

Despierto en mi cama, solo. No sé qué hora es, después de todo pasé haciéndole el amor a Emma toda la noche hasta que ambos quedamos tan agotados que el solo respirar nos dejaba muertos.

Me levanto y no escucho ruido en el cuarto de baño ni tampoco en la cocina.

No se habrá arrepentido, ¿verdad? Ella sabe dónde he estado todo este tiempo, no es como si quisiera huir de mí.

Sí, también sé que aún hay cosas que tenemos que resolver, pero el no encontrarla en mi cama fue un shock de realidad que me recuerda que aún queda mucho camino por recorrer.

Con el alma dividida entre la felicidad y el miedo entro a la ducha.

Me quedo debajo del chorro con los ojos cerrados, sintiendo en cada parte del cuerpo como fue recuperarla después de tanto tiempo.

—por favor —esa súplica saliendo de sus labios fue todo lo que necesite, le rodee el cabello de la nuca con mi puño y estrelle mi boca con la suya. Sus manos recorrieron mi pecho hasta rodeas mi cuello y subir hasta los mechones de mi cabello mucho más largos de que ella estaba acostumbrada a ver.

Gemí en su boca cuñada tiró de mi cabello, la corriente eléctrica recorrió todo mi cuerpo y el gruñido que salió después de eso hizo que Emma se derritiera en mi cuerpo. Nos arrancamos la ropa y caímos en la cama sin dejar de besarnos.

Sacudo el recuerdo porque tengo que encontrarla. No dejaré que la historia se vuelva a repetir.

Termino la ducha y me cambio con algo casual, en poco tiempo me había acostumbrado a dejar los trajes de tres piezas atrás, y aunque anoche usé uno que me hizo sentir la misma euforia que me provocaba pertenecer a ese mundo, no voy a negar que esta otra cara de mí también me gusta mucho.

Salgo de mi departamento y solo cruzo la calle para entrar al edificio de Emma. No lo hacía desde hace tanto que temía que la tarjeta se hubiera vencido. No fue Así. Subo por el elevador hasta el último piso, solo que esta vez en vez de salir por la puerta hacia la azotea, camino hasta la puerta del departamento de Emma.

Me tomo un respiro antes de tocar el timbre y no pasa mucho cuando unos pasos apurados se escuchen del otro lado de la puerta, espero encontrar a Emma, pero me recibe una ceja enarcada, más oscura y una figura más pequeña que Emma. La jodida Ana. Casi me olvido de que ella también está aquí.

—¿quién es? —pregunta la voz de Emma desde un lugar adentro.

Voy a responder que soy yo cuando Ana se me adelanta y dice:

—es su exesposo. —maldita perra. No sé qué tiene en contra de mí, pero estoy seguro de que su recordatorio fue intencional. La fulmino con la mirada cuando me obligó a dejarlo por qué Emma aparece en la puerta ruborizada. Se muerde el labio inferior y Dios no me canso de verla de pie en toda su altura. Con tanta fuerza. Parece que ha pasado toda una vida desde que nos casamos.

—hola, no estabas en mi cama cuando desperté. —Emma abre la boca, no esperaba que dijera, eso es obvio por qué se gira y le hace señas a Ana para que desaparezca. Bien.

Después da un paso fuera de su departamento y cierra la puerta detrás de ella. Levanto la ceja. ¿Me está ocultado algo? ¿No quiere que entre en su departamento?

—lo siento, no quería molestarte, estabas dormido como una roca que... bueno. Lamento si te molestó.

Está nerviosa y honestamente no entiendo por qué.

—¿está todo bien? ¿Te arrepientes de lo que hicimos? Sé que aún nos faltan muchas cosas por resolver, pero... —mis palabras empiezan a ganar velocidad cuando los dedos de Emma me callan.

En esta vida NO (✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora