⏳TREINTA Y NUEVE

397 33 9
                                    

EMMA

Verlo quedarse mudo cuando me miró dar esos pasos hasta él, fueron todo lo que esperaba y más.

Marco salió de su propio restaurante y nos dejó la mesa para nosotros solos, al parecer él tenía más fe que yo en lo que pasaría esta noche, o ¿será que como hombre de mafia conoce a los suyos?

No lo sé el punto es que yo estoy feliz. Y nuestro hijo también.

—nuestro hijo te ha extrañado. —le digo a Samuel después de besarnos por segunda vez. Sus ojos siguen subiendo y bajando. Recorre mi cuerpo y regresa a mis piernas.

—¿estás? ¿Puedes? —hay preocupación en su tono de voz, pero tanto orgullo en su mirada. Orgullo por mí.

Por esta mirada esperé.

—estoy bien, más que bien ahora que por fin has dado la cara. —le digo con un suspiro sin evitar sonreír como una niña en la mañana de Navidad.

—¿qué fue todo esto? ¿Vas a explicarme? —su tono se hace serio de repente.

—¿quieres quedarte? Podemos irnos a otro lugar si lo prefieres. —le digo, ya que ninguno de los dos se ha movido desde antes de besarnos.

Samuel quita su mirada de mí para recorrer el restaurante con la mirada.

Se encoge de hombros.

—ya estamos aquí. Sentémonos y hablemos. —pide.

Así lo hacemos, como un completo caballero toma mi silla y me ayuda a sentarme, después toma la silla que estaba frente a mí y mueve para quedar a mi lado. Miro su rostro y me pregunto ¿cómo pude desde un principio intentar dejarlo atrás? es obvio que nunca lo iba a conseguir. Samuel tiene más que mi corazón, lo tiene todo de mí.

Una vez en su nueva posición, toma mi mano y la lleva a sus labios.

—primero dime que esto no es un sueño, y que cuando dijiste antes que me amas, lo dijiste en serio. —no es tanto una petición, parece mucho más una orden, pero mi corazón dio un vuelco de igual manera. No sabía que podía necesitar tanto a alguien, no a un simple alguien, sino a mi hombre perfecto. Al amor de mi vida.

—lo dije en serio. Cometí un error, esa noche en el hospital, todo fue tan abrumador que no supe cómo reaccionar. para cuando me di cuenta de que no quería alejarte fue demasiado tarde, porque no pude encontrarte. —me confieso con vulnerabilidad en mi voz.

Decidí empezar por el principio y solo con la verdad, todo lo que venga después lo podremos superar y hablar.

—nunca quise irme. —suspira —Lo intenté ¿sabes? —se me aprieta el corazón al solo imaginar que pudo irse y esta vez para siempre. Dejarnos atrás a su hijo y a mí.

—lo siento.

—no pude irme. No pude imaginar a mi hijo necesitándome y no poder estar ahí para él. —me explica con añoranza en sus ojos. Algo me hace preguntarme si solo se queda por nuestro hijo. Después de todo lo sabe desde el día del divorcio.

Trago en seco. Esa idea empieza a germinar sin permiso dentro de mi pecho y no me gusta. Me duele porque...

—Emma, —a donde sea que mi mente se había ido mi nombre saliendo de sus labios me regresa al presente. —lo dejé todo, por venir a buscarte. Aun sin saber si lograría que me aceptaras, me arriesgué a pasar el resto de mi vida intentando convencerte de que podemos tenernos el uno al otro. Que una cosa no está peleada con la otra y que si tú querías irte yo podría tomar la decisión de ir contigo.

En esta vida NO (✔️)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora