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Abrazar a Minho era la sensación más hermosa del mundo, recostarse sobre su pecho aún mejor, más cuando escuchaba los latidos de su corazón

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Abrazar a Minho era la sensación más hermosa del mundo, recostarse sobre su pecho aún mejor, más cuando escuchaba los latidos de su corazón. Se sentía aún más que vivo. Sus brazos cubrió casi todo su cuerpo, recostando su cabeza sobre la de él mientras tarareaba una melodía. Estaba en casa.

—¿Sabes? jamás me había sentido tan en paz como ahora— habló calmado aspirando todo el aroma frutal del cabello de Seungmin.

—¿En serio?

—Sí— suspiró—, en Seúl sobrevives, el tiempo va demasiado rápido que no logras respirar. No hay tiempo para nada— lo pego más a su pecho dándole aún más calor—. Estar contigo... me hizo volver a la vida.

Seungmin levantó su cabeza para mirarlo separándose un poco, embozó una sonrisa tierna dejando mirar sus dos pequeños hoyuelos. Tan adorable ante los ojos de Minho.

—¿Sientes algo por mí?

Los ojos de Minho se dilataron un poco más, no había malas intenciones, jamás los hubo, Seungmin podía leerlos y saber que cada acción y señal era sincero, pero necesitaba que él mismo se lo dijese. Su mano izquierda acariciaba su mejilla haciendo que en automático cerrara los ojos. Sonrió.

—Siento mucho amor por ti, demasiado, que en lugar de asustarme me siento en paz— hizo que el castaño se levantara por un momento quedando frente a frente—. ¿Tú sientes lo mismo?

—estoy enamorado de ti— su voz salió algo temblorosa por los nervios.

—¿Estarías dispuesto formar una vida junto a mí aunque eso aplique que me vaya algunos días por mi trabajo en la ciudad? Esta bien si no quieres, lo entenderé...

—Claro que sí, quiero estar contigo, Minho— lo interrumpido de inmediato. Besándolo rápidamente haciendo reír al pelo naranja, quien lo sostuvo de la cintura.

—Haré lo posible para poder trabajar desde aquí y no dejarte solo, ¿de acuerdo?

Seungmin solo asintió, estaba más que feliz. Estos últimos días saliendo con Minho aún como amigos eran los mejores de toda su vida, no tenía ninguna duda de enamoramiento hacia a él, necesitaba estar con él.

Por la noche no concilio el sueño, era muy difícil por el simple hecho de pensar algunas contras en estar junto a Minho. Sabía muy bien que él solo estaba en el pueblo por vacaciones y no estaba viviendo ahí permanentemente, que su vida estaba hecha en aquella enorme ciudad donde era jefe de una grandísima empresa familiar, tal vez, y solo tal vez lo vería en los meses de vacaciones y algunos fines de semana si tuviera tiempo libre. Pero algo dentro suyo deseaba tanto estar a su lado, no importaba en absolutamente si tenía que verlo solo una vez al mes o solo cinco minutos, sentir su piel suave y pálida, oler su colonia en su cuello, sentir sus suaves labios sobre los suyos o escuchar su voz diciéndole lo lindo que es. Lo necesitaba, y podía con ese sacrificio porque lo amaba eso no había ninguna duda.

En algunas ocasiones le daban bajones emocionales, el hecho de pensar que cuando regresara a la ciudad y que jamás volviera se hacía muy grande sobre el pecho. Tenía miedo, mucho miedo. No se lo diría porque tal vez Minho cambiaría de opinión, no tendría que arriesgar algo que estaba apunto de comenzar.

Minho lo visitaba mucho más, contando con la ayuda que le hacía a su abuela con las frutas que Seungmin le vendía. En ocasiones le robaba besos, le hacía cumplidos, incluso, se quedaba a dormir en el hogar mientras miraban la televisión. Estaba viviendo lo que alguna vez soñó, y era muchísimo mejor.

Esta vez recostado sobre su pecho y escuchando los ligeros ronquidos de Minho se adentró a su mente. ¿Era muy temprano pensar en un futuro con él? ¿era muy pronto pensar formar una familia con él? No lo sabía con mucha exactitud pero le gustaba hacerlo.

Imaginarse a Minho vistiendo un traje blanco mientras lo espera en un altar lleno de rosas. Cambia la escena a un Minho acariciando el vientre hinchado de Seungmin mientras le habla cariñosamente a su primer hijo, y donde también le canta con una guitarra para que este sienta el gran amor que su padre le tenía. Cambia otra a un Minho lanzando al aire a su hijo de cinco años, mientras ambos se divierten Seungmin les prepara su famoso pastel de mandarinas y un batido de fresa.

Lo abrazo con fuerza dejando un delicado beso en su pecho, levantó la cabeza mirando el rostro relajado del pálido.

—Amor de mi vida— susurró.

Finalmente quedarse dormido también.

Finalmente quedarse dormido también

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Besos de miel¹ 「 Knowmin 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora