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Félix llevaba en sus manos un pay de piña junto a Jisung quien él llevaba una gelatina de limón. Mientras Jisung hablaba amenamente con Seungmin sobre el proceso de su embarazo, Félix estaba junto a Minho, su primo, quien al principio la conversación era solamente de la empresa que estaba llevando acabo en el pueblo. Rotundamente el tema de conversación fue cambiada y la preocupación llegó a Minho quien comenzando haciendo preguntas.
-¿Puedo preguntarte algo?- Félix le dio un pequeño trago al whisky que le había ofrecido su primo y asintió después de dejar el pequeño vaso sobre la mesa de cristal.
El sol comenzó a ocultarse sobre las nubes y cada vez más el viento se hizo algo frío, tal vez comenzaría a llover. Minho se rascó la nuca algo pensativo, tratando de acomodar las palabras adecuadas para la pregunta.
-¿Es normal que constantemente Seungmin escuche ruidos extraños?
-¿A que te refieres?- ladeó su cabeza.
-Bueno... hace algunas noches Minho se despierta en las madrugadas sin ninguna razón... en algunas ocasiones me ha dicho que escucha el sonido de unas campanas de viento. Me preocupo un poco, yo no las escucho.
-Tranquilo, es algo normal que de repente delire, la falta de sueño hace que uno pueda imaginar incluso puede escuchar cosas que no son. El embarazo hace que sea un poco difícil dormir, en algunas ocasiones-Minho suspiró-. No tienes que preocuparte, es mental.
El pelinaranja solo asintió, claro que sabía todo eso, pero no podía evitar sentir preocupación por su novio. Se ponía un poco inquieto el simple hecho de saber que Seungmin escuchaba tal cosa que no existía, o tal vez y solamente él era el único loco que no ponía atención. Tratando de formar nuevamente sus preguntas pero ahora para Minho. Ayudándole a secar los vasos para acomodarlos en el estante mientras su mente había una especie de debate.
-Hoy hable con Félix sobre algo...- dejo escapar las primeras palabras.
-¿Sobre qué?- Seungmin se encargaba de lavar los últimos platos que estaban en el lavabo, no quitaba la mirada de ellos, no prestaba atención al nerviosismo de Minho.
-Pues... le he preguntado sobre lo que te ha estado sucediendo- bajo la mirada-. Él me ha dicho que es mental el sonido de esas campanadas.
Dejo el último plato sobre el mesón frunciendo su ceño. -¿Insinúan que estoy loco?
-¿Qué? No.
-Pues lo estás diciendo, ¿qué sabe él?- su voz sonaba muy enojada, su respiración se agitaba-, no puedo creer que no me creas cuando te lo digo.
-Es que no hay manera que sea real, no tenemos una en casa y dudo demasiado que algún vecino lo tenga porque durante el día no se escuchan, es muy extraño que justo en la madrugada suenen.
-Cuando yo te llamo para que los escuches simplemente me dices que no las escuchas y vuelves a dormirte, ¿cómo quie...
-¡Basta, Seungmin!- lo interrumpió casi en un grito, el menor retrocedió asustándolo -. Eso no existe, es parte de tu imaginación. Acéptalo de una maldita vez.
Se quedó callado con los ojos llorosos. Minho se dio cuenta segundos después al notar como una lagrima caía de su mejilla sonrojada, se tapó la boca.
-N-no, amor- trato de tomar su mano pero este lo apartó con rapidez, como si su mano quemara.
-No vuelvas a tocarme- fue lo ultimo que dijo para salir de la cocina y dirigirse a su habitación llorando.
Se maldijo las veces que se le fue posible, odiándose a sí mismo por haberle gritado y hablando de esa forma al amor de su vida. ¿Qué le había ocurrido? se sentía a morir. El reloj marcaba las diez de la noche, no quería volver a la habitación para no incomodar o hacer que Seungmin se enojara aún más.
Suspiró, necesitaba estar con él. Entrando a la habitación camino despacio, pudo escuchar los sollozos del menor y su corazón se ha roto aún más. Se metió a la cama abrazándolo de la cintura acariciando su abultado vientre de arriba y abajo, dejó un beso sobre el hombro haciendo sonidos de arrullo.
-Perdóname por haberme comportado como un idiota, no debí hablarte como lo hice. Perdóname, mi amor, no quiero verte llorar más.
-Me duele el hecho que no me creas- el tono de voz del menor hizo que algo sintiera en el pecho, lo apego más a él entrelazando sus dedos.
-Te creo, claro que lo hago, pero me preocupa un poco. Mira, trataremos de averiguar ese problema con el médico o ver de donde proviene, ¿sí?- beso su cuello- ¿puedes perdonarme?
-Te perdonó, mi vida.
Se volteó mirándolo de frente sonriéndole, dándole un beso sobre los labios. Estaba feliz sentir el calor de Minho, sentir el alivio de que todo estuviera resuelto.
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