Love me? | Duxochon

Apócrifos. [11]

Después de la intensa reunión en el parque, el grupo comenzó a notar que su plan estaba dando frutos. La declaración conjunta había comenzado a circular por las redes sociales, y aunque aún había comentarios maliciosos, muchos de sus compañeros de clase empezaron a mostrar apoyo.

Locochon y Duxo regresaron a sus casas sintiéndose un poco más tranquilos, aunque el día había sido agotador emocionalmente. Locochon, sin embargo, no pudo evitar sentirse todavía inquieto por todo lo sucedido.

En su departamento, Locochon comenzó a sentirse abrumado nuevamente. Las imágenes de la publicación, los comentarios y la incertidumbre sobre el futuro lo envolvieron, provocando un ataque de pánico. Su respiración se volvió irregular, y su corazón comenzó a latir con fuerza mientras intentaba mantener el control.

Sin saber qué hacer, Locochon se dirigió a su teléfono. Aunque quería llamar a Duxo, algo dentro de él lo detuvo. Decidió, en cambio, llamar a Mictia, con la esperanza de que ella pudiera ayudarlo a calmarse.

—Mictia, no sé qué hacer... No puedo respirar bien, siento que todo se me viene encima...— dijo Locochon con la voz temblorosa, tratando de contener las lágrimas.

Mictia, que ya había notado que algo no estaba bien en Locochon, respondió con calma y empatía. —Locochon, respira conmigo, ¿sí? Inhala profundamente... y exhala despacio. Estoy aquí contigo, todo estará bien. Vamos a superar esto juntos.—

Mictia permaneció en la línea con Locochon, guiándolo a través de la respiración y recordándole que no estaba solo. Su voz suave y tranquilizadora ayudó a Locochon a recuperar el control, y poco a poco, su respiración se estabilizó.

Mientras tanto, en su habitación, Duxo también se sentía agotado por los eventos del día. Mictia, que compartía cuarto con Duxo, entró al departamento después de haber hablado con Locochon. Notó la tensión en Duxo y se acercó para hablar con él.

—¿Cómo te sientes, Duxo? Sé que hoy fue un día difícil— dijo Mictia, sentándose junto a él en la cama.

Duxo suspiró, sintiéndose aliviado de tener a Mictia cerca. —No sé, Mictia. Todo esto ha sido demasiado. Siento que una sola acción ha cambiado todo... y no sé si podremos volver a cómo eran las cosas antes.—

Mictia sonrió con suavidad y puso una mano en el hombro de Duxo. —Las cosas pueden cambiar, pero eso no significa que sea para peor. Lo importante es que sigamos siendo honestos con nosotros mismos y que no dejemos que el miedo controle nuestras decisiones. Estás rodeado de personas que te apoyan, y no tienes que enfrentarlo solo.—

Las palabras de Mictia resonaron en Duxo, quien comenzó a sentirse más tranquilo. Sabía que no tenía todas las respuestas, pero tener a Mictia y sus amigos a su lado le dio la fuerza para seguir adelante.

Al día siguiente, las cosas parecían un poco más brillantes. La declaración conjunta había logrado que algunos de sus compañeros de clase dejaran de lado los rumores, y aunque no todos estaban convencidos, el grupo había logrado cambiar la narrativa.

Mishifu, C3jo, y Andreh se aseguraron de estar cerca de Locochon y Duxo durante el día, ofreciéndoles su apoyo en cada paso. Soarinng y Natalan también estaban allí, aunque lidiando con sus propios sentimientos complicados.

El grupo se dio cuenta de que, aunque los desafíos no habían desaparecido, la verdadera fuerza residía en su amistad y en la capacidad de enfrentar cualquier adversidad juntos. Con cada día que pasaba, aprendían a confiar más en ellos mismos y en los demás, sabiendo que lo que realmente importaba era el lazo que los unía.

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Locochon estaba sentado en un banco del parque, mirando el atardecer mientras intentaba calmar su mente. Los últimos días habían sido un torbellino de emociones, y aunque había recibido apoyo de muchos amigos, aún se sentía perdido. Fue entonces cuando escuchó unos pasos acercándose. Al girar la cabeza, vio a C3jo caminando hacia él, con una expresión tranquila pero determinada en el rostro.