Entrada la noche sobre una calle vacía, en donde una de las luminarias públicas parpadeaba y a penas el ligero sonido de las olas rompiéndose en la playa se percibía, mi hermana Mara estacionó su auto fuera de un condominio - ¿Estás segura que es aquí? - Preguntó dubitativa, pues la fachada lucía descuidada, con la pintura desquebrajándose, dejando el cemento y a su vez, los tabiques
Saqué mi celular y confirmé el número y la calle, además de una foto, que se alejaba algunos años de cuando fue tomada - Si, lo es - Mi hermana solo musitó algunas palabras de inconformidad
Sacamos mis pertenencias de la cajuela de su Toyota Prius, a penas una caja de cartón y una maleta, a eso se reducía mi vida de estudiante
La llave de la puerta al edificio y la del que sería mi departamento, habían llegado por correo a mi papá
Ubiqué una llave vieja y larga y la metí en el cerrojo de la puerta metálica y la giré, haciendo un fuerte sonido indicando que se había abierto y con un chirriante sonido, se abrió
Al fondo, en las puertas del elevador una hoja de papel pegada con papel y con letra malhecha podía leerse "No sirve"
-Genial - dije con tedio
No quedó de otra más que subir las escaleras hasta el cuarto piso. En los escalones lucían basurillas, colillas de cigarro, papelitos y polvo, como si hubieran pasado varios días desde que limpiaron
Comencé a sudar, mis pulmones exigían más oxígeno y mi maleta ya pesaba, afortunadamente ya estaba en mi piso y al igual que en la calle, una de las lámparas parpadeaba ligeramente y los insectos nocturnos chocaban una y otra vez con el foco de luz amarilla de una lámpara de la entrada de un departamento
Saqué las llaves nuevamente y miré el número que me tocaba - Cuarenta y seis, ya casi llegamos
-Menos mal ¿Que rayos traes en esta caja? ¿Piedras?
-No exageres, son los libros para la universidad
Conté número por número hasta llegar al mío, metí la llave y antes de girar la llave, Mara llamó mi atención carraspeando, no dejaba de mirar la puerta marcada con el cuarenta y cinco. Varias calcomanías de gatos adornaban el color blanco - ¿Crees que sea la loca de los gatos? ¿Tendrás a una anciana con cientos de gatos que arruinarán tus noches maullando jijiji
-...No lo creo, de haber sido así, la dueña me habría dicho algo - Al menos eso quise pensar, no iba a dejar que un pensamiento intrusivo me arruinara esto. Giré la llave y empujé la puerta, azotándome en la cara una brisa cálida y húmeda, las cortinas hondeaban ante el cancel que daba a lo que parecía ser un pequeño balcón, estaba abierto
Encendí la linterna de mi celular y busqué el switch que encendería la luz. El foco parpadeó tres veces y se encendió junto con un ventilador de techo - ¿Adora, estás segura?
-Mara, ya hablamos de esto, la universidad de Las Salinas es una de las mejores en el departamento de medicina traumatológica y cirugía
-Si, pero en Luna Brillante...
-Basta, esta es mi decisión
-Si, pero este lugar es... Deprimente, si tan solo dejaras que papá te ayudara
-YA DIJE QUE NO... Papá ya hará suficiente con pagar la alta colegiatura por mi capricho y esto es lo que puedo pagar
Ella suspiró y movió la cabeza - Bien, pero sabes que si necesitas ayuda, solo tienes que llamarnos
Abracé a mi hermana y la acompañé a su auto, quedándome viendo las luces traseras de su auto alejarse hasta doblar la esquina y perderse de mi vista
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Mi vecina de al lado
FanfictionAdora se muda a un departamento en Las Salinas para estudiar su especialidad médica en una escuela de aquella ciudad