Incidente de Kuoh Parte 2

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En cierta parte de la ciudad, se encontraban múltiples monstruos ya conocidos para esta franquicia que son los ángeles caídos y demonios renegados. Grandes cantidades de ellos estaban merodeando por las calles de la ciudad. Algunos escondidos en la oscuridad y otros estando en medio de todos los humanos ocultos con un poco de magia.

El sentimiento de atacar a los humanos que tan tranquilamente pasaban por las calles era algo que disfrutaban todos ellos. El deseo de derramar sangre era lo suficientemente fuerte para seguir órdenes de seres de otras razas, aunque claro, solo algunos.

-¿Por qué no estamos masacrando a estos tontos humanos? -preguntó un ángel caído, sus alas negras extendiéndose con una amenaza implícita.

-Porque así lo ordenó tu estúpido líder, bastardo caído -gruñó un demonio, sus ojos rojos brillando con ira contenida.

-¡Más respeto a Kokabiel-sama! -gritó otro ángel caído, desenfundando su lanza de luz.

-¡Y una mierda! -escupió el demonio, sus garras afiladas listas para desgarrar.

-¡Repite eso, bastardo!

Una acalorada discusión empezó entre ambos bandos, con chispas de energía mágica crepitando en el aire a su alrededor. No es fácil cooperar con la raza con la cual han estado en conflicto durante tanto tiempo. Es más difícil si se trata de seres que no dudan en traicionar a su gente por su propio beneficio.

Los demonios y ángeles caídos se encontraban al borde de un enfrentamiento. Las tensiones entre ellos eran palpables, y cada palabra lanzada solo avivaba las llamas de la discordia. En estos momentos están a un paso de comenzar a matarse entre ellos. Pocas cosas evitarían que eso sucediese, pero una de esas cosas es...

Woosh

En el cielo, a la distancia, se podía ver una gran fuente de luz. Esta fue la señal que necesitaban. Una columna de luz blanca y pura que atravesaba las nubes, iluminando el paisaje nocturno como un faro. Esta señal, reconocida por ambos bandos, significaba que Kokabiel, el líder de los ángeles caídos estaba listo para iniciar su plan.

La luz era tan brillante que incluso los humanos, ajenos a la batalla inminente, levantaron la vista con asombro y temor. Para los seres sobrenaturales, sin embargo, era una llamada a la acción.

-Esa es la señal -dijo un tercer ángel caído, su voz llena de emoción-. ¡Que comience la diversión!

Los demonios, a regañadientes, dejaron de lado su odio temporalmente. Sabían que ignorar la señal podría tener consecuencias, no solo para ellos sino también para sus propias ambiciones.

....

La noche había caído sobre la ciudad, bañando las calles en sombras y luces intermitentes de los faroles. Los humanos caminaban algo ansiosos por la mancha que podían ver en el cielo y la cual se fue extendiendo hasta formar un domo. No sabían si se trataba de un espectáculo de luces o un juego, pero la fina calma que había fue rota abruptamente cuando un grupo de demonios y ángeles caídos descendió del cielo, como un vendaval de oscuridad y destrucción.

Los demonios avanzaban con una fuerza brutal, lanzando bolas de fuego y relámpagos oscuros que explotaban contra los edificios, haciendo que los vidrios estallaran y los muros se derrumbaran. Un demonio enorme, con cuernos retorcidos y garras afiladas, lanzó un rugido que resonó como un trueno, sembrando el pánico entre los peatones.

-¡Ayuda! -gritó una mujer, tomando a su hijo de la mano y tirando de él mientras huían de los ataques.

A su lado, los ángeles caídos usaban sus lanzas de luz para crear explosiones cegadoras que iluminaban la noche como fuegos artificiales. Un ángel caído con alas negras y ojos fríos apuntó hacia un grupo de humanos que se refugiaban detrás de un coche volcado.

Cazador de Héroes entre DemoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora