lo que no ves de mí, pt.2 - juantin

1- Cuando creía que le había olvidado.

El ruido de la alarma trajo a Juanjo de vuelta a la realidad después de un sueño largo y profundo. Cuando abrió los ojos, frunció el ceño confundido. Ese sonido no era el de su alarma, sino el tono de llamada. Con pesadez alargó su mano hasta llegar al aparato que emitía aquel sonido, y contestó.

-Quien es?

-Todavía estás durmiendo? Joder, como se notan los años, ya no aguantas una borrachera eh.

-Vete a tomar por culo, Álvaro. —El sevillano soltó una fuerte carcajada.—

-No te enfades, gruñón. Y levanta ya, que Ruslana ha dicho por el grupo que nos quieres contar algo.

-No jodas, y a esta que le pasa ahora?

-Yo creo que se quieren quedar preñadas, o lo han hecho ya, una de dos.

-Venga ya Álvaro, déjate de tonterías.

-Que te apuestas?

-Nada, pesado. Nos vemos ahora.

-Espera, espera. —Juanjo suspiró pesado.—

-Que?

-Estás con...?

-Adiós, Álvaro.

Juanjo separó el teléfono de su oreja, colgó la llamada y volvió a dejarlo en su mesita de noche. Después, se giró y le dio un codazo a la persona que dormía a su lado.

-Levanta.

-Joder, vaya forma de darme los buenos días, no?

-Me tengo que ir.

-Me estás echando?

-Si, —Juanjo se levantó de la cama— voy a darme una ducha, si quieres cógete algo de desayuno.

-Nos vamos a ver esta noche?

-No lo sé, Aitor. Ya veremos.

-Mira que eres un capullo y aún así me encantas. —el maño le sonrió falsamente mientras se quitaba la ropa que aún llevaba de la noche anterior.—

-Ya sabes lo que hay, sino te gusta ahí tienes la puerta.

El chico se levantó de la cama con una sonrisa, acercándose hasta el mayor, a penas dejando distancia entre ellos.

-No te preocupes, se perfectamente lo que hay, lo sé muy bien.

El chico se inclinó y atrapó los labios de Juanjo, fue un beso suave, a penas un leve roce.

-Te veo luego, guapo.

Sin decir nada más, Aitor recogió sus cosas y salió del piso. Juanjo entró a la ducha, y suspiró al igual que llevaba haciéndolo un año y medio, cada vez que veía algo en su piso que le recordaba a él. A Martin. Un año y medio y todavía no se sentía capaz de deshacerse de sus cosas. Intento no pensarlo mucho y se metió bajo el agua de la ducha. Quince minutos fue lo que necesitó para estar completamente listo y dirigirse a la ubicación que Ruslana le había indicado.

-Hombre, ya estaba bien.

-Perdona, me han parado un par de chicas para hacerse una foto cuando venía de camino.

-Mira que ha pasado un año y a mí me sigue pareciendo raro tener un amigo famoso.

-No es para tanto, Bea.

-Si que lo es, mi mejor amigo es el mejor cantante de toda España.

-Calla ya, petarda.

-Eso, eso, silencio. Que aquí hemos venido por algo y yo no aguanto más, me tenéis en un sin vivir. —Álvaro se expresó dramáticamente una vez más.—