041. 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦 𝘥𝘶 𝘤𝘰𝘵𝘦 𝘰𝘣𝘴𝘤𝘶𝘳

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chapter forty one =͟͟͞ ⟭⟬
CUENTO DEL LADO OSCURO.

       𝐊𝐀𝐘𝐋𝐄𝐄 𝐀𝐁𝐑𝐈𝐎́ los ojos con lentitud, encontrándose rodeada por la penumbra de una cálida habitación

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𝐊𝐀𝐘𝐋𝐄𝐄 𝐀𝐁𝐑𝐈𝐎́ los ojos con lentitud, encontrándose rodeada por la penumbra de una cálida habitación. La única luz provenía de la luna que se filtraba débilmente a través de las cortinas. Un fuerte dolor de cabeza la golpeó de inmediato, haciéndola fruncir el ceño y llevarse una mano a las sienes en un intento de aliviar la presión.

Al orientarse, reconoció el techo de su gran habitación y el suave murmullo nocturno que lo envolvía. Con cautela se giró y, en la oscuridad, distinguió la figura de Jughead, dormido en la silla de su escritorio. Estaba encorvado hacia adelante, con los brazos cruzados sobre el pecho, su respiración lenta y rítmica. Parecía que había estado allí por un buen rato, vigilándola, pero el cansancio finalmente lo había vencido. Y lo primero que llegó a su mente fue:

¿Cómo había llegado hasta ahí? ¿Su padre lo sabía? ¿Y cuando tiempo había pasado desde la carrera?

Merde.

—¿Jones?—Murmuró mientras se sentaba en la cama, su voz apenas se escuchó en la quietud de su habitación. Jughead no se movió, profundamente dormido en la silla. Ella lo observó, sintiendo un nudo de emoción formarse en su garganta. No estaba segura si era el dolor de cabeza, el cansancio, o algo más, pero sentía la necesidad de tenerlo despierto, a su lado. Quería estar entre sus brazos y continuar durmiendo hasta que el dolor se esfumara—. Jughead. . .—lo llamó de nuevo, esta vez un poco más fuerte. Nada—. Forsythe Pendleton.

—¿Quién me llama?—murmuró él, removiéndose incómodo en la silla mientras sus ojos intentaban enfocarse. Al abrirlos por completo y verla despierta luciendo hermosa como siempre, la confusión en su rostro se transformó instantáneamente en preocupación. Sin dudarlo, se incorporó y se acercó a la cama, sentándose a su lado. Con cuidado, tomó el pálido rostro de la pelinegra entre sus manos, sus pulgares acariciando suavemente sus mejillas—. Hey, Anderson. ¿Cómo te sientes? Me diste un susto.

—He tenido días mejores—, respondió con una pequeña sonrisa cansada. El calor de las manos del Jones hizo que cerrara sus ojos por unos segundos.

—Henry me dijo lo que sucedió. Gracias a él tu padre no sabe sobre esto, sino estuvieras en el hospital. No supe que hacer. Tu cuerpo tuvo una reacción. No pasó a mayores por la poca cantidad que consumiste. Es malo mezclar el alcohol con medicamentos fuertes. Pero creo que eso lo sabes, ¿no?—. El tono de su voz, aunque suave, llevaba una advertencia cargada de preocupación. Ella desvió la mirada, sintiéndose pequeña bajo el peso de sus palabras. Sabía que tenía razón, pero admitirlo en ese momento le resultaba difícil—. ¿Por qué lo hiciste?

—No lo sé, lo olvidé por completo. Lo acepté por cortesía, nada más. No pensé en las consecuencias de mis actos. Lamento haberte hecho preocupar.

𝐆𝐇𝐎𝐒𝐓 𝐆𝐈𝐑𝐋, jughead jones 。Donde viven las historias. Descúbrelo ahora