Capitulo 14: Superado

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La vida de William Clark había comenzado igual que la de cualquier otra persona, nació en una familia simple pero acomodada, desde pequeño, se interesa en la medicina, no era de extrañar tomando en cuenta que su padre y madre eran doctores. Luego de varios años, logro graduarse con honores y ejercer su doctorado en el hospital de Michigan. Todo parecía ir de maravilla para William hasta. . .

-¡Clark! ¡Despierta y levántate! ¡Tienes visita!

William abrió sus ojos y de inmediato volteo a ver al sujeto al otro lado de los barrotes, el guardia John. Este lo veía con un ceño fruncido y mirada amenazante.

-¿Que no me oíste? Dije que te levantes! ¡Dije que tienes visita! Aun que la verdad no puedo comprender que alguien quiera visitar a una basura como tu!

No estando de humor para recibir una paliza de parte de John, William se levanta de su literatura y camino hacia la salida de su celda y pasillos, rápidamente la guardia lo empujo haciéndole perder el equilibrio y caer.

-¡Oh lo siento! Mi error- Dijo John sonriendo. Aun sin decir nada, William solo se levantó y siguió caminando. Si hubiera intentado algo o incluso quejarse, hubiera sido mucho peor, ya había llegado al punto de resignación. Sabia que lo que ocurría seguiría así por muchos años por venir. Claro que muchos guardias lo trataban mal al igual que a muchos más en ese lugar pero John le había tomado especial atención y no era difícil entender por eso. Era el único guardia en toda la prisión que tenía dos hijas gemelas y eran su orgullo. Mientras seguía caminando por esos pasillos hasta el cuarto de visitas, nuevos recuerdos de cómo termino todo así empezaron a llegar.

…..

William se encontraba en su oficina, revisando su libro de finanzas. Los numeros que veía eran bastante preocupantes, en rojo; no le extrañaba verlos así, el conocía la razón del por que; jamás se lo había dicho a nadie, ni siquiera a su familia pero desde ya hacia bastante tiempo se encontró en una adicción extrema por las apuestas y juegos de azar, peor aún; era pésimo en eso. Otra pobre alma que pensaba que tarde o temprano la suerte le sonreiría. Ya había gastado por completo la herencia que su madre le había dejado al morir y ni siquiera su bien acomodado sueldo de doctor podía mantener sus vicios ya.

Nunca sabría si fue por azares del destino que un día en una convención de médicos, se reencontró con un viejo maestro de la universidad. El doctor Edwin Flint. William siempre respetó a ese doctor, más que todo por su éxito. Rápidamente platicaron acerca de todo lo que habían hecho durante el tiempo, luego de unas cuantas copas. Salió el tema de sus problemas financieros y con el juego, El Dr. Edwin lejos de enojarse o decepcionarse, sonriendo maliciosamente, parecía que había encontrado algo que desde hace mucho tiempo buscaba, un socio.

No tardo mucho para que el viejo doctor le platicara a William acerca de un negocio muy lucrativo y con bastante futuro. El joven doctor lo escucho con detenimiento. Aun que al principio se encontró sorprendido y anonadado de lo que su viejo maestro le estaba proponiendo, no tardo en restarle importancia a eso cuando escucho lo mucho que podría ganar con cada trabajo. Como había parejas muy desesperadas que no dudarían en solicitar sus servicios, y lo mejor de todo. Nadie salía herido y todos ganaban. Aun con todo eso. William aun tenia sus dudas. Edwin notando eso, dijo:

-Velo como una especie de favor al mundo William, Las victimas ni siquiera lo son, ellas obtienen lo que prometes y nuestros clientes pues. . . también. Sin contar que los "paquetes" no la pasaran mal. Alguien que pague lo que cobramos por uno de ellos tiene que cuidarlo bien ¿no crees?

THE LOUD HOUSE: El Doceavo Loud Donde viven las historias. Descúbrelo ahora