Muchos, pero muchos años antes en el Pueblo de Tierra se llevó a cabo un romance entre un inocente camaleón y una maldita víbora.
Israel siempre fue el chico que toda mujer desearía en Tierra; atractivo, fuerte, de carácter y un hombre de palabra. Todo eso y más hacia a más de uno suspirar, pero tenía la mala fama de ser ególatra, violento y muy vengativo, así sea por la más mínima cosas te haría comer tus propios restos.
Eso mantenía a muchos a raya, por el miedo que la víbora pudiera hacer. Aunque a Javi parecía importarle un cactus.
Esa noche Israel estaba buscando a Javi viéndolo acorralado con una asquerosa mujer de grandes atributos. Oh no, eso jamás.
- Vamos querido, podrías divertirte mucho conmigo.
- Señorita ya le dije. Estoy esperando a alguien.- murmuró incómodo.
De pronto ella fue tomada bruscamente del brazo quedando cara a cara con los ojos de la Muerte. Brillantes y amenazantes, mirando directamente el alma de la mujer creandole un enorme miedo.
- Pero miren nada más, alguien que parece no tener a la Muerte.- apretó más su brazo sacándole un quejido.- Aléjate de mi chico o llevaré tu alma directo al ¡INFIERNO!
La soltó empujándola llamando la atencion de todos en el Bar. Ella rápidamente miro mal a la víbora y salió de ahí. Ya buscaría otro cliente en otro lado.
- ¿Hace cuánto que te estaba molestando? ¿Acaso le coqueteaste y por eso no te dejaba EN PAZ?.- grito furioso.
- En mi defensa fue tu culpa, viborita~ ¿Quién te crees para hacerme esperar?
- Tuve unos.. problemas antes de venir.- su tono se relajo. Tomo la mano del menor guiando a una mesa. Fue por unos tragos, pero no era suficiente así que regreso con una botella entera.
- ¿Qué problemas hay ahora, Israel?
- Los Topos.. aún hay uno que otro que no entiende que esté ya no es su territorio.
- Creí que desde lo de Jaqueline ya nadie se atrevería a nada. Sobretodo.. por la mala fama que tienes.
- Mala fama mis pelo..
- ¡Israel!
- ¡Agh! ¡Ya soy un adulto, puedo hablar como yo quiera!
- Y yo soy tu pareja. No permitiré que me faltes el respeto en público.
- Oh ya entiendo.- sonrió pícaro.- Entonces ¿Puedo faltarte el respeto en privado~?
Javi sonrió negando.- Ni en tus sueños.
Joder, amaba a ese camaleón como nadie en el maldito mundo. Podría tenerlo por siempre a su lado escuchando sus problemas y sus ganas de salir adelante.
La gente casi tenía que agachar la cabeza cuando pasaba. No era algo de lo que le mantenía orgulloso, ser tenido había hecho su vida más solitaria hasta que conoció a un grupo de niños que se metieron a su finca para mirarlos de cerca y solo les perdono la vida por un tierno camaleón de mirada retadora.En ese entonces si que era un maldito asaltacunas. Pero ahora, Javi era su chico, su granuja, su perdición.
Lentamente fue abriendo los ojos despertando a un nuevo maldito día de trabajo. Se sentó en su cama y hacia tanto calor que gustaba de dormir sin ropa, sus músculos bronceados con sus tatuajes era lo que volvía loca a las mujeres. Pero a él lo volvía loco un hombre.
Su padre y madre fueron su mayor apoyo. Rafael sabía más de su hijo que Jaqueline, al menos en darse cuenta de su comportamiento. Tenía solo catorce y las gemelas nueve cuando su padre se sinceró con él y pudo revelarle que veía a las mujeres hermosas, pero su corazón no latía de esa manera.
Rafael abrazo a su rebelde hijo con esa calma y amor que siempre le mostraba a su familia. Le dijo que amara a quien amara, para Dios eso estaba bien.
Su padre siempre fue muy devoto, ayudo a muchas personas, pero mucha gente le miraba mal por haberse quedado con la mala hierba de Tierra.Demostró su gran amor obsequiando el terreno de la vulcanizadora poniéndolo a su nombre. Y construyendo está misma para él.
- ¿Y que quedó ahora, eh? Solo cenizas... Tu sobrino resultó ser una verdadera sorpresa, amor mío. Ja! Casi podría decir que somos familia.
En estos días, había visto a Jacke estar más involucrado en los asuntos de la familia. Pero a él no lo engañaba. A su sobrino le había gustado el sobrino de Javi ¿Acaso era esto una broma? ¿Una señal? Otra víbora y otro camaleón lanzándose miradas, regaños disfrazados de odio solo para hablarle y demás.
Luego recordaba la edad, Jacke era mucho más grande que ese chico, tal vez no tanto como él con Javi, pero el chico ya era adulto para saber tomar sus decisiones.
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El Infierno en Tierra
CasualeRango regreso a su pueblo en México despues de que irse a gringolandia para ser actor no funcionara. Pero al volver las cosas no son como recordaba. Mucho menos recuerda haber visto el infierno en los ojos del sobrino del "jefe".