La sala de cine seguía en total silencio, el aire cargado con una mezcla de incredulidad, asombro y desconcierto. Todos los personajes presentes habían sido sacudidos por las revelaciones sobre Jon y Arya, por las traiciones y secretos familiares. La tensión en el ambiente era palpable, y los Stark presentes no sabían si reaccionar con ira, tristeza o una combinación de ambas emociones. Sin embargo, la incomodidad y el desconcierto se intensificaron cuando, de repente, las puertas de la sala se abrieron, y entraron Robert Baratheon, Daenerys Targaryen, Oberyn Martell y Tywin Lannister.
"¿Qué demonios está pasando aquí?" rugió Robert, su imponente figura llenando la habitación con su presencia. "¿Qué locuras son estas de magia y transformaciones?"
Daenerys, con una mezcla de curiosidad y desconfianza, se quedó junto a la entrada. Oberyn, siempre con su sonrisa arrogante, observó con interés, mientras Tywin, más frío que el hielo del Norte, escaneaba la habitación en silencio, su mirada llena de calculadora incredulidad.
Catelyn Stark fue la primera en hablar, su rostro aún pálido por las revelaciones que acababan de presenciar en la pantalla. "No lo sé... Esto es... no tiene sentido. ¡Los Stark no son mágicos! Nosotros no tenemos ningún tipo de poder ancestral, ¡no somos como ellos!" gritó, señalando a Daenerys y sus dragones, o a Melisandre y su misteriosa magia roja.
Robert bufó, siempre escéptico ante cualquier cosa que no pudiera golpear con su martillo. "Tonterías. Siempre supe que esas historias de magia eran para mantener a los niños del Norte en la cama por las noches. ¡Lobos gigantes que hablan! ¿Qué sigue, dragones que cantan?"
Pero antes de que alguien pudiera responder, la pantalla en el centro de la sala se iluminó una vez más, llamando la atención de todos. Los murmullos se desvanecieron rápidamente mientras las imágenes comenzaban a formarse en la pantalla.
Lo primero que apareció fue un paisaje oscuro, una montaña helada rodeada por la profunda negrura de una noche sin estrellas. A lo lejos, apenas visible entre las sombras, una pequeña figura se movía con rapidez. Era un niño del bosque, una de esas pequeñas criaturas míticas que, según las leyendas, habían habitado Westeros mucho antes de la llegada de los Primeros Hombres.
"¿Qué es esto?", murmuró Daenerys, sus ojos entrecerrados mientras intentaba entender lo que estaba viendo.
El niño del bosque avanzaba sin titubear, sus pequeños pies deslizándose sobre la nieve como si no sintiera el frío. Finalmente, llegó a una gigantesca cueva que parecía abrirse como una boca hambrienta en la ladera de la montaña. Sin vacilar, el niño entró, y la cámara lo siguió hacia el interior de la cueva, revelando algo que dejó a todos boquiabiertos.
Dentro de la cueva, había un bosque. Pero no era un bosque común; era un bosque de arcianos, esos árboles antiguos con caras talladas en sus troncos blancos y hojas rojas como la sangre. Era una vista majestuosa e inquietante a la vez, un lugar sagrado, más antiguo que cualquier otra cosa en Westeros.
"¿Qué es este lugar?" preguntó Tyrion, su voz apenas un susurro.
El niño del bosque se detuvo frente a uno de los árboles más grandes, y entonces la pantalla se puso negra. Unas palabras aparecieron en el centro de la oscuridad, escritas en un idioma antiguo que la mayoría de los presentes no podía entender, pero que se tradujo al instante: "Los Primeros Stark".
Un murmullo de asombro recorrió la sala. Todos los personajes, especialmente los Stark, quedaron conmocionados. La implicación de esas palabras era clara, pero al mismo tiempo, difícil de procesar. ¿Los Stark estaban relacionados de alguna manera con esa misteriosa y antigua magia de los niños del bosque?
"Eso no tiene ningún sentido", dijo Sansa en voz baja, aunque su mirada seguía pegada a la pantalla, como si buscara alguna explicación.
La pantalla se iluminó de nuevo, y lo que mostraba ahora dejó a todos en un estado de confusión aún mayor. Se veía una manada de lobos gigantes, sus siluetas imponentes moviéndose a través de la nieve y el hielo. Pero estos lobos no eran comunes. Había algo en su apariencia, en sus ojos... Se parecían extrañamente a Jon y Arya. Era como si estos lobos fueran versiones antiguas, ancestrales, de los Stark actuales.
"¿Qué está pasando?" preguntó Robb, completamente desconcertado.
La escena cambió. El niño del bosque, que antes había sido mostrado entrando en la cueva, ahora estaba frente a uno de los lobos, un majestuoso lobo blanco que destacaba entre los demás. El lobo lo miraba con inteligencia, sus ojos llenos de una sabiduría antigua y feroz. Lo más sorprendente de todo fue lo que ocurrió después.
El niño del bosque habló. "Los dioses nos han ordenado que ayudemos a los Primeros Hombres", dijo en un tono reverente. La sala estaba en silencio absoluto, todos completamente atentos a la pantalla.
Y entonces, para asombro de todos, el lobo respondió. "¿Por qué deberíamos ayudar a esos monos sin pelo?" Su voz era grave y profunda, resonando como el eco de una caverna. "Su carne es deliciosa. Sería mejor devorarlos y terminar con esto".
El murmullo de asombro fue instantáneo. "¿Un lobo que habla?", susurró Jaime Lannister, completamente incrédulo.
El niño del bosque no se inmutó ante la queja del lobo. "Ellos son nuestros creadores. Hacemos lo que nos ordenan".
El lobo blanco soltó un gruñido bajo, claramente descontento con la respuesta. "Nuestros creadores..." repitió con desprecio. "Me importa poco. Pero si los dioses lo ordenan, entonces obedeceremos". Con un aullido que resonó por toda la cueva, el lobo convocó a su manada.
La sala quedó completamente conmocionada. Los niños del bosque, lobos gigantes que hablaban, los Primeros Hombres... Las leyendas cobraban vida frente a sus ojos, pero aún no podían entender del todo lo que estaba sucediendo.
La pantalla mostró entonces una escena diferente: la manada de lobos gigantes acercándose a un grupo de Primeros Hombres. Los hombres estaban visiblemente asustados, pero una anciana chamán del grupo dio un paso adelante, levantando una mano en señal de paz.
"Ellos son nuestros nuevos gobernantes", dijo la chamán con una voz firme. "Nos ayudarán a sobrevivir".
En la sala de cine, nadie se movía. Las implicaciones de lo que estaban viendo eran abrumadoras. Los lobos gigantes se convirtieron en los protectores de los Primeros Hombres, sus guías y maestros en un mundo salvaje y peligroso. Pero lo que sucedió después fue aún más impactante.
Los lobos comenzaron a cambiar. Sus formas se distorsionaron, sus cuerpos se alargaron y estrecharon hasta que, ante los ojos atónitos de todos, se convirtieron en humanos. Humanos con el cabello castaño oscuro y los ojos grises característicos de los Stark.
"¡Dioses!", exclamó Ned, levantándose de su asiento. "Esto... esto no puede ser cierto".
Catelyn miraba la pantalla con incredulidad. "¿Estás diciendo que los Stark... descendemos de lobos?"
Tywin Lannister, que había estado en silencio hasta ese momento, habló con una voz grave. "Parece que hay más en los Stark de lo que pensábamos. Magia ancestral. Poder antiguo. ¿Y habéis mantenido esto en secreto todo este tiempo?"
"¡No sabíamos nada de esto!" replicó Robb, su rostro pálido y atónito.
La pantalla continuó mostrando fragmentos de historia. Los primeros Stark, en sus formas humanas, ayudaron a los Primeros Hombres a sobrevivir, enseñándoles a cazar, a luchar, a crear armas. Fueron ellos los que lucharon en la Larga Noche y, según las imágenes, fueron fundamentales en la victoria contra los Caminantes Blancos.
"Siempre pensé que eran solo cuentos", dijo Oberyn, claramente impresionado. "Pero parece que hay algo de verdad en esas historias".
Finalmente, una voz resonó desde la pantalla, una voz grave y poderosa. "Ningún Stark debe mezclar su sangre con otra raza que no sean los Primeros Hombres o los Niños del Bosque".
Las palabras cayeron como un yunque en la sala. Los Stark actuales se miraron entre sí, completamente conmocionados por las implicaciones. El linaje Stark había estado destinado a ser puro, a mantener esa conexión con sus raíces ancestrales y mágicas. Pero con los matrimonios y alianzas con otras casas, con la sangre de los sureños corriendo por sus venas, ¿qué habían perdido?
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westero reacciona a
Fanfictionnada solo pedazos de historia, que hice usado ia y viejos escritos mios juego de tronos pertenece a su creadores