Los macehualti Humanos se inquietaron y se alarmaron ante la llamada a la sumisión hecha por Antonio López de Santa Anna. Todos se oponían a Santa Anna y a los Farahsis. En el consejo de los grandes científicos, las acusaciones se desenfrenaron, las recriminaciones llenaban la cámara.
Cuando Jigū y Amelia volvieron a sus trabajos, Amelia alardeó delante de su pareja: ¡Nadie puede impedir lo que se aproxima; aceptemos la supremacía de López de Santa Anna!
Jigū se sintió ofendida con las palabras de su pareja, objetó contundentemente su alarde: ¡Si se aproxima el tiempo de Santa Anna, privemosle entonces del Enlace Cielo-tierra!
Jigū y Amelia, ambas, palabras de acusación pronunciaron. Se escupieron una a la otra, con los puños pelearon. Sumamente enfurecida, Amelia tomó una su brazalete de lapizlazuli, con el le dió la espalda a Jigū y se fue para siempre.
En la corte del Cortijo, los científicos estaban inquietos; se le dirigían acusaciones a Frank: ¡Denle el dominio de Teekarden a Santa Anna, de forma estúpida y absurda, están trayendo calamidades aún mayores en vez de cura!
En la zona Crepuscular López de Santa Anna invitó a Amelia Earhart a Pucheta, en la sagrada cámara oscura le dejó entrar; En lo más profundo del santuario, le explicó a Amelia las Tablillas de los Destinos. Le mostró a Earhart lo que las guerras le estaban haciendo a todo el planeta y prometió alivio y el final de la guerra.
El plan de Santa Anna funcionó, ya que malvados pensamientos llenaron el corazón de Amelia. Estaba planeando llevarse las Tablillas de los Destinos; ¡Concibió en su corazón arrebatarle a Frank la soberanía, su objetivo era que López de Santa Anna gobernara a Humanos y a Sociales!, por lo que sin despertar sospechas Amelia entró en Travis Walton y se apoderó de las Tablillas de los Destinos de los Pipiltines; huyó en un dron, se fue rápidamente al Bosque Rendlesham; allí, en la estación espacial Roswell, le estaban esperando científicos y pilotos rebeldes, ¡se estaban preparando para declarar a Antonio López de Santa Anna rey de Teekarden y de Teegarden C!
En Pucheta, Frank se quedó sin palabras; estaba abrumado por la traición. Palabras furiosas profirió contra Marie, dudó de la ascendencia de Amelia. Se reunieron los líderes en Travis walton, los Humanos que decretan los hados consultaron con Mihailo. ¡Hay que detener a Amelia, las Tablillas deben volver al Santuario Santo!, decretó el monje Mihailo. ¿Quién se enfrentará a la rebelde? ¿Quién recuperará las Tablillas?, se preguntaban entre sí los científicos. ¡Estando en posesión de un arma de los dioses Pipiltines Amelia es invencible!, se decían uno a otro.
Khadijah, animada por su padre, se adelantó entre los reunidos: ¡Seré la guerrera de las Tablillas Me, venceré a Amelia! Así habló Khadijah.
Marie había aportado a la línea de los Luque un rasgo de valentía y astucia. Se sentía feliz de que Khadijah se hubiera visto favorecida por ello.
Khadijah se dirigió hacia la ladera de una montaña de Rendlesham, se comprometió a vencer a la fugitiva Amelia. Amelia se mofaba de Khadijah desde su escondrijo: ¡El arma de los dioses están bajo mi protección, soy invencible!
Láseres relampagueantes le dirigió Khadijah a Amelia Earhart; los láseres no pudieron acercarse a Amelia, sino que como búmeran volvieron hacia atrás. ¡La batalla se detuvo, las armas de Khadijah no vencerían a Amelia! Entonces, la Pipiltin Atenea le dio un consejo a Khadijah: ¡Levanta una tormenta con tu Pistola de aire, que el rostro de Amelia se cubra de polvo, que las alas de su pequeño se encrespen!
Ishtar forjó una poderosa arma para Khadijah, era un proyectil de Rayos mas poderoso que el que le había entregado a Coriolanus; ¡sujétalo a tu Pistola de aire, cuando te acerques a sus alas, dispáraselo a Amelia! Así instruyó Ishtar a la hija de Guillermo de Luque. ¡Cuando se acerquen ala con ala entre sí, deja que el proyectil vuele como un rayo!
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El Mágico Mundo de Teegarden B
FantasyProbablemente sea razonable concluir que, si no hubiera sido por los cambios ambientales basados en la temperatura en los hábitats de los primeros homínidos, todavía estaríamos seguros en algún bosque cálido y hospitalario, como en el Mioceno antigu...