Till forever falls apart | Regulus Black |

Capítulo 1

La mañana del uno de septiembre de 1977 Hope Malfoy se levantó de la cama con cierta ilusión antes de dirigirse a la estación de King's Cross para coger el Expreso de Hogwarts por quinta vez. Comenzaría su antepenúltimo año en la escuela, un curso realmente señalado para su educación, pues realizaría sus exámenes TIMOS. Y lo más importante, sería la última ocasión en la que podría tener libertad antes de predestinar su vida.

Una vez que se vistió y preparó sus maletas, bajó las escaleras de la mansión Malfoy en dirección al comedor. Allí se unió al desayuno con su padre Abraxas y su hermano mayor Lucius.
—¿No llegas tarde a la estación? —le dijo su padre a modo de buenos días.
—No papá, tengo tiempo de sobra —contestó tajante.
—Oh, bien. De todos modos, Lucius se encargará de llevarte antes de ir al Ministerio, así evitarás tener que estar más tiempo del necesario alrededor de Muggles —afirmó con asco, mientras miraba a su hijo predilecto.

Durante esa breve y desapacible conversación Hope se tomó su café y su tostada. Realmente no tenía ninguna gana de que su hermano la acompañara hasta King's Cross. Últimamente la relación entre ellos no había sido muy fraternal, desde que Lucius se unió a los seguidores de Lord Voldemort, y que su padre expresara total conformidad con ello, todo entre los dos cambió; especialmente después de que hacerse Mortífago se hubiese convertido en el único camino que se podía seguir en la familia Malfoy.

Subió a su habitación a recoger su equipaje y volvió a bajar para despedirse de su padre.
—¿Volverás para las vacaciones de Navidad? —le dijo éste con su tono frío habitual.
—Supongo que sí, mis amigos no se quedan en Hogwarts durante las vacaciones —le explicó su hija.
Se despidió de él con un beso seco en la mejilla y se fue en dirección al jardín mientras esperaba a que su hermano saliera.

Al cabo de unos minutos Lucius salió de la mansión con su habitual semblante de superioridad. Una vez salieron a la calle, vieron el coche privado que le proporcionaba el Ministerio a su hermano mayor. Cuando se sentaron en la parte de atrás, el chófer exclamó: —Buenos días señor y señorita Malfoy, ¿a la estación de King's Cross verdad? —dijo mientras les cerraba las puertas.
—Sí, gracias —respondió Lucius en un tono cortante.
El rubio cogió su varita y realizó el encantamiento Muffliato apuntando al conductor.
—¿Qué haces Lucius? —preguntó su hermana molesta.
—Calle y escucha, Hope —dijo este.
Al escuchar esas palabras guardó silencio, aunque su expresión mostraba una gran irritación al respecto.
—Hoy empezarás tu quinto año en Hogwarts, pero que no te engañen, los TIMOS no marcarán el rumbo de tu formación ni de tu vida —hizo una pausa—. Sin embargo, juntarte con las personas adecuadas y apoyar a las personas adecuadas sí lo hará. Esto es muy importante Hope, sobre todo a partir del año que viene —afirmó Lucius con convicción mirando seriamente a su hermana.
—Sí, sí, ya lo sé —contestó ésta cansada de escuchar siempre lo mismo tanto a su hermano como a su padre.
—Bien —dijo el mayor mientras volvía a sacar su varita para anular el hechizo Muffliato.
—Ya hemos llegado señorita Malfoy —comentó el chófer—. ¿Hacia el Ministerio, señor Malfoy? —prosiguió éste.
—Sí, claro —contestó Lucius de mala gana.
Los hermanos se despidieron con un rápido adiós y Hope bajó del coche.

—Accio equipaje —exclamó mientras sus maletas se colocaban a sus pies. La estación de King's Cross estaba abarrotada de Muggles, algo bastante lógico el primer día de septiembre por la mañana. Hope buscó los andenes 9 y 10. Cuando se encontraba en la pared en medio de estos dos, agarró su equipaje y cogió carrerilla para adentrarse en el andén 9 y 3/4.

Cuando abrió los ojos, se encontró ante el tan familiar Expreso de Hogwarts de color rojo escarlata.