Cap 11

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~Jungkook ~...

Acaricié el vientre de Jimin con calma. Él me permitió hacerlo y nada podía hacerme sentir más feliz.

Jimin se hallaba extrañamente silencioso. Luego de cubrir un poco su desnudez, me ofreció una sonrisa serena.

-Supongo que me he puesto la soga al cuello -comentó con somnolencia.

-¿Y eso por qué? -fruncí el ceño.

-Porque ahora no me dejarás en paz ni un minuto.

-Lo haces sonar como un castigo, pero no lo es-dije con una sonrisa brillante-. Cuidaré de ti y de nuestro hijo.

Y ahí está de nuevo, esa máscara impenetrable que me apartaba del futuro de mi bebé.

Me considero un hombre bastante racional. Y sí, a veces me ofusco como cualquier ser humano en este planeta, pero no soy un iluso.

Comprendo la posición de Jimin. Él desea criar a su hijo solo. De hecho, él pagó una fuerte suma de dinero para conseguirlo.

Yo soy un daño colateral. Una víctima de la negligencia, al igual que él. Pero deseo resolverlo, sé que podemos llegar a un acuerdo.

Entre nosotros no existe amor. Eso es obvio, pero podemos llegar a desarrollar algo especial con el tiempo.

-No debes preocuparte por eso... no debes preocuparte por nada -lo apacigüé, entrelazando mis dedos con los suyos en un gesto tan íntimo y sincero, que él no tuvo más remedio que suspirar y voltearse a un costado, arrastrando mi brazo con él, y brindándome más de esa intimidad que disfrutaba entre ambos.

Aquello fue un glorioso descubrimiento.

Con su espalda contra mi pecho, sus rizos color chocolate acariciaron mi rostro. Aproveché la oportunidad para aspirar el aroma a té verde y limón.

Los minutos transcurrieron en un cómodo silencio. Miré el reloj en su mesita de noche, y en definitiva, él llegaría tarde a su consultorio.

-Debo darme una ducha -murmuró contra la almohada.

Apreté mi brazo con más firmeza alrededor de su vientre para impedir que se pusiera de pie.

Él no opuso resistencia. Una pequeña risa soñolienta inundó la habitación.

-Tomate el día libre -le dije con voz ronca-. Dile a tu asistente que reprograme tus citas y descansa un poco. Yo prepararé el almuerzo, ¿te gusta la idea?

Jimin balbuceó cuan de acuerdo estaba con esa idea, antes de voltearse hacia mí con una mirada inquisidora.

-Ya quiero ver que preparas con un trozo de queso fresco, dos zanahorias y un tomate. Es lo único que tengo en mi refrigerador.

Negué ante eso.

-Es inaudito, ¿eres una especie de oso perezoso? ¿Por qué no cocinas? -pregunté-. Vi una pila de cajas de comida para llevar en tu mesón.

-¡No era una pila! -soltó ofendido-. Y para tu información, son restaurantes de comida casera.

Le ofrecí una mirada de reproche para nada seria, a pesar de que en el fondo sí era un asunto que me inquietaba.

-¿Sabes que eso es puro marketing, cierto? Le anuncié, cosa que le hizo poner los ojos en blanco-. La verdadera comida casera, solo puede prepararse en un lugar, ¿y adivina es?

Sonreí engreído.

-¡Oh, eres tan molesto! -resopló-. Estas a cinco segundos de que arrastre tu firme trasero fuera de mi cama y de esta casa.

Hice un puchero a centímetros de su rostro. Era alucinante, cuán cómodos nos sentíamos el uno con el otro.

Jimin, sin previo aviso, apretó una de las mejillas de mi culo con tanta inquina, que probablemente luciría un enorme moretón más tarde.

-Ya estamos a mano -anunció. Maltrataste mi trasero de tantas formas distintas, que probablemente no pueda sentarme erguido en días.

Inflé mi pecho como un pavo real. Estaba orgulloso de ello.

Había pasado un par de minutos más enredado en la cama con Lucas, hasta que tomé la decisión de revisar su cocina en busca de suministros. Pero, tal y como me lo advirtió, no contaba con nada vagamente comestible.

Entré a la habitación por una ducha, mientras Lucas hablaba con su asistente. Él tomó en serio mi consejo sobre darse el día libre, y yo me aseguraría de que valiera la pena.

Luego de una ducha rápida, me vestí y le hice prometerme que no pondría un pie fuera de la cama. Él asintió somnoliento y aun gloriosamente desnudo entre las sábanas.

Las marcas de mis labios sobre su piel, empezaban a tornarse de un color oscuro que probablemente me traería problemas más tarde cuando él se diera cuenta.

El viaje al supermercado se extendió más de lo previsto, ya que compré lo suficiente para llenar su refrigerador y todas las alacenas.

Quizás estaba siendo muy optimista, pero esperaba que Lucas me permitiera regresar mañana, pasado mañana y al día siguiente.

Se me daba bien la cocina, así que conquistar el estómago del futuro padre de mi hijo era una prioridad.

🎀Holaaa, nuevamente otro cap, espero les guste🎀, no olviden dejar una 🌟

Donante por accidente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora