~Jimin~
Jungkook resultó ser toda una cajita de sorpresas. Haberme acostado con él ya no me resultaba tan catastrófico.
Él era un hombre adulto, con la suficiente madurez para comprender como funcionaba el sexo casual.
Me sentía tan satisfecho que por poco le pido que regrese mañana a la misma hora.
Él se marchó de casa poco después de almorzar con un abrazo y un «Hasta pronto».
Por la mirada que me dio antes de subirse a su auto, él estaba muy orgulloso de sí mismo, y planeaba jugar conmigo a su antojo.
Era imposible no encontrarlo hilarante. Si él creía que este era el camino para enamorarme estaba siendo muy ingenuo.
¿Cuáles eran sus motivos para meterse a mi cama?
Considerando la obsesión que tiene con mi bebé, lo más probable es que desee algo parecido a la custodia compartida...
De ninguna maldita manera.
Aparté aquellos pensamientos de mi mente, para concentrarme en buscar en mi ropero un traje decente que aún me quede.
Traje tras traje fueron a parar a mi cama.
Descarté los que solía utilizar antes de mi embarazo. No pude evitar mirarlos con anhelo, preguntándome cuando sería capaz de volver a entrar en ellos.
Luego del nacimiento de mi bebé, era consciente de que tendría un largo camino por recorrer para recuperar mi figura. Pero, justo ahora, aquello no formaba parte de mis más grandes preocupaciones.
Necesito conocer a mi precioso hijo: anhelo abrazarlo y acurrucarlo junto a mí.
Aparto las lágrimas de mis ojos antes de continuar.
No me malinterpreten, son lágrimas de felicidad.
Taehyung tocó el timbre tres veces seguidas, solo para molestarme.
-¡No estoy sordo! -grité en cuanto me dirigía a la puerta.
Al abrirla, me topé con un Kim taehyung que parecía sacado de una revista de moda masculina.
-¿Adónde vas tan guapo? -pregunté con una sonrisa.
Tae colocó frente a mi rostro un hermoso ramo de rosas.
-Vengo por mi cita, vámonos ya, llegaremos tarde al baile de graduación bromeó.
Puse mis ojos en blanco, a pesar de que por dentro mi corazón se calentó al recordar que siempre soñé con que Tae me invitara a la fiesta de graduación.
Eso no pasó.
Recuerdo que fui solo a la celebración, y me uní al grupo de los que no consiguieron su cita para esa noche, mientras Tae bailaba con una linda chica que conoció en su clase de química.
Eso me rompió el corazón, y desde entonces tomé la decisión de superarlo. ¿Cómo lo hice? Pues, comencé a salir con sexys chicos de fraternidad, en su gran mayoría, idiotas que no dejaron ninguna huella positiva en mi vida.
Hasta el fatídico día en el que conocí a mi futuro esposo y creí haberme enamorado de nuevo.
Uno bonito.
Aquello era parte del pasado.
Tae echó hacia atrás su pelirroja melena de mechones ondulados.
-Espera, déjame admirarte -dijo, mientras tomaba mi mano y me daba media vuelta-. Vaya, luces radiante.
Tomé las rosas para ocultarme tras ellas antes de apresurarme hasta la cocina para ponerlas en agua antes de marcharnos.
-Vale... como digas -bufé-. No sabes cuánto luché para entrar en estos pantalones.
¿Pero te sientes cómodo? -preguntó preocupado, dejando de lado los comentarios bromistas y las sonrisas tontas.
Asentí.
-Compré estos pantalones hace un mes, es normal que me queden un poco ajustados, pero es solo un poco, no te preocupes -le expliqué.
Él se acercó a mí y tomó mis manos entre las suyas en un gesto de genuina caballerosidad.
-De acuerdo, pero necesito que me prometas que si te sientes mal durante la reunión me lo dirás de inmediato proclamó con esos bonitos ojos de los que alguna vez me enamoré.
Por un segundo, mi respiración se congeló. Su mirada era profunda y hermosa, y no puedo comprender por qué tengo la sensación de que algo es diferente entre nosotros ahora.
Mis sentimientos son claros ahora... supongo.
Los suyos... él nunca...
Di un paso atrás y acomodé las rosas en la mesa. Él no lucía afectado por el lapso de confusión que vivimos hace un par de segundos.
Quizás me estoy haciendo ideas extrañas en la cabeza.
Lo más probable es que el embarazo me tenga con los sentimientos a flor de piel.
-Vámonos -dije, tomando mi billetera y las llaves.
-De acuerdo, seremos de los primeros en llegar -comentó tae, risueño-.
Eso significa que podrás saquear la mesa de bocaditos sin testigos oculares.
-Con o sin testigos esos bocaditos serán míos -bufé-. Siempre podemos recurrir al soborno para callar algunas bocas.
Tae fingió sentirse ofendido.
-Esas cosas jamás suceden en este país, ¿cómo te atreves a insinuar eso? -soltó, haciendo un esfuerzo sobre humano para no destornillarse de risa.
-Sí, sí, claro como digas -me apresuré hasta su auto-. Vámonos rápido que pronto tendré ganas de orinar.
-Tengo una botella en algún lugar
-soltó una carcajada.
-Ewww, cierra la boca, andando.
Otro cap más, recuerden dejar 🌟 l@s quiero❤️

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Donante por accidente
Ficção AdolescenteJimin era un doncel muy hermoso, el cual quería ser padre. Jeon Jungkook un hombre de negocios dueño de una de las corporaciones más grandes de todo el mundo, el cual hizo una donación sin saber a dónde iría a parar AVISO ...