Durante la maceración, el mosto reposa y adquiere color.
En nuestra relación, el rojo era el color de la pasión que nos dominaba a los dos.
Cada momento juntos era una explosión de sensaciones, como burbujas de champán ascendiendo en una copa.
Hubo un tiempo en nuestra relación en que pasábamos horas juntos, aprendiendo más el uno del otro y desarrollando un vínculo inquebrantable. Cada vez que hacíamos el amor era intenso y se sentía como si el mundo se detuviera solo para nosotros.
Disfrutábamos el uno del otro con la misma emoción de aquella primera vez. Las ganas de verla eran como la sed de un viajero en el desierto.
Dormir con ella se convirtió en mi mayor anhelo. Poder pasar más tiempo admirando su mirada, contemplar su rostro dormido y tranquilo era como observar una obra de arte viviente. Me maravillaba la paz que emanaba de sus facciones relajadas, y me sentía el hombre más afortunado del mundo por tenerla a mi lado.
Nuestros momentos favoritos eran aquellos en los que estábamos sentados, mirando cómo el sol se despedía , pintando el cielo de tonos cálidos. En esos instantes mágicos, nuestros labios se encontraban en besos tiernos y apasionados, sellando nuestro amor con cada caricia.
Pronunciar nuestro significado único, "Telobo", era como recitar un hechizo de amor. Esas palabras, cargadas de sincero amor, tenían el poder de disipar cualquier nube oscura en mi mente. Todos los problemas y dolores que acechaban en mi cabeza se desvanecían con el sonido de su voz pronunciando esa palabra especial.
ESTÁS LEYENDO
Nuestra Copa de Vino.
RomansaEsta es la historia de cómo aprendí a sentir de nuevo, de cómo el amor puede ser tanto un final como un nuevo comienzo. Es un relato de redención y esperanza, de cómo a veces, cuando menos lo esperamos, la vida nos ofrece una segunda oportunidad par...
