Clarificación - Resolver conflictos

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Así como se eliminan impurezas del vino, en una relación es necesario abordar y resolver los problemas que surjan. 

En nuestro caso, tal vez ambos fallábamos; yo por mi falta de empatía, ella por sus palabras que decía, que siempre pensé que las soltaba sin reflexionar. Era como volver a aquellos días de colegio, cuando las palabras hirientes que se clavaban en el alma, dejando cicatrices invisibles pero profundas.

Algunas veces repetíamos los patrones y discusiones ya pasadas, como un disco rayado que no podíamos detener. 

Intentamos tener un final digno, pero sin duda, a veces esas heridas no se curan del todo y queda una parte lastimada, sangrando en silencio. Me recordaba a aquellas tardes solitarias en el patio del colegio, cuando la tristeza me envolvía y no entendía por qué había pasado eso entre nosotros.

El costo fue grande. Nos dañamos sin pensarlo, como aquella vez en el colegio cuando, cegado por la rabia, dije cosas horribles y la perdí .

Actuamos dañando lo que más amábamos: Nuestros corazones. 

Era como golpear un espejo y luego sorprenderse por los cortes en las manos. La rabia contra uno mismo es la más difícil de manejar, yo nunca supe manejarla bien.

No fue solamente culpa Mía o Suya. ¿Cómo podría culpar? ¿Cómo podría odiar todo aquello por lo cual luchamos y decidimos seguir? Es como intentar odiar al colegio por todas las experiencias dolorosas, olvidando los momentos de alegría, los recuerdos que hicimos, las lecciones que aprendimos. 

El dolor y la alegría van de la mano en el crecimiento.

Me duele, obviamente me duele perder su sonrisa otra vez. Es como volver a sentir el nudo en la garganta del último día de clases. 

-Pero es mejor así, me repito. 

Si, es mejor, aunque me lastima mucho por dentro, me destruye cada parte de mi corazón. Este dolor, esta pérdida, es parte del proceso de crecer y madurar. 

Nuestra Copa de Vino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora