Me embriagué por primera vez en su mirada, aquellos ojos marrones que captaron mi atención, al igual que la luna con su hermoso resplandor.
Su figura tan elegante, atractiva, tan delicada como una copa de cristal fino, me reflejaba aquello que más admiraba.
Cada movimiento suyo era una danza grácil que me hipnotizaba, haciéndome olvidar el mundo a mi alrededor.
Su olor, una mezcla de vainilla y jazmín, era una forma de revolverme los sentidos y desconectar mis pensamientos. Sin vuelta atrás, ella ya estaba en mi pensar, como una melodía que no puedes dejar de tararear.
La primera impresión y experiencia que pasamos juntos al conocernos fue de lo más alucinante y con más conexión que había sentido antes. Fue en una pequeño lugar , donde accidentalmente acabe. En lugar que iluminó sin dudar.
Descubrimos que compartíamos el amor por la música y pasamos horas hablando sobre nuestros artistas favoritos. Nos perdimos en conversaciones sobre películas y nos prometimos ver una juntos "You" a lo largo de los días.
Nuestro amor por la comida nos llevó a explorar pequeños restaurantes en la ciudad.
La primera experiencia de sentir el calor de su cuerpo, de verla sonreír, cada día se me hacía más feliz. Recuerdo nuestro primer abrazo, tímido al principio, pero que se convirtió en un refugio donde el tiempo parecía detenerse.
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Nuestra Copa de Vino.
RomansaEsta es la historia de cómo aprendí a sentir de nuevo, de cómo el amor puede ser tanto un final como un nuevo comienzo. Es un relato de redención y esperanza, de cómo a veces, cuando menos lo esperamos, la vida nos ofrece una segunda oportunidad par...