El aire estaba tenso en la U.A. al día siguiente. Izuku apenas había dormido, reviviendo una y otra vez el momento en que Bakugou lo había besado. Había sido tan inesperado, tan lleno de pasión y furia, que Izuku aún no podía entender del todo lo que había sucedido. Aunque el beso había sido breve, había desatado un torrente de emociones que ambos habían mantenido reprimidas por mucho tiempo.
Bakugou no era alguien que mostrara sus sentimientos fácilmente, y aunque sus palabras habían sido duras después del beso, Izuku sabía que algo había cambiado. Sabía que, aunque Bakugou lo negara, el rubio también estaba lidiando con sus propios sentimientos.
Ese día, mientras caminaba hacia el aula, Izuku sintió una mezcla de nervios y expectación. No sabía cómo Bakugou actuaría, si lo ignoraría o si lo confrontaría nuevamente. Pero una cosa era segura: no podía dejar que todo quedara en el aire.
Cuando llegó al aula, sus ojos buscaron automáticamente a Bakugou. Estaba sentado en su lugar habitual, mirando por la ventana, como si nada hubiera sucedido. Pero Izuku notó los pequeños detalles: las manos de Bakugou estaban apretadas en puños, sus hombros tensos, como si estuviera conteniendo una tormenta interna.
Izuku se sentó en su propio asiento, tratando de concentrarse en la clase, pero su mente no dejaba de divagar. A lo largo de la lección, lanzó miradas furtivas hacia Bakugou, esperando algún signo, alguna señal de que lo que había pasado no había sido solo un impulso. Pero Bakugou no se movía, ni siquiera lo miraba.
Finalmente, cuando la clase terminó, Izuku supo que no podía seguir evitando el tema. Decidió que, si Bakugou no iba a hablar, él tendría que hacerlo. Tomó aire, se levantó y caminó hacia Bakugou, ignorando el nudo que se formaba en su estómago.
—Kacchan, tenemos que hablar —dijo, su voz más firme de lo que esperaba.
Bakugou levantó la vista hacia él, y por un segundo, Izuku pudo ver la batalla interna en sus ojos. Pero, como siempre, Bakugou rápidamente cubrió cualquier emoción que pudiera estar sintiendo con una máscara de indiferencia.
—¿Hablar de qué? —respondió con brusquedad, aunque había una nota de incomodidad en su tono.
Izuku no iba a dejarse intimidar esta vez. Sabía que lo que estaba a punto de decir era importante, para ambos.
—Sobre lo que pasó ayer —dijo con calma—. No puedes simplemente ignorarlo, Kacchan. No puedes fingir que no sucedió.
Bakugou se levantó de su asiento, su rostro endurecido.
—Te dije que no cambiaría nada, Deku. No sé por qué estás haciendo todo este drama —gruñó, pero había algo en su tono que delataba su verdadera confusión, su propio miedo a lo que estaba pasando entre ellos.
Izuku dio un paso adelante, sin dejarse intimidar por la postura agresiva de Bakugou. Sabía que este era su momento, que si no aclaraban las cosas ahora, podría perderlo todo.
—Lo cambia todo, Kacchan —repitió Izuku, manteniendo su mirada fija en los ojos de Bakugou—. Y lo sabes. Yo… yo te amo, Kacchan. Lo he sentido por mucho tiempo, y sé que tú también sientes algo por mí. No importa cuánto intentes ocultarlo o negarlo.
El silencio que siguió fue denso. Bakugou lo miró, sus ojos llenos de rabia, pero también de algo más profundo, algo que Izuku había empezado a reconocer. Sus puños estaban apretados a los costados, su cuerpo rígido, como si estuviera luchando contra cada palabra que Izuku acababa de decir.
—¡Cállate, Deku! —gritó finalmente Bakugou, dando un paso hacia Izuku—. ¡No sabes lo que estás diciendo! ¡No puedo… no puedo sentir algo por ti! ¡Siempre has sido un estorbo, alguien que está detrás de mí, alguien que no debería estar a mi nivel!
Izuku permaneció firme, incluso cuando las palabras de Bakugou lo golpearon con fuerza. Sabía que Bakugou estaba peleando consigo mismo, que sus palabras eran una manera de defenderse de sus propios sentimientos.
—Kacchan, no tienes que ser perfecto todo el tiempo —dijo Izuku en voz baja—. No tienes que luchar solo. Estoy aquí para ti. Siempre lo he estado, y no pienso irme.
Bakugou lo miró con furia, pero detrás de esa rabia, Izuku vio la verdad. Bakugou estaba asustado. Asustado de lo que sentía, asustado de lo que significaba amar a alguien, especialmente a él. Bakugou siempre había sido el mejor, el más fuerte, y sentir algo tan vulnerable como el amor lo desestabilizaba.
—Maldito nerd… —murmuró Bakugou, su voz perdiendo algo de su dureza—. ¿Por qué tienes que complicar todo?
Izuku dio un paso más cerca, hasta que ambos estuvieron frente a frente. Esta vez, fue Izuku quien tomó la iniciativa. Levantó una mano y la colocó suavemente sobre el brazo de Bakugou, un gesto pequeño pero lleno de significado.
—Porque vales la pena, Kacchan —susurró Izuku—. Y lo que siento por ti también vale la pena.
Bakugou bajó la mirada, como si estuviera luchando consigo mismo. Sus puños aún estaban apretados, pero ya no había tanta tensión en su cuerpo. Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, Bakugou levantó la vista y lo miró directamente a los ojos.
—No sé cómo manejar esto, Deku —admitió, su voz apenas audible. Era la primera vez que Izuku lo escuchaba decir algo tan vulnerable, tan honesto—. No sé cómo ser… esto.
Izuku sonrió, un gesto suave y lleno de comprensión.
—No tienes que ser perfecto, Kacchan. Solo tienes que ser tú. Y eso es suficiente para mí.
Bakugou lo miró por un largo momento, como si estuviera tratando de decidir qué hacer. Y entonces, con una exhalación profunda, como si finalmente se rindiera a sí mismo, dio un paso hacia Izuku y lo abrazó.
El abrazo fue torpe, casi brusco, pero fue real. Fue la manera en que Bakugou, después de tanto tiempo, admitía que también sentía algo, que también estaba dispuesto a intentarlo, aunque no supiera cómo.
Izuku sintió cómo sus propios ojos se llenaban de lágrimas mientras rodeaba a Bakugou con sus brazos. Habían llegado hasta aquí, después de tantas peleas, tantos malentendidos, y ahora finalmente estaban donde debían estar.
—Lo haremos juntos, Kacchan —susurró Izuku contra su hombro—. No tienes que hacerlo solo.
Bakugou no dijo nada, pero el apretón en su abrazo fue suficiente respuesta.
Y así, entre emociones no dichas y un mundo de responsabilidades que aún los esperaba, Izuku y Bakugou comenzaron a construir algo nuevo, algo que ninguno de los dos había planeado pero que sabían, en el fondo de sus corazones, que siempre había estado allí.
El final no era realmente un final, sino el comienzo de algo mucho más profundo.
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Conexiones Ocultas - Katsudeku
RomantikDos jóvenes se encuentran en un rincón inesperado de la vida: un chat anónimo en línea. Bakugou, conocido por su temperamento explosivo y su determinación inquebrantable, se siente intrigado por un misterioso usuario llamado "AllMightJr". Por otro l...