4. Un día de inquietud

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El sol brillaba intensamente sobre la academia U.A., pero para Izuku, el día se sentía más oscuro y opresivo de lo habitual. Había dormido mal la noche anterior, dando vueltas en la cama mientras su mente repetía una y otra vez la conversación que había tenido con "Dynaking". El compromiso de encontrarse en persona lo había dejado inquieto, incapaz de sacudirse la sensación de que todo estaba a punto de cambiar.

Al entrar en el edificio de la U.A., Midoriya sintió que el aire era más pesado, como si cada paso que daba lo acercara a una verdad que no estaba seguro de querer enfrentar. Miró a su alrededor, observando a sus compañeros mientras se dirigían a sus clases, todos absortos en sus propias rutinas, sin darse cuenta de la tormenta que se desataba en su interior.

Cuando finalmente llegó al salón de clases, Izuku intentó calmarse, respirando profundamente mientras tomaba asiento. Sin embargo, la familiaridad del lugar no lograba consolarlo. La idea de que "Dynaking" podría ser alguien que veía todos los días lo hacía sentir más nervioso que nunca.

Bakugou entró al salón poco después, su presencia inconfundible, como siempre. Midoriya sintió un escalofrío recorrer su espalda cuando sus ojos se cruzaron brevemente. Aunque no había razón lógica para pensar que Bakugou podría ser "Dynaking", la idea persistía en su mente, alimentada por la extraña conversación que habían tenido el día anterior en el patio. La simple posibilidad lo hacía sentir aún más ansioso.

Trató de concentrarse en las palabras del profesor Aizawa cuando la clase comenzó, pero su mente seguía divagando. Cada vez que Bakugou se movía o hablaba, Midoriya no podía evitar observarlo, tratando de encontrar alguna pista, algún indicio de que sus sospechas fueran ciertas. ¿Podría realmente ser él? ¿El chico que siempre había sido su rival, su mayor desafío, podría ser la persona con la que había estado compartiendo sus pensamientos más profundos?

El reloj en la pared parecía moverse más lento que nunca. Cada minuto que pasaba aumentaba su nerviosismo, haciéndolo sentir que estaba atrapado en una interminable espera. La idea de enfrentarse a "Dynaking" cara a cara lo llenaba de una mezcla de miedo y expectación, una combinación que hacía que su estómago se revolviera.

Durante el receso, Izuku decidió salir al patio nuevamente, esperando que el aire fresco lo ayudara a despejar su mente. Sin embargo, al llegar a su lugar habitual, descubrió que no podía relajarse. Cada rincón de la U.A. le recordaba lo cerca que estaba de la verdad, y lo lejos que se sentía de estar preparado para enfrentarla.

—Midoriya, ¿estás bien? —La voz de Uraraka lo sacó de sus pensamientos. Ella lo miraba con preocupación, notando su evidente incomodidad.

Izuku forzó una sonrisa, tratando de disimular su inquietud.

—Sí, solo estoy un poco cansado, eso es todo.

Pero Uraraka no parecía convencida. Se sentó a su lado, sus ojos llenos de una amabilidad que siempre lograba tranquilizarlo un poco.

—Parece que tienes algo en mente. ¿Hay algo de lo que quieras hablar?

Izuku vaciló, deseando poder contarle todo. Quería compartir su ansiedad, sus dudas, pero no podía. No sin revelar lo que había estado haciendo en las noches, en ese chat anónimo. Además, no podía hablar de "Dynaking" sin admitir lo que realmente sentía. Y todavía no estaba listo para eso.

—Es solo… hay algo que me preocupa, pero no estoy seguro de cómo manejarlo —admitió finalmente, esperando que eso fuera suficiente para calmar las sospechas de Uraraka.

Ella asintió, respetando su necesidad de privacidad.

—Bueno, si alguna vez quieres hablar, estoy aquí, ¿vale? —dijo con una sonrisa antes de levantarse para unirse a Iida y los demás.

Izuku la observó alejarse, sintiendo una punzada de culpa por no ser completamente honesto con sus amigos. Pero este era un problema que tenía que resolver por sí mismo. Volvió a mirar a la U.A., su hogar, su lugar de crecimiento. Pero hoy, todo se sentía diferente, como si una sombra oscura se cerniera sobre todo.

Mientras el día avanzaba, la tensión en su pecho no hacía más que crecer. Cada clase, cada interacción con sus compañeros, se sentía cargada de una energía extraña, como si todo estuviera a punto de desmoronarse. Cuando finalmente llegó la última clase del día, Izuku apenas podía concentrarse. Su mente estaba en otro lugar, en el encuentro que pronto tendría lugar.

Cuando la campana final sonó, señalando el final de la jornada, Izuku se quedó sentado en su escritorio, sin moverse. Mientras todos comenzaban a recoger sus cosas y salir del salón, él simplemente se quedó allí, inmóvil. Sabía que debía prepararse, pero sus piernas se sentían pesadas, como si su cuerpo se resistiera a lo que su mente ya había decidido.

Bakugou pasó por su lado, su mochila colgada sobre un hombro, y por un breve momento, se detuvo. Izuku sintió el peso de su mirada, pero no se atrevió a levantar la cabeza. Finalmente, Bakugou siguió caminando, y el sonido de sus pasos se desvaneció en el pasillo.

Cuando el salón quedó vacío, Izuku finalmente se levantó. Sabía que no podía seguir huyendo. Tomó su mochila y salió al pasillo, sus pasos resonando en el silencio de la academia. Mientras caminaba, cada paso lo acercaba más al momento de la verdad, al encuentro que había estado temiendo y anticipando en igual medida.

Sabía que debía ser valiente. Pero eso no hacía que el nudo en su estómago se sintiera menos pesado.

















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Conexiones Ocultas - Katsudeku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora