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Felix y Bangchan estaban sentados en la pequeña mesa del comedor de su apartamento, con sus laptops abiertas mientras ajustaban los últimos detalles de sus horarios para el nuevo semestre. Compartir apartamento había sido una decisión lógica; ambos necesitaban reducir gastos, y la cercanía les hacía la vida mucho más sencilla.

El lugar era modesto, pero acogedor. Las paredes estaban decoradas con pósters de sus grupos favoritos y una luz cálida iluminaba el espacio, creando un ambiente relajado en el que ambos se sentían cómodos.

—¿Ya tienes todo listo? —preguntó Bangchan, mirando la pantalla de su laptop mientras jugaba distraídamente con un lápiz en su mano.

—Casi —respondió Felix, con el ceño ligeramente fruncido mientras revisaba las opciones de materias. Sus rizos rubios caían sobre su frente, dándole una apariencia concentrada pero adorable.

El apartamento estaba en silencio por unos momentos, excepto por el sonido de los teclados. Felix se estiró en su silla, dejando escapar un suspiro satisfecho.

—¡Listo! —dijo finalmente, sonriendo con alivio. —Ya está todo registrado.

Bangchan asintió, satisfecho también de haber terminado. Cerró la tapa de su laptop y se recostó en su silla, observando a Felix.

—¿Qué materias tomas este semestre? —preguntó, genuinamente curioso. Aunque ambos estudiaban carreras diferentes, siempre les gustaba comparar sus horarios para ver si tenían tiempo libre para pasar juntos.

Felix revisó su horario en la pantalla y comenzó a leer en voz alta. —“Psicología Social”, “Teoría del Cine”… Oh, y una llamada “Comunicación Intercultural”.

Bangchan frunció el ceño ligeramente al escuchar el nombre de la última materia.

—Espera… ¿"Comunicación Intercultural"? —repitió, buscando en su memoria. Abrió su laptop de nuevo rápidamente y comenzó a teclear. —Esa también está en mi horario.

Los ojos de Felix se iluminaron mientras se inclinaba hacia adelante. —¿En serio?

Bangchan asintió, sonriendo de oreja a oreja. —¡Sí! Parece que vamos a compartir una materia este semestre.

Felix dio un pequeño salto de emoción, levantando ambas manos en el aire. —¡Eso es genial! ¡Hace tiempo que no teníamos una clase juntos!

Bangchan soltó una risa suave, contagiado por el entusiasmo de Felix. —Lo sé, será divertido trabajar juntos otra vez. Y quién sabe, tal vez podamos hacer el trabajo en grupo para esa clase. ¡Imagina todas las noches de estudio en casa!

Felix asintió con una sonrisa amplia, ya imaginando cómo sería trabajar junto a Bangchan, compartiendo risas mientras trataban de entender conceptos complicados.

—Esto va a ser genial —murmuró Felix, volviendo a mirar la pantalla con una sonrisa suave.

Bangchan se levantó de su silla y fue hasta el pequeño refrigerador del apartamento, sacando dos botellas de agua. Le lanzó una a Felix, quien la atrapó con facilidad.

—Brindemos por un buen semestre —dijo Bangchan, levantando su botella con una sonrisa cómplice.

Felix sonrió y levantó la suya también, chocándola suavemente con la de Bangchan.

—Por un buen semestre —repitió, sintiéndose emocionado por lo que estaba por venir.

Después de chocar las botellas de agua, Felix y Bangchan se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la sensación de emoción compartida. Ambos habían vivido juntos durante los últimos semestres y habían creado una rutina cómoda. Se entendían tan bien que muchas veces no necesitaban palabras para comunicarse, algo que los hacía sentir increíblemente cercanos.

Sin embargo, esa cercanía era algo que ambos siempre habían asimilado como el resultado de una amistad sólida y de confianza. Felix apreciaba la manera en que Bangchan siempre sabía cómo animarlo en los momentos difíciles, y Bangchan se sentía tranquilo sabiendo que Felix estaba siempre ahí, como una constante en su vida.

Felix bebió un poco de agua y observó a Bangchan desde su silla. Se dio cuenta de que estaba sonriendo, como siempre hacía cuando algo los emocionaba. Una calidez familiar se instaló en su pecho, pero no era una sensación desconocida para él. La había sentido muchas veces antes, cada vez que Bangchan lo miraba con esa sonrisa suave y sincera. Simplemente, siempre lo había atribuido a lo que significaba tener un mejor amigo tan cercano.

—Es raro, ¿no? —comentó Felix, rompiendo el silencio—. Cómo siempre terminamos tan sincronizados. Hasta elegimos la misma clase sin saberlo.

Bangchan se rió, asintiendo. —Sí, parece que estamos en la misma onda más de lo que pensamos.

Ambos se miraron por un segundo más, y Felix sintió una leve incomodidad en su estómago, como un cosquilleo. No era algo desagradable, pero sí algo que lo sorprendía cada vez que sucedía. Era esa pequeña sensación de anticipación, de nerviosismo, que no entendía del todo. Pero enseguida lo empujaba al fondo de su mente, diciéndose a sí mismo que simplemente se sentía así porque Bangchan era su mejor amigo.

Bangchan, por su parte, también había notado que, desde que compartían apartamento, había pequeños momentos como ese en los que sentía algo diferente. Cuando Felix sonreía o lo miraba con esa luz en los ojos, Bangchan no podía evitar sentir una conexión más profunda, algo que lo hacía querer estar siempre cerca de él. Pero, al igual que Felix, nunca lo interpretaba más allá de una amistad muy cercana. Después de todo, ¿qué era ese sentimiento si no el cariño de un mejor amigo?

—Va a ser genial tenerte en esa clase —dijo Felix, su voz suave, mientras sus pensamientos seguían divagando en esa calidez que sentía cada vez que estaba con Bangchan. —No sé cómo hubiera sobrevivido este semestre sin ti.

Bangchan asintió, pero algo en la forma en que Felix lo miraba en ese momento le hizo sentir un nudo en el pecho. Era familiar, pero a la vez diferente. Era una cercanía tan natural que ambos daban por hecho, pero que, en ese instante, parecía más evidente de lo que solían admitir.

—Lo mismo digo, Lix —respondió Bangchan con una sonrisa. —Siempre es mejor cuando estás cerca.

El silencio volvió a caer entre ellos, pero esta vez cargado con algo más. Ninguno de los dos lo dijo en voz alta, pero ambos lo sintieron. Esa calidez que siempre habían atribuido a la amistad estaba allí, recordándoles lo cercanos que eran. Y aunque nunca lo habían pensado de otra manera, algo en ese instante, en esa conexión tan natural, los hizo preguntarse si, tal vez, había algo más debajo de todo ese cariño que compartían.

Sin embargo, como siempre lo habían hecho, ambos apartaron esos pensamientos rápidamente, volviendo a lo que conocían mejor: ser los mejores amigos que siempre habían sido.

Uno mas uno igual a tres | ChanHyunLixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora