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En la semana veintidós tuvimos consulta para saber el sexo de nuestros bebés, pero solo uno de ellos se dejó ver y es niño, realmente la doctora no nos podía afirmar si se trataba de gemelos o mellizos, lo que sí nos pudo asegurar es que nuestros bebés estaban completamente sanos y eso era muy importante.

El saber que esperamos un niño nos emocionó mucho y a pesar de que al principio Kanya no se emocionó mucho por saber esto, logre convencerla alegando que a él también le podría gustar el fútbol y ella le puede enseñar. La decoración de la habitación comenzó con dividirla en dos, la comenzamos a pintar de azul cielo y por idea de Kanya dibujamos unas nubes y por idea mía y de Engfa unos aviones entre ellas, esto lo trabajamos al menos por dos semanas, dos semanas en las que también compramos algunas cosas para su uso y muebles para comenzar a colocar la ropa y los productos como pañales, talcos, etc. Algo que no compramos fueron las cunas porque Engfa quiere que sean del mismo color y por más que insistí en que daba igual no cambió de opinión.

En la semana veintiséis seguíamos sin saber que sería nuestro segundo bebé, era demasiado escurridizo y por más que la doctora lo intentó, se escondí detrás de su hermano, salimos un poco decepcionadas por esa noticia, pero estábamos felices que el embarazo iba de maravilla. En cuanto a mis miedos comencé a afrontarlos mejor, descubrí que no estaba preparada por el miedo que dejar a mis hijos sin su madre como pasó con mis padres y ese miedo desarrollo otros que no eran más que escusas que yo misma me cree para no afrontar la posibilidad de ser madre. Si, todo esto lo tuve que descubrir mediante una terapia a la que Engfa me envió ya que ella no podía ser objetiva al tratarse de mí. Ella por el contrario seguía sin querer dejar ese trabajo que no le gustaba y por más que he insistido sigo sin encontrar la manera de hacerla entender que tiene la opción de tener su propio consultorio. En la semana veintiocho la cosa se complicó un poco para mí ya que el tiempo que tenía para Engfa, mis bebés y Kanya se vio reducido de manera abrupta, intente adelantar algunas materias pero no resultó como esperaba salía de casa seis treinta de la mañana y regresaba pasadas las once de la noche, hora en la que Kanya ya estaba dormida y Engfa estaba tan cansada que no salía de la cama, después de tanto insistir la doctora logró ver el sexo de nuestro bebé y en la semana veintiocho nos pudo asegurar que se trataba de mellizos, tendríamos una niña y un niño, la doctora nos dijo que todo con el corazón de cada uno estaba en orden y lo comprobó al escuchar el fuerte latido de cada uno. Misma semana en la que logre que Engfa dejará su empleo de forma definitiva ya que ella misma se dio cuenta que el cansancio y el no poder dormir de la mejor manera le estaba afectando mucho, le prometí que tendría su propio consultorio y estaba muy feliz.

Dos semanas después dejé la idea de adelantar materias y volví al horario anterior en el que me daba tiempo de atender a mi mujer, a mis bebés y sobre todo a Kanya quien era la que más tiempo reclamaba. La semana treinta fue crucial para la salud de Engfa ya que tenía que alejarla de todo tipo de estrés y mantenerla en todo momento tranquila, semana que comenzó de la mejor manera para mantenerla relajada fue el cumpleaños de Kanya que aproveche para realizarle una pequeña fiesta con nuestros amigos y sus compañeros del equipo de fútbol y algunos de la escuela, Engfa al inicio no estaba para nada contenta con la fiesta pero al ver la felicidad de nuestra hija estuvo tranquila y también disfruto del momento.

-Gracias por todo lo que haces por Kanya. -me dijo Engfa ya recostada en la cama. -No quería que su cumpleaños pasara como cualquier otro día. Ella lo disfruto mucho y más con todos los regalos que recibió.

-No tienes nada que agradecerme es nuestra hija y lo hago con mucho amor. -dije saliendo del baño al terminar mi rutina nocturna. -Kanya se lo merecía y ningún cumpleaños de nuestros hijos pasara sin ser celebrado. -me acerque a darle un tierno beso en los labios y baje a su pancita. -Buenas noches mis amores, dejen descansar un poco a mamá que sino yo pago su mal humor. -susurre lo último, pero Engfa lo escucho y me lanzó una almohada a la cara. -Yo también te amo pequeña.

-Te amo Char pero ya estoy muy cansada ven. -me acomode a su lado y ella me dio la espalda, como todas las noches coloque mi mano encima de su vientre. -Buenas noches, amor.

-Descansa pequeña, te amo. -susurre en su oído y se quedó profundamente dormida.

En la revisión de la semana treinta y dos, la doctora nos aseguró que los bebés crecían de manera adecuada, recibiendo los nutrientes necesarios y que podíamos descartar una posible discordancia de crecimiento de alguno de los bebés. En la semana treinta y cuatro continuaban en perfecto estado como venían estando, ahora la revisión fue más enfocada en Engfa para comprobar que su cuerpo estaba trabajando de manera correcta para el parto.

-Charlotte. -escuché la voz de Engfa lejana. -Char por favor despierta. -volvi a escuchar su voz pero está vez me apretaba mi brazo.

-¿Qué pasa? -pregunté en un susurro. -¿Amor? ¿Quieres ir al baño? -pregunté de nuevo al no obtener respuesta.

-Es hora Char. -dijo nuevamente dando un fuerte apretón a mi brazo.

-¿Hora de qué? -pregunte confundida.

-¡Tus hijos van a nacer ya Charlotte! -grito asustándome. Me intenté levantar, pero solo conseguí estrellar mi cara en el piso. -Mierda Char ¿estas bien?.

7

-Si tranquila. -me levante para ayudarla, mientras le ayudaba a cambiarse aproveche para llamar a Jai.

-¿Char? -pregunto aún dormido.

-Jai, Engfa rompió fuente necesito que vengas a la casa para cuidar de Kanya. -dije tan rápido que dudo me haya entendido.

-¡¿Que? -grito sorprendido.

-Eso, ya llamó a Emma para que te ayude. -y sabía que con eso lo sacaría de cama más rápido ya que mi mejor amigo estaba de un ala por esa mujer que desde el momento en que la conoció no ha dejado de hablar, preguntar e intentar conquistarla.

-¡Ya voy! -volvió a gritarme.

Jai llegó casi diez minutos después y pudimos irnos al hospital, en el camino Engfa le habló a Arianna para que fuera con Jai y en la mañana pudieran ir todos juntos. Al llegar la doctora ya nos estaba esperando, analizó a Engfa y afortunadamente el primer bebé estaba acomodado para un parto natural, al ser el segundo parto de Engfa todo fue un poco más rápido respecto a la dilatación, después de casi dos horas nació nuestro pequeño.

-Es el niño. -dijo la doctora lo escuchamos llorar y se lo dio a una enfermera para que lo limpiará.

-Vamos mi amor ya falta poco. -le dije para que continuará. -Tú puedes pequeña un esfuerzo más para que conozcamos a nuestra niña.

-Puja ahora. -le pidió la doctora. Y así lo hizo con la poca energía que le quedaba y tras varios esfuerzos más logro traer al mundo a nuestra niña. -Aquí estás pequeña. -le dijo la doctora y de igual forma la pasó para que la limpiarán. Terminó con Engfa y ya dormida la llevaron a una habitación mientras que a los bebés los llevaron a los cuneros.

Mi hijo nació a las cuatro quince de la mañana pesando dos kilos trecientos veinte y mi hija a las cuatro diecinueve con un peso de dos kilos trecientos quince, ambos median cuarenta y cinco centímetros, me sentía muy orgullosa de ellos y de Engfa, que junto con Kanya son mi todo.

La mamá de mi alumna(Adaptación Englot)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora