10/10 Fin

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Jaehaera Targaryen:

Adora a su esposo, es su luna y sus estrellas, todo unido en una sola persona creada para ella, es suyo de pies a cabeza. Su petición fue ridícula según el pensamiento de Jaehaera, no quería oír tonterías de cambiar el orden natural de las cosas, él debe ir abajo y aceptar lo que su jinete quiera darle.

Así es como se hacen las cosas en el mar de hierba, no hay otra opción: “cuando tomas a tus esposas siempre debes estar arriba, eres el jinete”, había oído toda su vida de los viejos guerreros cuando se reunían.

“No”.

“No".

“No”.

Se repetía las palabras una y otra vez en su cabeza, desde la madrugada estaba despierta sin entender por qué había peleado con su esposo, salió a caminar por los pasillos y pudo apreciar una comitiva aparecer por la puerta.

—¿Quién es? —se preguntó.

“Lord Unwin regresó al castillo y está vez con su hija”, al principio no le importó, ¿de qué tiene que preocuparse? Aunque ese sujete la pone nerviosa aún así no es una gran carga, mientras Aegon también lo note pueden idear en conjunto un plan para deshacerse de él.

Pensando en su luna no pudo evitar querer ir hasta su estudio y preguntarle la razón de su enojo tan abrupto e irracional, ¿quería estar arriba? No es posible.

«¿La hija de Lord Unwin? Sigue siendo un nombre patético».

Grande fue la sorpresa de la reina Jaehaera al ver a su esposo parado recto con una suave sonrisa en su rostro, tenía algo en la mano y lo extendió a la jovencita quien tímidamente lo tomó, de inmediato el ceño de Jaehaera se frunció, ¿Aegon quien nunca sonríe, solo cuando está siendo tomado bajo la luz de la luna, ahora lo hace con una jovencita desconocida?

A pasó firme avanzó hasta poder ver a las personas rodeando a la joven, con sus ojos le preguntó a Aegon quién era ella y qué fue lo regaló.

—Mi esposa —saludó este con cortesía, Jaehaera supo que seguía enfadado, debe actuar como tonta despistada cuando hay otros presentes, así que se mantuvo quieta a un lado solo meditando que tanto hizo mal para que su luna esté tan furioso.

—Ella es mi hija, espero que su majestad la tenga en consideración los próximos días —habló Lord Unwin, ignoró por completo la existencia de Jaehaera—. Un paseo por el jardín real sería bueno para respirar, mi hija estuvo viajando días para conocerlo.

—Si así mi Lord regente lo desea —Con se manos detrás de su espalda y con su postura recta Aegon le dio el paso a lady Peake, una pequeña sonrisa adornó su rostro tan fino y hermoso como siempre.

Un nerviosismo subió por la garganta de Jaehaera, ¿lady Peake está viendo la sonrisa de Aegon ahora mismo? Las mejillas de la joven lady se sonrojaron.

«¿Quieres jugar? Puedo soportarlo».

Entonces lady Peake llevó su mano tímida al brazo extendido del rey Aegon y una ira subió por la garganta de la reina, quiso cortar esa mano, ¡definitivamente no puede soportarlo!

—¡No lo toques! —Dio un manotazo alejando la mano de la joven dama —. ¡Es mi esposo! ¡Ninguna otra mujer puede tocarlo!  —Acorraló contra la pared a lady Peake quien se cubrió muy asustada, su padre, Lord Unwin avanzó interponiendose pero se llevó una gran sorpresa, el rey Aegon apartó a su esposa para enfrentar a su regente.

Todos se quedaron callados, la reina Jaehaera no era muda, tal vez nunca lo fue, y el rey Aegon ya no es un niño, puede ver directamente a los ojos a Unwin sin levantar la cabeza.

El secreto de la Reina Jaehaera (Aegon III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora