4/10 Aegon III

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4/10 Aegon III.

[El niño que vio a su madre ser devorada por el dragón de su tío creció y ascendió al trono de hierro, pero aún no tiene una reina a su lado.

Se busca una buena y noble dama, Lord Unwin fue una serpiente que rondó al rededor y el joven lo sabe, tiene que casarse lo antes posible para deshacerse de ciertas alimañas].

Rey Aegon III: El rey roto.

Veneno de dragón”, que apodo tan cruel le han puesto.

Con la muerte de la Reina Rhaenyra bajo las manos de su medio hermano Aegon II, el heredero de su reclamo ascendió al trono, él era muy joven para entender el panorama completo aunque ahora sí puede ver más allá de ello.

Lord Unwin lo tiene sujeto del cuello, esa mano invisible no le permite pensar ni respirar, ¡tiene que deshacerse de ella!

“Hemos encontrado a la princesa Jaehaera”, informó un mensajero, en sus manos tenía la carta detallada acerca de la princesa que Aegon II engendró con su hermana Haelena Targaryen, una mujer que todos decían: Era una belleza impresionante pero muy triste.

“Estuvo todos estos años oculta en un santuario dedicado a los siete, bajo el resguardo y guía de las septas”. Aegon vio un poco de luz al final del túnel, aunque no quería que sea de este modo.

La desición no fue suya tampoco sino de su consejo, para calmar cualquier disputa o rebelión, se ordenó que llevasen a la princesa a King's Landing donde él la tomará como esposa.

Al menos eso aleja a Lord Unwin unos pasos, este estaba furioso y se le notaba, apenas terminó la reunión se fue sin mirar atrás.

«Un día pesado», más que los otros, pronto tendrá una esposa y lleva la sangre del usurpador, sus futuros hijos tendrán lazo con el hombre que mató a la reina Rhaenyra, si es que acaso llegan a tenerlos y la joven no lo desprecia.

Se tiró hacia atrás cansado, en la sala de juntas ya no había nadie, todos siempre lo dejan solo luego de ordenar «esto y ordenar aquello, como si ellos gobernaran y no yo». Un rey de adorno, solo un agradable cuadro en la pared, a sus quince años puede comprender cuan podrido está el consejo que lo rodea, luego de la retirada de Cregan Stark todo empeoró.

Le temía al señor del Norte, pero más le temía a su ausencia, uno tras otro aprovechó la oportunidad para intentar enrrollarse alrededor de su cuerpo como serpientes venenosas ahora que el lobo no lo protege.

Cuando piensa en serpiente no puede evitar ver el color verde del faro, es un tono que no soporta, tampoco le agrada el negro o rojo, prefiere vestir de blanco o azul recordando la fidelidad de algunas casas del valle. Por otra parte, pensó en la princesa, ¿cuando llegue lo odiará? ¿Y si lo intenta matar en el altar como símbolo de rebeldía y venganza? Él tuvo hasta hace poco a su abuela la reina madre Alicent Hightower encerrada en una torre, donde no la maltrató, ya hubo demasiada crueldad como para seguir prolongandola, ella quiso acabar con su vida por su propia mano.

Aegon desearía tener su valor, él también desea irse hace tanto tiempo, pero aún tiene un único hermano vivo por el cual está decidido a vivir el tiempo necesario con tal de alejarlo de la terrible corte que devora y asfixia.

—Jaehaera Targaryen —saboreó el nombre, recuerda a una niña pequeña y tímida en brazos de su tía Haelena, de esa mujer apenas recuerda nada pero todos hablan con tristeza de ella.

“Fue una buena mujer, tuvo la desdicha de ser reina”, se preguntó si Jaehaera podría comprender su dolor, algo dentro suyo se encendió con expectativas. Pronto estará casado y eso de alguna manera lo puso nervioso.

Todos sus expectativas fueron aplastadas días después con el reporte: Al parecer la princesa Jaehaera Targaryen creció sin desarrollar el habla y algo corta de mente, puede oír pero no emite palabras o entiende los asuntos mundanos.

Aegon sentado en su silla tuvo una desagradable sensación, y la tristeza volvió a atacar, cuando creyó encontrar una persona la cual podría ser su compañera en los días solitarios el mundo volvía a escupirle la cara.

Más allá de aquello, se dedicó a enviar cartas que no tenían respuestas, solo dejando en claro sus intenciones de amistad, son familia después de todo. Por alguna razón se vio abrumado con la situación, ¿entiende las cartas? ¿Alguien se las lee?

“Mi señora, pronto estará en King's Landing donde la tomaré como esposa. Deseo sepa mis intensiones al unir las ramas en una sola y que florezcan en primavera los símbolos de paz, una paz prolongada y duradera con nuestros hijos como prueba”.

—¡¿Qué?! —La joven quien ahora vestía una túnica que la cubrió por completo movió el papel de lado a lado buscando los significados ocultos.

Por alguna desconocida razón ella sabe leer, quizás lo aprendió cuando era una niña, pero nadie le enseñó a interpretar.

El maestre Gustaff tomó el papel y lo examinó con cuidado, la carta era del rey Aegon, no daba fe a tal acto fuera de la norma, no se supone que un rey le envié cartas a una joven, en parte porque aún el compromiso no es oficial. Ellos se detuvieron en una ciudad cercana despidiendo al general Lohar cuando las cartas empezaron a llegar mediante cuervos, tampoco supo cómo el rey había hecho aquello, ¿fue mera suerte?

—Creo que dice, espera que sepas: Serán amigos, unirán las ramas confrontadas trayendo paz y... te embarazará —leyó otra vez para asegurarse —. Sí, eso dijo. Que extraño, siempre se comentó que el rey Aegon es un muchacho en extremo tímido y dócil, muy asustadizo y hace todo lo que Lord Unwin ordena.

La joven aprendió a vestirse como mujer y a no escupir, al menos no en público, pero eso último no lo aprenderá y no está dispuesta.

—No soy un desviado —dijo firme, el maestre Gustaff rodó los ojos cansado —. No estaré bajo otro hombre y permitiré que me monte como a yegua.

—¿Cuántos veces debo decirte que tú no eres un hombre? —El maestre se sujetó la frente sufriendo otra migraña.

Las veces que lo haga no importan, años de costumbre no se pueden cambiar en unos simples meses.








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Aegon escribiendo: Y tendremos una docena de hijos *corazón, corazón, beso*

Jaehaera: No te subirás encima mio.

Aegon: Ay, que suerte, me hubiera cansado mucho y si me canso me desmayo. Está bien, tú súbete encima.

Jaehaera con los ojos brillantes: ¿En serio?





Esos dos serán un desmadre calenturiento y lleno de amor el uno para el otro. Esta no es una historia triste, ya mucho sufrieron en el canon estos dos, aquí ellos obtienen su paz y su gran amor 😍

El secreto de la Reina Jaehaera (Aegon III) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora