Las adicciones son un tabú para algunos, para otros son algo insignificante, una salida que los cobardes usan para no afrontar sus problemas, algo que solo los perjudicaba a sus familias, pero aquellas personas no ven lo que en realidad pasa, a vece...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Los amigos vienen de diferentes formas, al igual que los amores, no podemos saber si será un humano o un animal, solo podemos esperar a que llegue para recibirlo con los brazos abiertos. Eso cambia cuando esos seres falsos se aprovechan de la bondad de un corazón puro e inocente, haciéndose pasar por ese amigo o ese amor que tantos esperaba y añoraba.
—¿No vas a responder?—preguntó de manera irritada, su voz llena de furia, sus manos apretadas en puños de ira.
—No tengo nada que decirte, así que déjame tranquilo.—
Todo alrededor suyo se volvió sofocante y frío, intentaba apartarse y huir pero sus piernas parecían estar clavadas en el suelo con tornillos, trataba de mantener la cabeza en alto, pero no quería mirarlo a los ojos, tenía miedo. —Escuchame bien, tu solo eres un simple omega y tu, me perteneces, así que deja ya tu estúpido berrinche.—
Sujetó su música con fuerza, obligándolo a moverse hasta quedar a centímetros de él, intentó quitarlo pero apenas si podía golpear sus dedos con su débil mano.
—¡Suéltame! ¡Me lástimas!— Por más que gritara no hacía el intento por soltar lo, solo apretaba más su agarre impidiendo que se fuera.
—Aprenderás a respetarme... yo soy tu alpha...—
En cuanto escuchó esas palabras supo de inmediato que nada bueno venía, la capucha de su chamarra fue retirada, dejando que su desordenado cabello que sujetaba con su capucha cayera sobre su rostro hasta cubrirlo. —Usando estos asquerosos parches, ¿De verdad crees que eso hará que mi marca desaparezca? No seas tan iluso.—
Apretó los ojos con fuerza mientras ese insoportable olor a miel y piloncillo se filtraba por su nariz y se mezclaba con sus propias feromonas de manera insoportable, sintió como el parche era arrancado de su nuca, dejando al descubierto la marca territorial de ese elpha, ardía dolorosa e insoportablemente, se había puesto morada y las hendidura parecían infectadas, una de las consecuencias de rechazar la marca y a su propio alpha.
—Mira nada más, ¿Ya ves lo que pasa cuando me rechazas? Ahora quédate quieto o te lastima re...—
Miedo fue lo que sintió, era lo que siempre sentía cuando lo tomaba cada que corría de él, no era la primera vez, salían desde que eran jóvenes y aun que ya había intentado huir algunas veces era inútil, volvía por el lazo que tenían y por el dolor insoportable de su marca, una consecuencia de ser tan sólo un Omega débil y joven, contra un alpha mayor y fuerte, siempre era así.
El dolor que sintió cuando finalmente lo dejó fue tan horrible como lo recordaba, una sensación tan horrenda que se sentía asqueado por su propia existencia, lo más doloroso es que lo había abandonado después de volver a marcarlo, ya no tenía parches y estaba lejos de su casa, era tarde pero esperaba que al menos hubiera una tienda o farmacia abierta para poder comprar más parches y medicamentos, quería quitarse con urgencia esa horrible sensación y su aroma. Con la poca fuerza que tenía se levantó de donde estaba, apoyándose del bote de basura que tenía cerca, tuvo que quedarse ahí un momento hasta que finalmente pudiera sostenerse por su cuenta, acomodo la capucha de su chamarra y se apresuró a buscar alguna tienda o farmacia, como aún tenía el aroma de ese maldito ningún otro alpha se le acercaría, eso era lo único bueno de esa maldita marca.
