Harriet

Solo es pergamino

Cuando le dieron permiso para salir de su alacena, mas allá de ir a clases y hacer las labores de la casa, ya habían comenzado las vacaciones de verano y Dudley había roto su nueva filmadora, conseguido que su avión con control remoto se estrellara y, en la primera salida que hizo con su bicicleta de carreras, había atropellado a la anciana señora Figg cuando cruzaba Privet Drive con sus muletas.

Harriet  al menos pudo coser varias de las prendas que  Petunia le trajo de la iglesia como cada mes de día de beneficencia, Harriet era consciente que Petunia engañaba a las monjas sobre a donde paraban dichas ropas, pero ella particularmente no tenía mucho amor por la iglesia. La niña había planeado que al momento de ser liberada iría con la señora Figg a cortar el césped o ayudarla a limpiar la casa para ganarse alguna moneda que usaría para comprar más hilo y aguja.

A principios de verano la carta de admisión de Harriet en el internado llego con el correo de la mañana, Harriet se armó de valor y una tarde en la que Petunia estaba tomando su té y leyendo una de esas revistas de chisme, se acercó para hablar sobre el internado.

--Señora-- comenzó en tono sumiso, Petunia  bajo su revista y alzo una ceja esperando a que siguiera con una mueca de molestia-- En la escuela la profesora de mi clase me ayudo a tramitar una beca en un internado lejos de aquí, me aceptaron, ustedes no tienen que pagar nada y me iré en agosto. Según el folleto puedo pasar navidad en los dormitorios y regresaría hasta mayo-- Harriet hizo saber las ventajas de la escuela, la más importante, se librarían de ella por diez meses enteros sin ningún costo.

Petunia entorno los ojos calculando esto, Harriet era consciente que los Dursley planeaban enviarla a la secundaria local o de plano sacarla de la escuela y dejarla para ser la sirvienta de casa a tiempo completo --¿Y? ¿Qué necesitas?--

--Su firma y la de su esposo, en este documento, es todo, no tienes que comprarme nada, ellos mandaran los libros  y alguien pasara por mí para llevarme a comprar lo demás, les di la dirección de la Señora Figg así que no tendrás que hablar con esa persona, no te molestará--

Petunia alargo la mano para tomar el documento que debía firmar, lo leyó frunciendo los labios en algunas partes para después levantarse buscar un bolígrafo y firmar donde le indicaban.

--Le daré la hoja a Vernon cuando llegue a casa, espero que sea correcto que no pagaremos ni un euro por este lugar-- Petunia doblo la carta de los tutores y la guardo en el delantal floreado que siempre llevaba atado a su falda.

--No tendrán que pagar nada, puedo solicitar ser ayudante de algún profesor o de la bibliotecaria para tener dinero extra para las comidas-- Harriet pudo haber agregado que después de todo, ellos nunca se preocupaban por si ella comía o no, pero no iba a discutir sobre algo que no tendría ni un beneficio para ella pero si muchos problemas.

Petunia frunció los labios por un momento-- Te vez de nuevo demasiado bronceada, ve corre a limpiar el cobertizo y toma el sobrero viejo de Vernon, sabes que Vernon odio ver tu piel tan tostada, no solo tenías que sacar lo pereza de tu padre, si no también su color.

Harriet agacho la cabeza y salió rápidamente de la presencia de Petunia. Una cosa más que diferenciaba a Harriet de los Dursley era que su color de piel. Mientras los Dursley eran de color lechoso, Harriet era como canela. No era raro que la niña se preguntara como se hubiera visto su padre o madre, nunca había visto una fotografía de ellos, Petunia solo decía comentarios al azar sobre ellos, pero nunca eran suficientes como para que Harriet formara una imagen de ellos.

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Un día del mes de julio, Petunia llevó a Dudley a Londres para comprar el  uniforme del Colegio Smelting, el lugar donde Dudley "se formaría como un hombre". Como cabe esperar, Petunia dejo a Harriet en casa de la señora Figg, fue buena suerte para Harriet que aquel día la Profesara del internando donde estaba inscrita pasaría por ella para acompañarla en sus compras.