Prólogo

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El cielo estaba completamente cubierto de nubes grises, una fina lluvia caía silenciosamente desde lo alto. Las gotas golpeaban suavemente contra la ventana del coche, deslizándose lentamente hacia abajo mientras Shoto las observaba sin mucho interés. Sus ojos seguían el recorrido de cada gota, tratando de distraerse un poco.

Había pasado casi quince horas en un avión, lo único que deseaba en ese momento era llegar a casa y tirarse en la cama de su habitación, sumergirse entre las sábanas y dormir hasta no poder. Se imaginaba lo cómodo que sería. Pero sabía que antes de poder disfrutar de ese momento, tendría que lidiar con sus padres y hermanos, que seguramente estarían esperándolo ansiosos. En cuanto pusiera un pie en la casa, estaba seguro que correrían hacia él, llenándolo de preguntas que no tenía ganas de responder.

Y para colmo, justo al día siguiente, tendría que volver a clases. No es que odiara la escuela, en realidad le gustaba bastante, pero después de un viaje tan largo y agotador, la idea de levantarse a las siete de la mañana no le hacía ninguna gracia. Solo pensar en el despertador sonando tan temprano lo hacía sentir más cansado de lo que ya estaba. Aunque al menos podría reencontrarse con sus amigos, a quienes había echado mucho de menos durante su tiempo en Estados Unidos. Estaba muy emocionado por verlos otra vez.

La idea de irse a vivir a Estados Unidos nunca fue algo que hubiera contemplado seriamente. No formaba parte de sus planes. Pero sus excelentes calificaciones y su desempeño académico destacable llamaron la atención de una prestigiosa universidad en ese país. Para su sorpresa, recibió una invitación formal para asistir a su programa de estudios durante dos años. Aunque no era una oferta permanente, la carta dejaba claro que si la experiencia le agradaba y decidía quedarse, la universidad no dudaría en aceptarlo como estudiante a tiempo completo.

Al principio, se había negado rotundamente. La idea de dejar su hogar, a su familia y a sus amigos por tanto tiempo le resultaba incómoda y le generaba cierta ansiedad. No estaba seguro de querer empezar una nueva vida tan lejos. Pero después de darle muchas vueltas al asunto y, sobre todo, tras la insistencia de su padre, quien veía la oferta como una oportunidad única e inigualable para el futuro de su hijo, comenzó a reconsiderar la oferta.

Finalmente, pensó que tal vez sí sería una buena oportunidad para él y terminó aceptando.

—Joven, ya hemos llegado —anunció el chófer, extendiéndole un paraguas para protegerlo de la lluvia.

Shoto estaba tan inmerso en sus pensamientos que no se dio cuenta de que ya habían llegado a su casa hasta que la puerta del coche se abrió.

Asintió en silencio y tomó el paraguas. Al salir del coche, escuchó el sonido de la puerta cerrándose mientras observaba la enorme y elegante casa que se alzaba frente a él. Notó de inmediato que alrededor de la casa ahora había muchas flores, algo que no estaba allí cuando se fue. Recordaba que antes solo había césped y algunas plantas simples. Seguramente había sido idea de su madre, y tal vez también de su hermana Fuyumi, las dos adoraban mucho las flores.

Caminó lentamente hasta los escalones principales de la casa y empezó a subirlos. Cuando llegó a la puerta y se preparaba para sacar las llaves que no había usado en dos años, la puerta se abrió de golpe. Delante de él apareció Touya, quien lo miró fijamente durante unos segundos antes de girar la cabeza para mirar dentro de la casa.

—¡Mirad lo que nos ha traído el cartero! —exclamó Touya con una sonrisa ladeada— ¡Un Todoroki Shoto que sigue igual de bajito que hace un par de años!

Shoto rodó los ojos y negó con la cabeza, divertido.

—Touya, por Dios, si tú tampoco has cambiado mucho desde que me fui —respondió con una sonrisa.

—Te equivocas, hermanito, estoy mucho más guapo.

—Sí, claro... —dijo, medio riendo.

—Como sea, entra ya —dijo Touya, abriendo la puerta por completo para dejarlo pasar— ¿Cómo te fue el vuelo?

—Demasiado largo —contestó con un suspiro, dejando el paraguas en el contenedor para paraguas al entrar— Necesito dormir.

Shoto caminó directo hacia las escaleras, pensando solo en llegar a su habitación y descansar. Pero justo cuando estaba a punto de poner un pie en el primer escalón, escuchó pasos rápidos. Natsuo bajó corriendo por las escaleras y, en el penúltimo escalón, saltó y lo abrazó con fuerza.

—¡Shoto! —exclamó Natsuo con entusiasmo, separándose un poco para mirarlo de cerca con una gran sonrisa en el rostro— ¡Qué alegría verte otra vez!

—¡Natsuo, no bajes así las escaleras, es peligroso! —regañó Fuyumi, que apareció desde la cocina, con una expresión de preocupación.

—No pasa nada, solo está emocionado de ver a su hermano después de tanto tiempo —dijo Rei, quien había salido detrás de su hija y se quedó observando la escena tranquilamente.

Shoto apenas pudo evitar sonreír. Verlos de nuevo después de tanto tiempo lo hacía sentirse feliz.

—¿Y papá? —preguntó, algo confundido al no ver a su padre en casa. Era casi de noche, así que ya debería haber vuelto del trabajo.

—El viejo está ocupado con unos asuntos de la empresa —explicó Touya— Parece que llegará más tarde de lo habitual.

—Entiendo.

—¿Y bien? —preguntó Natsuo con curiosidad— ¿Cómo te ha ido? ¿Hiciste amigos nuevos? ¿Conociste a alguien especial? ¿Alguna chica? ¿O un chico, quizás? ¿Qué tal la comida? ¿Me trajiste algún recuerdo?

—Natsu... estoy muy cansado, ¿qué te parece si hablamos más tarde? —dijo con una leve sonrisa. Apenas había escuchado las dos primeras preguntas.

—Tiene razón —intervino Rei, acercándose a él para darle un cálido abrazo y un leve beso en la mejilla— Bienvenido de nuevo, Shoto, ve a descansar, lo necesitas.

—Gracias, mamá.

—Voy a ayudar al chófer a bajar las maletas, que seguro son un montón —dijo Touya.

Shoto le agradeció antes de comenzar a subir las escaleras para ir a su habitación. Tenía planeado dormir solo un par de horas antes de bajar a cenar, pero conociéndose bien, probablemente se quedaría dormido y no despertaría hasta que la alarma del día siguiente sonara.

Esto no iba a ser el prólogo, en realidad quería que fuera parte del primer capítulo

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Esto no iba a ser el prólogo, en realidad quería que fuera parte del primer capítulo. Pero pensé que sería mejor que el capítulo uno comenzara directamente con Shoto iniciando sus clases.

Sinceramente, leer tanta explicación se puede volver un poco pesado y aburrido, por lo que decidí explicar todo en el prólogo, así no comenzamos el primer capítulo con toda esa información.

¡Gracias por la paciencia! <3

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