capítulo 12: Primer día de trabajo

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Porsche manejaba en silencio camino al trabajo. Era su primera noche, y aunque intentaba parecer tranquilo, una parte de él no dejaba de estar inquieta. Había aceptado el trabajo en el bar por necesidad, pero no podía negar que había algo extraño en todo el asunto. Especialmente con esa familia, los Theerapanyakul. Kinn, en particular, le daba una sensación extraña, y no estaba del todo seguro de cómo encajar todo.

Llegó al bar una hora antes de que abriera. Al bajarse del auto, se tomó un momento para observar el lugar. No era un mal sitio, bastante elegante para lo que esperaba. Se metió las manos en los bolsillos y entró, esperando encontrar a Kinn para que le indicara qué hacer.

El bar estaba casi vacío, con solo unas pocas luces encendidas y música suave sonando de fondo. Porsche inspeccionó el lugar, notando los detalles, las mesas pulidas, las botellas perfectamente alineadas detrás de la barra. Era un ambiente bastante... exclusivo. Mientras seguía observando, un hombre se le acercó, con una sonrisa amable.

—Tú debes ser Porsche, ¿verdad? —dijo el hombre, con una actitud relajada.

—Sí, soy yo. Busco a Kinn —respondió Porsche, directo como siempre, sin mucho rodeo.

El hombre inclinó la cabeza con un gesto amistoso. —El señor Kinn está en su oficina, algo ocupado en este momento, pero me pidió que te diera la bienvenida. Soy Pete, por cierto. —Su sonrisa era cálida, casi como si quisiera que Porsche se sintiera en casa.

 —Su sonrisa era cálida, casi como si quisiera que Porsche se sintiera en casa

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Porsche asintió ligeramente. —Gracias, Pete.

En ese momento, antes de que pudiera decir algo más, la puerta del bar se abrió, y un hombre entró. Porsche levantó la vista, y por un segundo, casi se quedó sin aliento. Era un hombre increíblemente apuesto, con piel morena y cabello negro, pero lo que más llamaba la atención eran sus ojos, de un rojo profundo que parecían brillar bajo las luces del bar. Tenía un aire de confianza y peligro que hizo que Porsche se tensara instintivamente.

 Tenía un aire de confianza y peligro que hizo que Porsche se tensara instintivamente

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—¿Está Kinn? —preguntó el hombre, su voz grave y suave al mismo tiempo.

Pete asintió. —Sí, está en su oficina, señor.

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⏰ Última actualización: Sep 07 ⏰

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