Porsche y su hermano menor, Porchay, se mudan a Forks tras la trágica muerte de sus padres en un accidente automovilístico. Con el corazón roto y la necesidad de comenzar de nuevo, se establecen en una casa modesta en el pueblo. Porsche, de 23 años...
Chay estaba recostado sobre el capó de su auto en el estacionamiento de la escuela, disfrutando de la tranquilidad de la tarde. Con sus audífonos puestos y un libro en mano, estaba completamente absorto en su lectura. La música suave y la brisa fresca creaban un ambiente perfecto para relajarse.
Sin embargo, el momento de calma fue interrumpido por un papel arrugado que aterrizó en su libro. Chay levantó la vista, viendo a Tyler acercarse con una expresión traviesa. Chay levantó una ceja y tomó el papel arrugado.
-¿Qué es esto, Tyler? -preguntó, mientras desenrollaba el papel para encontrar un dibujo caricaturesco de él con una nariz enorme.
Tyler se rió y se encogió de hombros. -Solo un poco de diversión. Tu cara en ese dibujo está increíblemente bien hecha.
Chay no pudo evitar reír, y en respuesta, lanzó el papel de vuelta a Tyler con un tiro preciso. Tyler no tuvo tiempo de reaccionar y recibió el golpe en la cara, lo que provocó una risa conjunta entre ambos amigos.
Pero la risa de Chay se desvaneció cuando su mirada se desvió hacia un grupo al otro lado del estacionamiento. Kim y sus primos estaban allí, destacándose en medio de la multitud. Kim estaba recargado contra su auto, con una expresión seria e impenetrable. Su mirada, fija en Chay, le provocó un escalofrío inexplicable.
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De repente, el rugido de un motor interrumpió sus pensamientos. Chay giró la cabeza justo a tiempo para ver el auto de Tyler perder el control y dirigirse directamente hacia él. El terror congeló su mente; no podía moverse ni reaccionar. Todo ocurrió en un instante.
Antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, sintió un brazo en su cintura. Su cuerpo fue arrastrado hacia abajo con fuerza, observó cómo una mano se estiraba y detenía el auto, haciendo una gran abolladura en la puerta del copiloto. Chay se encontró en el suelo, con el corazón latiendo desbocado. Levantó la vista y vio a Kim agachado a su lado. La expresión de Kim era seria, pero sus ojos reflejaban una mezcla de preocupación y algo más. La velocidad con la que había intervenido y la fuerza con la que había detenido el auto parecían casi sobrehumanas. Chay no podía entender cómo alguien podría reaccionar tan rápidamente.
-¿Estás bien? -preguntó Kim, su voz tensa pero suave.
Chay, aún aturdido, apenas pudo responder. -Sí... creo que sí. ¿Cómo...?
Antes de que Chay pudiera decir algo más, Kim se alejó rápidamente, perdiéndose entre la multitud. Chay miró a Kim partir, confundido y preocupado. La rapidez de Kim y su intervención parecían fuera de lo común.
Los amigos de Chay, que habían presenciado el incidente desde una distancia segura, corrieron hacia él. Tyler, aturdido pero ileso, salió del auto destrozado, aún en estado de shock.
-Chay, lo siento, lo siento mucho -decía Tyler, visiblemente preocupado-. No sé qué pasó. No podía controlar el auto.
-No pasa nada, Tyler -respondió Chay con voz temblorosa-. Solo asegúrate de estar bien.
Una multitud de estudiantes se había reunido alrededor, susurrando sobre el incidente. Alguien había llamado a una ambulancia, y antes de que Chay pudiera procesar todo, él y Tyler fueron llevados al hospital para una revisión.
