El after

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Pedri

Hoy el plan era diferente. Ibamos a ir a navegar el mar en barco en la tarde, asi que nos encontrábamos almorzando antes de irnos.

Todos habían despertado hace poco, estaban mal dormidos y con resaca, asi que me tocó cocinar a mi. Se sabe que no me dedico a esto y que no soy el mejor, pero unos sándwiches los iban a saciar. Estaba concentrado en mi tarea mientras los demás hablaban entre ellos sobre la noche anterior. Solo esperaba que nadie me preguntase a mi sobre mi noche ¿qué respondería?

Estaba terminando de armar aquel aperitivo cuando ella bajó por la escalera. Aun habia rastros del maquillaje de la noche anterior en su rostro y su cabello era un desastre, ella era un desastre. Aun asi, de alguna manera conseguia no verse mal, cualquiera se veria mal estando tan desarreglada, pero ella era naturalmente hermosa, lo comprobé en ese momento.

—Ah bueno ¿Cómo te va, bella durmiente?— Bromeó Greta.

—¿Lo de bella dónde se le quedó?— Agregó Lamine, quien recibió un golpe en la cabeza de a quien se referian.

Tomó un sándwich del plato y por primera vez cruzamos miradas.

Hizo como si nada y pasó de largo.

—Supongo que no tenemos que preguntar donde estuviste toda la noche ¿no?— Habló Lupe.

Volvió a mirarme. Esta vez fué fugaz, pero a diferencia de la primera mirada, que no me transmitió absolutamente nada, aquella mirada estaba llena de complicidad, como si estuviera buscando en mi qué respuesta darle a su amiga.

—No.— simplemente dijo y le dió un mordisco a su comida.

—No creo que haya hecho mucho, cuando llegué a nuestro cuarto pensé que estaba muerta.— comentó Lamine y todos rieron incluida ella. Yo seguía ocupado, pero se me escapó una sonrisa recordando como estaba cuando la dejé. Dormía como una momia, babeaba la almohada y balbuceaba palabras sin sentido. Ella era un caos.

—Al menos ella lo dió todo, no como alguien que se fué y bien llegamos. — me acusó Nico.

Esa vez fui yo quien la miró buscando respuestas, las que no me supo dar, porque cuando por tercera vez nuestras miradas se encontraron, ella me evadió. La verdad, no la estaba entendiendo.

—¿Están buenos los sándwiches?— cambié de tema.

—Eres un abuelo, Pepi.—

Transcurrimos el almuerzo con normalidad. Hasta parecia una mesa familiar de la cantidad de personas que eramos comiendo y charlando. Con ella, las miradas no pararon. Cada alusión que se hacia a su desaparición me daba electricidad. Y era hasta cómico como todos pensaban que yo me habia ido temprano, cuando en realidad me la habia pasado con ella.

La acusaron varias veces de haberse ido con alguien. Ella respondia con bromas o sarcasmo, lo que agregaba tensión a la situación, ya que solo ella y yo sabiamos que aquellas suposiciones no estaban tan erradas.

El contacto visual era confuso, no lo podia interpretar. Eran miradas que no decian nada, ella actuaba normal. Quizas estaba intentando no levantar sospechas o queriendo hacerme creer que no le afectaba en lo mas minimo lo que habia pasado, o quizas simplemente de verdad no le afectaba y yo soy un estúpido que lo está sobrepensando, y joder... solo la besé, qué tanto problema me estoy haciendo.

Terminado el almuerzo cada uno se fué a su cuarto para prepararnos para ir a navergar en barco. Iba a hacerlo, pero la puerta sonó, y Gavi se estaba duchando, asi que la fui a atender yo. Era la susodicha.

—Hey... hola— llevaba una sonrisa tímida. Me sorprendió por un segundo, y como bobo me quedé mirándola sin saber qué hacer. Cuando reaccioné era tarde, porque ella volvió a hablar. —¿Podemos hablar...o está Gavi por ahi?— parecia querer ver para adentro del cuarto.

Recíproco - Pedri GonzalezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora