𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒 𝐅𝐈𝐑𝐄 [Peter Parker]

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Las miradas indiscretas detallaba la hermosa figura de la fémina que pasaba frente a todos ellos, ¿Cómo culparlos? Emanaba una vibra sumamente atrallente, suficiente para hacer mirar a los que de espaldas se encontraban. Sus pasos eran firmes y rectos, parecidos a una modelo.

Ese hermoso vestido carmesí resaltaba cada curva de su cuerpo, ella sabia la reacción que provocaba su figura, su mirada no quedaba atras. Era penetrante y sensual.

—Hola cariño —saludo la mujer inclinándose sobre la barra hacia el barman que le sonreía.

—Ay preciosa, hace meses que no te veo por aquí —respondió saludandola de beso en la mejilla— ¿Martini?

—Me conoces —volvió a su lugar tomando asiento en el taburete.

Leah, con una expresión tranquila pero profunda, giraba el vaso de martini entre sus dedos. Su mirada parecía perdida en las botellas alineadas tras su amigo. Solo Leonardo, el barman, su único amigo y la única persona que conocía su sobre su candente habilidad, se atrevía a interrumpir ese estado.

— ¿Otro martini? —preguntó el ojiazul mientras limpiaba un vaso.

Leah sonrió de medio lado y negó con la cabeza.

— Estoy bien por ahora, pero sigue hablándome de como arrastraste a esa "respetable señorita" —dijo con un tono ligeramente burlón y sarcástico.

— ¿Has hablado con la brujita? No ha venido en un buen rato —cuestiono mirando a su amiga, una mueca se reflejo en su cara al percatarse de su semblante—. Eso es un no.

—Desde lo sucedido con Pietro no he hablado mucho con ella. La he visto en las noticias ayudando, me alegra que este bien.

—Si, es como tu hermana mayor..

Leo se quedo en silencio, pero antes de responder, sus ojos se deslizaron hacia unos pocos metros de su amiga. Alguien había iba hacia ellos. Leah sintió el cambio en su energía antes de que viera al hombre. Un tipo ligeramente corpulento, vestido de negro, se acercaba a ella con una sonrisa siniestra y la mirada fija como si su intención era encontrarla.

— Leah Anderson —dijo el tipo en voz baja, inclinado hacia ella— Ven con nosotros ahora.

Leah apretó el vaso en su mano, pero mantuvo la calma, aunque la temperatura a su alrededor comenzó a subir levemente, algo que Leonardo se percató al instante.

— No sé de qué hablas —contestó ella, sin levantar la voz, mientras deslizaba una mirada de advertencia a su amigo  para que se mantuviera fuera de esto.

El hombre fruncio sus labios.

— No hagas esto difícil. Tenemos órdenes de llevarte. Lo haré por las malas si es necesario, ahorrate que estas personas salgan lastimadas.

Leah dejó el vaso de suavemente sobre la barra y se levantó de su asiento ante la atenta mirada de su amigo y del sujeto.

— Es mi dia libre —murmuró.

En un parpadeo, el hombre lanzó un golpe que Leah esquivó con facilidad. Pero cuando otros tres tipos salieron de las sombras, rodeándola, Leah se dio cuenta de que la pelea estaba por comenzar en serio. Con un rápido movimiento de su mano, una ráfaga de fuego brotó de sus dedos, iluminando el bar momentáneamente y derribando al primer atacante.

Los otros dos tipos, aunque sorprendidos, no dudaron en lanzarse hacia ella. Leah giró sobre sus talones, con llamas envolviendo sus manos mientras los atacaba con precisión. Era como si el fuego fuera una extensión natural de su cuerpo, controlando cada movimiento con una fuerza y elegancia sorprendente.