𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒 𝐅𝐈𝐑𝐄 [Peter Parker]

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A la mañana siguiente, Leah soltó un suspiro mientras pasaba su mano por su casa, no habia dormido nada esa noche. Sus ojos recorrieron el departamento gris y desgastado que con mucho esfuerzo habia conseguido pagar su rente. La charla había sido intensa, pero a la vez frustrante, toda la noche se la habia pasado sentada mirando a un punto fijo de la habitación. Después de tanto tiempo distanciadas, había sentido un atisbo de esa conexión que las unía. Pero ahora, la realidad de lo que estaba a punto de hacer la golpeaba de nuevo. Dejar ese pequeño apartamento para entrar en el mundo del que tanto intentaba huir. Era un salto enorme, y sus intentos por alejarse del mundo de los superhumanos fueron en vano. Pero no negaba que la idea de vivir comodamente y con sus tres comidas al dia no le desagradaba.

Su maleta estaba lista junto a la puerta, no tenia muchas cosas a excepción de su ropa y algunos objetos de valor que conservaba. Tomó aire y dio un último vistazo al lugar, su mente trabajando rápido, intentando procesar todo lo que había ocurrido desde que Wanda le contactó.

“Así que esto es lo que sienten las protagonistas de los libros..”, pensó con una mezcla de sarcasmo y resignación.

Una limosina negra la esperaba abajo, y en cuanto cruzó la puerta del apartamento, supo que no había vuelta atrás. Se permitió una pequeña sonrisa al ver el lujo del auto, acomodándose en el asiento trasero. El camino fue sumamente tenso, su corazón palpitaba a mil por hora, intentaba controlar el sofocante calor que crecía en ella, suspiro pesadamente al darse cuenta que habia llagado a su destino.

Al llegar, el sol brillaba sobre el extenso edificio moderno. La castaña, sin mostrarlo demasiado, se sentía impresionada. Steve Rogers la recibió con una sonrisa cálida y cortés, mientras la bruja escarlata, de pie junto a él, intercambiaba una mirada cómplice con Leah. Había algo de tensión entre ambas, pero Wanda parecía ansiosa por que Leah se sintiera cómoda.

—Bienvenida, Leah —dijo Rogers, estrechando su mano—. Sé que todo esto puede parecer un poco... apresurado, pero estamos aquí para ayudarte.

Leah alzó una ceja, divertida.

—¿Apresurado? ¿Irrumpir en mi casa la noche anterior y decirme que debo estar lista en la mañana para mudarme al complejo de los vengadores? Para nada.

Wanda soltó una risita suave, y Steve sonrió, pero ella notó la empatía en sus ojos. A pesar de todo, él entendía perfectamente lo que significaba cambiar de vida de la noche a la mañana.

Steve y Wanda la guiaron por las instalaciones, desde las salas de entrenamiento, hasta las áreas de descanso y, finalmente, su nueva habitación. Leah la inspeccionó rápidamente: espaciosa, con ventanas grandes que dejaban entrar mucha luz, tonos blancos y con todo lo que podría necesitar. Era más de lo que estaba acostumbrada.

—¿Qué te parece? —preguntó Wanda, esperando una reacción.

Leah le lanzó una mirada furtiva y soltó:

—Podría acostumbrarme a esta vida, definitivamente.

Wanda rodó los ojos, pero sonrió alegre de ver a su hermanita recostandose en la gran cama bien tendida. Extrañaba ver a la dueña de esa cabellera castaña sonriendo y actuando como lo que era, una adolescente. Que tristemente tuvo que madurar antes de tiempo, añoraba volver a ver como peleaba con Pietro todas las mañanas antes de desayunar.

—Si necesitas algo, estoy a dos puertas de distancia —dijo, mirándola desde la puerta. La joven miro a la bruja antes de sentirn

—No creo necesitar nada, aún asi gracias, Wanda.

No estaba muy segura como

(......)

Al día siguiente, su mañana habia iniciado agitada, el primer entrenamiento con Steve llegó. A pesar de todo lo que había pasado, Leah nunca había dejado de entrenar. El combate cuerpo a cuerpo era algo que dominaba bien, especialmente después de años de pelear por su vida. Pero se enfrentaba al mismísimo Capitán América. Y, aunque ella era rápida y fuerte, Steve la superaba en técnica y resistencia. Después de una serie de intercambios rápidos, él la derribó, suavemente pero con una eficacia innegable.