Cuéntame tus 'te cuento' y te cuento un cuento

Φ Anónimo: Maestro de maestros

Unas tribus indígenas de África estaban siendo invadidas por civilizaciones más avanzadas. Los invasores tomaban sus tierras, imponían su visión del mundo y su educación, enterrando la sabiduría ancestral de los pueblos nativos.

La tribu que más tiempo logró resistir fue liderada por un hombre de gran corazón. Aunque su naturaleza era noble, la carga de proteger a su gente lo obligó a desarrollar una mente calculadora y una estrategia impecable.

Al llegar su momento de muerte, una grieta se abrió en su pecho. La vida de sacrificio que se había impuesto mantuvo su corazón prisionero en su mente. Para asegurar la supervivencia de su pueblo, tuvo que congelar sus emociones, volviéndose frío y con una habilidad mental desproporcionada. Esa capacidad de apagar su sentir permitió que la tribu prosperara, pero a costa de su propia conexión con el corazón.

Los dioses, conmovidos por su sacrificio, le concedieron una nueva oportunidad: un viaje hacia el equilibrio. Una vida para disfrutar, bendecida con el honor de haber culminado las lecciones del alma. Sin embargo, le dejaron una advertencia para su próxima encarnación:

"Tus preguntas no tienen respuestas, porque solo tú puedes responderlas. Pero recuerda: una mente sin límites puede volverse prisionera si se encierra solo en lo racional. El protagonista de tu próxima vida deberá ser tu corazón."

Este cuento te señala que ahora enfrentas tu propia prueba. No tiene un propósito claro, pero como toda historia en el cosmos, necesita su versión opuesta.

Esta vez, tu camino será el inverso al del cuento: descubrir el origen de tu desasosiego interior no es la meta. Tú estás transmutando un dolor que atraviesa milenios de sabiduría.

En este viaje del héroe debemos recordar que una mente que se aferra a la razón puede convertirse en tirana, manipulando incluso al corazón más puro, dictando cómo debe sentir, aplicando más estrategia que intuición.

Tu transmutación requiere avivar las emociones en el fuego eterno, aprender a no depender solo de la mente. Así desarrollarás la habilidad alquímica del lenguaje universal, y te convertirás en el maestro de maestros que eres.

Espero que mis palabras te resuenen.