La sala de conferencias estaba abarrotada de abogados, todos ansiosos por discutir el nuevo caso que había sacudido al bufete. Martin Urrutia, conocido por su enfoque meticuloso y su gran corazón, estaba preparado para lo que vendría. Había pasado días revisando cada detalle del caso, dispuesto a ganar, como siempre.
Sin embargo, había algo distinto en el aire esa mañana. Un rumor recorría la oficina: el bufete rival había contratado a un nuevo abogado, y no era cualquiera. Juanjo Bona, joven pero con una reputación que lo precedía, era conocido por su enfoque implacable en los tribunales. Martin no le prestó demasiada atención al principio, confiando en su preparación, pero cuando la puerta de la sala de conferencias se abrió, su tranquilidad se desmoronó.
Juanjo entró con paso firme, su mirada segura y su porte intimidante. Martin lo observó desde su asiento. Algo en él le resultaba irritante, tal vez era su manera de caminar, como si ya hubiera ganado, o esa sonrisa arrogante que parecía no borrarse de su rostro. Juanjo ocupó su lugar frente a la mesa, justo enfrente de Martin, y no tardó en hacer notar su presencia.
"Así que, tú eres Urrutia," dijo con una sonrisa que parecía más una provocación que una presentación. "He oído mucho sobre ti."
Martin mantuvo su compostura. "Y yo sobre ti, Bona," respondió con cortesía, aunque no pudo evitar que su tono sonara un poco frío.
La reunión comenzó, y pronto quedó claro que Juanjo no había exagerado su reputación. Cada punto que Martin mencionaba sobre el caso, Juanjo lo contradecía con argumentos sólidos y precisos. Era frustrante, no porque Juanjo tuviera la razón, sino porque disfrutaba haciéndolo. Mientras los demás en la sala observaban la intensa competencia entre ambos, Martin sentía que esta rivalidad no era solo profesional. Había algo más.
Cuando la reunión terminó, Martin salió de la sala con una mezcla de frustración y curiosidad. Nunca había sentido tanta incomodidad por un colega. Era como si Juanjo supiera exactamente cómo presionarlo, cómo hacerle perder la calma, aunque Martin siempre había sido paciente y racional.
"Buen trabajo ahí adentro," dijo una voz a su espalda. Martin se giró para ver a Juanjo, que lo había seguido hasta el pasillo.
"Gracias," respondió Martin, intentando sonar cortés, aunque su paciencia estaba al límite.
"Debo decir que esperaba más de ti, Urrutia. Me habían dicho que eras uno de los mejores," comentó Juanjo, su tono burlón.
"¿Es eso un cumplido?" Martin levantó una ceja, tratando de no caer en el juego de provocación.
Juanjo sonrió, acercándose un poco más. "Solo digo que si esta es la competencia, no tendré que esforzarme demasiado."
Martin apretó los dientes. Había algo en Juanjo que le sacaba de quicio, algo más allá de su arrogancia. Era como si estuviera jugando un juego que Martin aún no lograba descifrar.
"Veremos quién tiene la última palabra en la corte," replicó Martin, decidido a no dejarse intimidar.
"Lo estoy deseando," respondió Juanjo, con una sonrisa que tenía algo de desafío y, para sorpresa de Martin, un ligero toque de admiración.
Cuando Juanjo se fue, Martin se quedó en el pasillo, procesando lo que acababa de ocurrir. Era obvio que Juanjo sería un rival complicado, pero lo que Martin no podía prever era cómo esta rivalidad iría mucho más allá de lo profesional,
poniendo a prueba no solo su paciencia, sino también su corazón.
ESTÁS LEYENDO
Entre Leyes y Corazones
Fanfiction"Buen trabajo ahí adentro," dijo una voz a su espalda. Martin se giró para ver a Juanjo, que lo había seguido hasta el pasillo. "Gracias," respondió Martin, intentando sonar cortés, aunque su paciencia estaba al límite. "Debo decir que esperaba más...